El redescubrimiento de las Islas Canarias
La Edad Media: un periodo de olvido
Apenas hay noticias sobre las Islas Canarias durante la Edad Media. Con la caída del Imperio Romano se inició un período de casi mil años durante el cual se perdió el conocimiento que la Antigüedad clásica tenía sobre las islas atlánticas. Los navegantes europeos dejaron de visitarlas; tampoco los mapas reflejaban su existencia.
El regreso de los europeos
Debido a su proximidad a las costas de Marruecos, es muy probable que los viajeros árabes conocieran las Islas Canarias en plena Edad Media. Fueron los marinos europeos quienes volvieron a descubrir la existencia del archipiélago canario a finales del siglo XIII. La noticia del redescubrimiento de las islas se difundió rápidamente por los reinos de Europa occidental y despertó una gran curiosidad entre príncipes, comerciales y hombres de letras.
Los genoveses
Casi al mismo tiempo que el veneciano Marco Polo presentaba en Europa las maravillas de China, los marinos genoveses redescubrían las Islas Canarias. Hacia 1312, Lancelotto Malocello arribó a Lanzarote, construyó una torre y permaneció en la isla, a la que le dio su nombre, durante veinte años. Y describió por primera vez a los guanches. El redescubrimiento de Canarias tuvo una gran importancia histórica porque fue el primer fruto de la expansión geográfica que habría de culminar en el siglo siguiente con el descubrimiento de América por el marino Cristóbal Colón.
Los mallorquines y catalanes
Poco después, los marinos de la Corona de Aragón tomaron el relevo en busca de orchilla, cueros y, sobre todo, esclavos. Sin embargo, lo más destacable de esta segunda fase fue el intento de la Iglesia por introducir el cristianismo en las islas. En 1351, ciento treinta años antes de la conquista de Gran Canaria, el Papa creó el Obispado de la Fortuna, con sede en Telde, y expediciones con misioneros franciscanos partieron de Mallorca y de Cataluña para evangelizar las islas. Levantaron ermitas en Gran Canaria y también introdujeron el culto a las imágenes religiosas, como la de San Nicolás de Tolentino.
Castellanos y andaluces
A finales del siglo XIV, los marinos andaluces desplazaron a los aragoneses y multiplicaron sus visitas al archipiélago en busca de esclavos. En 1393, una expedición castellana atacó Lanzarote y apresó a muchos aborígenes, entre ellos el rey Guanarme y su mujer. A pesar de que muchos aborígenes lograron escapar refugiándose en cuevas y tubos volcánicos, la población de la isla quedó muy mermada. En otra ocasión, un marino vizcaíno llamado Martín Ruiz de Avendaño arribó a Lanzarote, donde fue bien acogido por los naturales de la isla, hasta el punto de que, según una antigua leyenda, convivió con la reina Fayna y de esta unión nació una niña que se llamó Ico.
Las exploraciones portuguesas
Desde principios del siglo XV, Portugal buscó una nueva ruta hacia la India bordeando África. Los reyes portugueses y el infante Don Enrique el Navegante organizaron diversas expediciones con este fin. Los portugueses avanzaron poco a poco. Primero descubrieron las islas Madeira (1418) y Azores (1431), que incorporaron a su reino. Luego se dirigieron hacia el sur y bordearon la costa africana. En 1431 doblaron el cabo Bojador y en 1460 alcanzaron el golfo de Guinea. En 1488, Bartolomé Díaz logró doblar el cabo de Buena Esperanza en el extremo sur de África, lo que dejaba abierto el paso hacia el océano Índico. En 1498, Vasco da Gama llegó a la India. De esta forma, se creó una nueva ruta entre Europa y Asia que no tenía que pasar por territorios dominados por los turcos. Los portugueses se establecieron en diversos puntos a lo largo de toda la nueva ruta para asegurar el abastecimiento de las naves y el control del comercio. Así crearon un gran imperio y Portugal se convirtió en una gran potencia.
Las exploraciones castellanas
La Corona de Castilla fue la gran competidora de Portugal en la búsqueda de un nuevo camino hacia la India. Los castellanos decidieron navegar hacia el oeste, cruzando el Atlántico y circunvalando la Tierra. Era una empresa muy arriesgada: nadie, que ellos supieran, se había adentrado en el Atlántico, que se consideraba un océano temible, y para cruzarlo era necesario alejarse muchas millas de la costa por aguas desconocidas.
El descubrimiento de América
Cristóbal Colón era un navegante genovés que pretendía alcanzar las costas orientales de Asia atravesando el océano Atlántico. Colón partía de la idea de que la Tierra era redonda, aunque muchas personas de entonces creían que era plana. Presentó su proyecto a los Reyes Católicos, que decidieron financiar la expedición. Esta partió el 3 de agosto de 1492 desde el puerto de Palos de la Frontera y estaba formada por 90 marineros y tres naves: la Pinta, la Niña y la Santa María. Los cálculos de Colón estaban equivocados, ya que pensaba que la Tierra era más pequeña de lo que en realidad es. Pasaban las semanas y no veían tierra. La tripulación, descontenta, se amotinó, pero Colón se hizo con la situación. Por fin, vieron costa el 12 de octubre de 1492. Colón pensaba que había llegado a Cipango (Japón). Sin embargo, esas tierras pertenecían a un continente desconocido para ellos: América. Tras este primer viaje, Colón hizo otros más para explotar y asegurarse el dominio castellano de esos territorios. En el segundo viaje se estableció la ruta más rápida y segura para llegar a América. En los otros dos, Colón exploró parte de la costa de Centroamérica y Sudamérica. En 1504, Colón volvió definitivamente a España, donde moriría dos años después. Murió convencido de haber llegado a la India, pero ya en 1502 un navegante italiano, Américo Vespucio, había determinado que aquellas tierras pertenecían a un nuevo continente, que recibió el nombre de América en su honor.
La primera vuelta al mundo
En 1519 partió de Sevilla una expedición de cinco barcos y 250 marineros capitaneados por Fernando de Magallanes y su contramaestre Juan Sebastián Elcano. Su objetivo era encontrar el paso entre los océanos Atlántico y Pacífico y conseguir dar la vuelta al mundo. En 1520 encontraron el estrecho que unía ambos mares, al que se le dio el nombre de estrecho de Magallanes, y consiguieron llegar a las islas Filipinas. Allí murió Magallanes en un combate contra los nativos y Elcano tomó el mando. La expedición se dirigió a las islas Molucas y de allí marcharon de vuelta a España, donde llegó una sola nave, la Victoria, con 18 hombres. Habían conseguido dar la primera vuelta al mundo y demostrar que la Tierra era redonda.