El Sacro Imperio Romano Germánico
Orígenes y Características
El Sacro Imperio Romano Germánico comprendía los reinos de Italia, Borgoña, Germania y Bohemia. Sus límites eran: al norte, el Mar Báltico, el Mar del Norte, los reinos de Dinamarca e Inglaterra; al sur, el Mediterráneo, los Estados Pontificios, Venecia, Córcega y Cerdeña; al oeste, el reino de Francia; y al este, los reinos de Polonia y Hungría.
Este imperio nace en Alemania en el siglo XI. Su creación fue impulsada por los duques de Sajonia, Baviera, Franconia y Suabia. Sin embargo, fue Otón I quien concretó su surgimiento con su coronación en 962. La alianza con Roma, la expulsión de los invasores húngaros y eslavos, la política expansiva y el dominio sobre el norte de Italia fueron fundamentales para el nacimiento de un imperio que no era más que una versión actualizada y renovada del sueño de Carlomagno.
El Sacro Imperio era una unidad política compuesta por varios reinos, todos bajo un primus inter pares / kaiser / reich que fue electivo hasta el siglo XIV y que a la vez decía ser coronado por Dios. Se vio caracterizado por reiteradas intenciones de conquista por parte de franceses y daneses, aunque finalmente fueron los franceses quienes lo lograron. Estuvo muy marcado por una feudalización de la iglesia y por un gran conflicto entre el Imperio y la Iglesia, denominado también Querella de las Investiduras.
La Querella de las Investiduras
Este conflicto consistía en una lucha o disputa por ver quién designaba a los miembros de la Iglesia, ya que estos manejaban feudos, por lo que la situación era, en parte, política.
Este problema comienza cuando Nicolás II elige a un par de obispos mediante el “voto secreto”, lo cual creó dudas en todo el mundo. Luchaban Gregorio VII por la Iglesia (güelfos) y Enrique IV por el Imperio (gibelinos). Esto llegó a tal punto que Enrique se tuvo que humillar frente a Gregorio. Finalmente, todo se resuelve mediante el Concordato de Worms (1122) que se efectuó entre Calixto II y Enrique V.
La Abadía de Cluny
Por último, la abadía de Cluny cumplió un lugar muy importante en el mundo del Sacro Imperio, dado que la abadía y su constelación de dependencias se convirtieron pronto en el ejemplo del tipo de vida religioso del siglo XI.
Las Cruzadas
Origen y Motivaciones
Las cruzadas fueron expediciones militares cristianas que tenían por objetivo recuperar el Santo Sepulcro, que había sido tomado por los turcos. De ahí la transformación de la frase “muero por Dios” a “mato por Dios”. Quienes las emprendieron se llamaban cruzados por la simple razón de que llevaban una cruz en su vestimenta.
Lo que llevó a la realización de estas cruzadas fue la invasión de los turcos al Santo Sepulcro y el hecho de que no dejaban a nadie visitarlo. Ellos lograron invadir porque, 50 años después de la gran batalla en donde vencieron a Bizancio, ya en 1221, tenían el control del este y del centro de la planicie de Anatolia, y entonces pudieron expulsar a los griegos hacia la costa. Así, el país se transformó en una prolongación de las tierras de los nómadas de Asia. Es por eso que pudieron llegar hasta Jerusalén.
Contexto Bizantino
Para este momento, la situación de Bizancio era complicada, ya que venía de enfrentar un problema con búlgaros y rusos y además también estaba enfrentada con los latinos, con quienes la situación era más complicada que la de los turcos. Además, sufrieron un aumento de la población que el emperador deseaba frenar; los grandes terratenientes comenzaron a comprarle al Estado tierras públicas para poder cultivar más y allí aumentó la diferencia entre los grandes y pequeños señores o terratenientes; se crearon dos instituciones: la prenoia (cesión de usufructo de una tierra pública, es decir, los derechos de la población en tierras públicas) y la charisteke (cesión del usufructo de un bien de propiedad religiosa a un laico), entonces, como consecuencia, se vio favorecido el poder de los señores; hubo un crecimiento de la producción agraria debido a la ampliación del espacio productivo y creció la demanda de productos textiles, metálicos o de construcción, que animó a venecianos, genoveses y pisanos a mudarse a ciudades más grandes y de mayor importancia. Finalmente, hubo dos cosas más que caracterizaron este periodo en Bizancio: el fortalecimiento de las relaciones solidarias y horizontales de la aristocracia bizantina y el refuerzo de los vínculos de dependencia, es decir, que la relación de notables se transformó en una relación de linaje y, lamentablemente, la relación de campesino y señor no se vio tan beneficiada como en Occidente.
El Auge Turco
Luego de la llegada de los turcos y la apropiación de varios territorios que solían formar parte del Imperio Bizantino, y de la derrota de Manuel I por parte de los turcos selyúcidas en 1176, se terminaron imponiendo, en algunas partes del imperio, el sultanato y las bases de lo que acabó siendo Turquía. Después de 1176, el imperio se resumía en las costas e islas del Mar Egeo.
Características Generales de las Cruzadas
Volviendo a las cruzadas, sus características generales eran: estaban comandadas (estratégicamente) por el Papa y los caballeros las cumplían (esto le sirvió al Papa para poder consolidar aún más su poder sobre los feudos y acrecentar más su influencia en Occidente); a partir de la tercera cruzada, los rumbos se veían modificados debido a los tesoros encontrados en las distintas ciudades, algunos decían ser representantes de un imperio y que iban allí a llevarse “lo que les correspondía”.
Recorridos de las Cruzadas
Primera Cruzada (1096-1099)
Partió de Colonia, Brujas y Toulouse. La columna de Colonia cruzó el Danubio y luego siguió paralelo al mismo pasando por Viena. Después se dirigió al Mar de Mármara pasando entre los Cárpatos y los Alpes Dináricos, luego cruzó el Bósforo, para ir a Iconium habiendo pasado antes por Constantinopla. En Konya se dividieron hacia Edesa y Antioquía y finalmente a Trípoli. La columna de Brujas cruzó el río Sena hacia el sur, llegó a Lyon, se unió con la columna de Toulouse y se separaron allí también: hacia Milán y hacia Génova. La columna de Milán siguió su rumbo hacia Tesalónica, en el Mar Egeo, yendo al mar Adriático. Finalmente, la columna de Génova se dirigió a la llanura Itálica y paralelamente a los Apeninos, llegó a Brindisi y de allí fueron a Durazzo, cruzando el Adriático y llegando a la llanura Balcánica. La Primera Cruzada supuso la constitución de los Estados Latinos de Oriente y la recuperación para el bizantino de algunos territorios. También permitieron aumentar el prestigio del papado y el resurgir, tras la caída del Imperio romano, del comercio internacional y del incremento de los intercambios que favorecieron la revitalización económica y cultural del mundo.
Segunda Cruzada (1147-1149)
Partió de Brujas, Toulouse y Vézelay. La columna de Brujas comenzó en Southampton cruzando el Canal de la Mancha. De allí cruzaron el mar Cantábrico hacia Oporto y llegaron a Faro y finalmente a San Juan de Acre, cruzando el Mediterráneo y el Jónico. La columna de Toulouse fue a Marsella cruzando el Ródano y allí fueron directo al sur al Mediterráneo y se unieron con la columna anterior. Finalmente, la columna de Vézelay comenzó con un cruce sobre el Rin y el Danubio y a partir de allí hizo prácticamente el mismo recorrido que una de las columnas que partió de Brujas en la primera cruzada, pero esta vez llegaron a Constantinopla, para arribar más tarde en Antioquía, en Trípoli y finalmente en el objetivo: Jerusalén.
Tercera Cruzada (1189-1192)
Partió de Colonia, París, Southampton, Pisa y Marsella. La columna de Colonia tuvo el mismo recorrido que la primera cruzada que partía desde el mismo lugar, solo que su destino fue Jerusalén. Fueron a Gallipoli, cruzaron los Dardanelos y llegaron a Antioquía, de allí a Trípoli y finalmente llegaron a Jerusalén. Enrique II de Inglaterra y Felipe II de Francia pusieron fin a su conflicto para llevar una nueva cruzada. El emperador del Sacro Imperio Romano Germánico Federico Barbarroja respondió a la llamada a las armas y dirigió un ejército masivo a través de Anatolia, pero se ahogó antes de llegar a Tierra Santa.
Cuarta Cruzada (1202-1204)
Partió en Venecia. Se trasladaron por el mar Adriático, el mar Mediterráneo, el mar Egeo y el mar de Mármara, y llegaron a Constantinopla, habiendo pasado por las ciudades de Zara y Durazzo. La expedición tuvo problemas con el transporte, carecía de una flota para trasladarse a Oriente. Se decidió que se haría un desembarco en Egipto, desde donde se avanzaría por tierra hasta Jerusalén. Los cruzados enviaron mensajeros a Venecia y Génova para contratar el transporte de la expedición. Finalmente, se llegó a un acuerdo con Venecia. Cuando llegó el momento de embarcar, no pudieron reunir la cantidad acordada. Venecia se negó a menos que se pagase íntegra la cantidad acordada. Los cruzados pasaron el verano acampados en la isla de San Nicolás de Lido, sin poder zarpar, hasta que finalmente se pudo llegar a un acuerdo con Venecia.
Quinta Cruzada (1217-1221)
Partió de Inglaterra, de Venecia y de Budapest. La de Inglaterra fue por el agua, pasando por el Atlántico hasta Lisboa. Luego, tomaron camino a Cádiz (España) y cruzaron el estrecho de Gibraltar y el Mediterráneo hasta llegar a El Mansurá. La de Venecia cruzó el mar Adriático y el mar Mediterráneo hasta llegar a Chipre. Luego partieron a Acre y más tarde a El Mansurá. La de Budapest fue hasta Split. Desde ahí se unieron con la columna que había partido desde Venecia.
Sexta Cruzada (1228-1229)
Partió de Brindisi hacia Siria, pero una epidemia les obligó a volver a Italia. Decidieron embarcarse nuevamente hacia Siria en 1228. Una vez allí, pronto se vio atrapado por la complicada política del Oriente Próximo. Muchos veían en esta nueva Cruzada un intento de extender el poder imperial. Se produjo por tanto en Tierra Santa una continuación de la lucha mantenida en Europa entre los defensores del Papado (güelfos) y los del Imperio (gibelinos). Los musulmanes tenían sus propias luchas internas, por lo que el Sultán al-Kamil firmó un tratado con Federico para unirse contra su enemigo al-Naser. A cambio, el emperador podría obtener varios territorios, entre ellos Jerusalén exceptuando la Cúpula de la Roca, sagrada para el Islam, y una tregua de 10 años. A pesar de la oposición papal a este acuerdo, Federico se coronó Rey de Jerusalén.
Séptima Cruzada (1248-1254)
Partió de Aigües-Mortes. De allí fueron a Limasol (Chipre) habiendo cruzado todo el Mediterráneo, donde pasaron el invierno negociando con las distintas potencias locales. Finalmente, decidieron que su objetivo sería El Mansurá (Egipto) por considerar que sería una buena base desde la que atacar Jerusalén y aseguraría el suministro de grano para alimentar a los cruzados.
Octava Cruzada (1270)
Partió de Aigües-Mortes. Fueron a Cagliari (Cerdeña) y terminaron en Túnez, después de cruzar el Mediterráneo. Esto ocurrió porque los objetivos eran ahora diferentes de los proyectos anteriores: geográficamente, Túnez, y el propósito era la conversión del emir de la misma ciudad norteafricana.
Consecuencias de las Cruzadas
- Formación de ciudades: cuando una columna pasaba por una zona determinada necesitaba un puesto donde descansar, un lugar para comer, y así se fueron uniendo distintos elementos que terminaron por formar ciudades.
- Consecuencias comerciales: apertura de nuevas rutas para el comercio mercantil entre Occidente y Oriente (este comercio internacional favorecería al surgimiento y auge de las ciudades mercantiles italianas del Mar Mediterráneo, como las ciudades de Génova, Venecia, Florencia, Pisa, etc., y reemplazaron en el comercio mediterráneo al Imperio Bizantino); uso de dinero metálico, como el oro, entre pueblos del Medio Oriente y de Occidente (como ejemplo de este auge comercial, las monedas de Florencia “el florín” y de Venecia “el ducado” fueron de aceptación internacional); propagación de la religión católica romana en el Medio Oriente y el afianzamiento de la fe en sus devotos que, aunque no lograron recuperar Tierra Santa, Jerusalén, impulsaron la creación de varias órdenes religiosas; el intercambio cultural entre Occidente y Oriente (los europeos se beneficiaron de la cultura musulmana y bizantina, los cuales eran portadores de los conocimientos de la antigua Grecia); obtuvieron nuevos conocimientos geográficos, gracias a las constantes exploraciones, expediciones y peregrinación de los europeos hacia Oriente (también el afán comercial impulsó las exploraciones hacia el Medio Oriente).
- Consecuencias políticas: fortalecimiento de las monarquías europeas modernas, ya que las cruzadas habían debilitado a los grandes señores feudales (muchos habían muerto y otros se sumieron en la pobreza, dado los fracasos continuos en apoderarse de tierras en el Oriente) y finalmente el impulso al surgimiento de una nueva clase social (la burguesía) que impulsaría la creación de grandes ciudades mercantiles autónomas del poder feudal.