Revisionismo y Regeneracionismo
La pérdida de las colonias provocó grandes críticas al gobierno y al ejército. También dará lugar a un movimiento de carácter cultural, «El Regeneracionismo», que pretende llegar a una nueva fase en el régimen político a partir de un amplio debate interno, para superar la situación de crisis tanto en aspectos sociales como políticos. Se cuestiona la Restauración, se pide una verdadera democracia representativa; en la práctica, no se ofrecen alternativas y lo que supuso fue una acentuación de los nacionalismos, tanto catalán como vasco. También se produjo una reactivación del movimiento obrero y, en menor medida, del republicanismo.
Entre 1902 y 1923 se suceden 33 gobiernos diferentes, lo que demuestra la debilidad del sistema, que se ve agravado por la muerte de Sagasta y Cánovas y la llegada de un nuevo Rey muy joven e inexperto. El conservador Maura y el progresista Canalejas. Maura inicia una política revisionista con un intervencionismo excesivo de la corona y una oligarquía que se negaba a renunciar a sus privilegios; todo ello se verá agravado por un problema de carácter militar: la Guerra de Marruecos. Forma parte de la política colonial europea surgida tras la Conferencia de Algeciras en 1906; se firman acuerdos secretos que fuerzan la intervención española, obteniendo una serie de protectorados en el norte de Marruecos, mientras el resto del país queda en poder francés. Estos problemas se originan porque la ocupación del Rif suscita movimientos independentistas entre las tribus que allí habitaban.
En 1909 la situación se complica y Maura envía un ejército que será derrotado y humillado en el «Barranco del Lobo». Ante la necesidad de crear un nuevo ejército, hay que llamar a reservistas que, además del injusto sistema de quintas, ocasiona muchísimas protestas que culminarán en el conflicto social más grave de esos años: la «Semana Trágica de Barcelona» en 1909. Movimiento revolucionario sin objetivos ni dirección claros, con apoyos sobre todo anarquistas, cuyo rasgo más característico fue su acentuado anticlericalismo. Se restablece el orden mediante una dura represión que lleva a fusilar a los principales líderes del movimiento. Esta represión hará perder apoyos al gobierno y una oleada de protestas; Maura se ve obligado a dimitir. El siguiente gobierno, con Canalejas a la cabeza, supondrá al principio un alivio y el reinicio de la política reformista.
Fracaso reformista (1912-1923)
Intentando democratizar el sistema, Canalejas busca el entendimiento con la izquierda; da muestras de ello, por ejemplo, con una ley claramente laicista y anticlerical que prohíbe la creación de nuevas órdenes religiosas. Busca también el entendimiento con los catalanistas, facilitado con el temor que la poderosa burguesía catalana tiene a los excesos como los cometidos en la Semana Trágica.
En este contexto se aprueba la «Ley de Mancomunidades» en 1913 y, dentro de ella, la creación de «Mancomunitat de Catalunya» en 1914, presidida por Prat de la Riba, que concede cierta autonomía a las provincias catalanas. Se toman también ciertas medidas de carácter social para contentar a las clases populares, como una reforma fiscal por la que los que menos tienen menos pagan y una supresión de la redención monetaria frente a quintas. Sin embargo, en 1912 Canalejas es asesinado por un anarquista y se paraliza todo este sistema de reformas.
En 1914 estalla la I Guerra Mundial, ante la que España es neutral. Sin embargo, va a ser un conflicto beneficioso, ya que por vez primera vamos a tener una balanza comercial con superávit, sobre todo en materias primas. Esta situación no benefició a todos por igual, ya que revirtió en la oligarquía financiera y comercial, obteniendo grandes beneficios, mientras las clases populares van a ser perjudicadas por la subida de precios que se produce por el desabastecimiento. En esta tensa situación socioeconómica y política, en el año 1917 ocurrirán tres hechos de suma importancia, que por vías diferentes, con objetivos incluso divergentes, manifestaron su descontento ante el orden constitucional canovista; la propuesta común era la convocatoria de unas Cortes Constituyentes:
- Juntas de defensa: son asociaciones de tropas para defender sus intereses. Publican un manifiesto en el que piden cambios y mejoras profesionales. En un principio, el gobierno intenta disolverlas, pero ante el descontento generalizado, el gobierno se ve obligado a acceder, lo que será un hecho de enorme trascendencia: el poder militar será un gran grupo de presión para el futuro.
- La Asamblea de Parlamentarios: reunida en Barcelona a iniciativa de la Lliga, que reclaman un nuevo escenario político que conceda amplia autonomía a las regiones, aunque piden que prevalezca el carácter conservador. Esta asamblea fue prohibida, disuelta y ocupan militarmente Barcelona.
- La Huelga general revolucionaria: propuesta por CNT, UGT y apoyada por socialistas, republicanos y, sobre todo, reformistas, contó con un escaso apoyo social. Fracasó por las diferencias en las reivindicaciones y fue, además, rápidamente reprimida por el ejército y sus principales líderes encarcelados.
La crisis del 17 pone en evidencia la incapacidad del sistema de la Restauración, que sobrevive por pura inercia. La represión, la ausencia de reformas y la constante intervención del ejército dará lugar a la crisis del 21, que dará paso a un nuevo sistema.
Final de la Restauración
Entre 1917 y 1923 se suceden hasta 23 gobiernos diferentes, lo que pone de relieve la debilidad de los gobiernos, que ya no controlan la situación: malestar general y represión generalizada, mientras se hacían continuas concesiones al ejército. Solo la debilidad parlamentaria explica la debilidad del régimen. En estos años se producirá una reactivación del nacionalismo, avance electoral del PNV en el País Vasco, el radicalismo en Cataluña y, en Galicia, se pasa de un regionalismo cultural a un nacionalismo de carácter político. Aparte de todo esto, el final de la I Guerra Mundial supone un brusco final para los negocios de exportación y una fuerte crisis económica. Entre 1918 y 1921 se vive una auténtica situación de guerra civil en Cataluña. En 1923 se celebraron las últimas elecciones de la Restauración, que proponen: revisión constitucional, medidas de tipo social y una revisión de la última parte de la guerra de Marruecos («Desastre de Annual»), pidiendo responsabilidades, es el expediente Picasso.
Economía y Sociedad
Entre 1876 y 1923, la situación económica tiene momentos de cierto auge. Se produce el despegue industrial; sin embargo, los problemas eran muchos.
Sector primario
Es una actividad muy poco productiva, aunque ocupa a dos tercios de la población activa.
- La agricultura: atrasada, de escasos rendimientos y con un desigual reparto de la tierra. Dentro de ella hay algunos cultivos más dinámicos orientados hacia el exterior, como la vid, el olivo y, sobre todo, cítricos. También se desarrollan algunos cultivos nuevos como el tabaco, el plátano en Canarias y la remolacha para suplir la caña de azúcar cubana.
- La ganadería: retroceso de las cabezas de ganado por aumento de las superficies cultivadas y comienza la especialización geográfica.
Sector secundario
- Minería: Algunos minerales experimentan un fuerte crecimiento para la exportación, la mayoría explotados con capital extranjero: el cobre de Riotinto, carbón asturiano…
- La industria: Sigue centrándose en Cataluña y su sector textil, y la siderurgia del País Vasco. Ambas poco competitivas debido al proteccionismo de la Restauración.
Sector terciario
- La red viaria: radial, articulado desde Madrid, que estructuraba mal el espacio.
- La red de ferrocarril: con un ancho de vía diferente al de Europa.
- Todas las ayudas: para este sector fueron de carácter especulativo en tramos muchas veces innecesarios.
- El comercio exterior: muy limitado por el proteccionismo, por lo tanto, balanza comercial deficitaria.
- El sistema financiero: Se inicia el sistema moderno con la Ley de Mon de 1856; por ella, aparecen las sociedades de crédito y banca privada. Un nuevo sistema monetario, la peseta, controlada por el Banco de España.
Demografía y Sociedad
Se produce un crecimiento muy débil; además, se dan las primeras grandes migraciones de la era moderna, dirigidas hacia América. La tendencia de la población es a concentrarse en la periferia, sobre todo País Vasco y Cataluña, que son las zonas más industrializadas, frente al interior agrícola y ganadero que se despuebla, a excepción de Madrid. En esta etapa comienza el desarrollo urbano; hasta ese momento, el porcentaje de población urbana era inferior al 20% y, hacia 1930, se pasó al 40%. Grupos sociales:
- Clase alta: Son los que tienen el poder político y económico, formado por la burguesía industrial y comercial, los altos funcionarios y la aristocracia. Durante este periodo, este grupo aumenta ligeramente. Eran conservadores y son, aproximadamente, el 4% de la población.
- Clase media: Compuesta por medianos propietarios, pequeños empresarios, profesiones liberales… Tienen escasa conciencia política y se acomodan al régimen que sea con facilidad.
- Clase baja: Campesinos y obreros; estos aumentan el porcentaje del 15-20%, sufren condiciones de vida muy duras, paro periódico, desprotección social… Son el germen del movimiento obrero. Los campesinos disminuyen en este periodo del 70-80%, son básicamente jornaleros y pequeños propietarios, viven en el umbral de la pobreza, que protagonizarán algunas revueltas reclamando acceso a la tierra.