La Crisis del Sistema Tras 1917
Tras la debacle de 1917, se evidenció la profunda crisis del sistema político español. El intento de democratización del país se vio frustrado por un sistema corrupto e ineficaz, lo que desencadenó una crisis política que condujo a la formación de Gobiernos de concentración en 1917 y 1918. A pesar de tomar medidas drásticas como la disolución de las Cortes y la suspensión de la Constitución, estos gobiernos no lograron estabilizar el régimen.
Paralelamente, los grupos políticos externos a la oligarquía (Partido Liberal y Partido Conservador) también entraron en crisis:
El PSOE
Tras su unión con los republicanos, el PSOE había experimentado una relativa expansión. Sin embargo, la Revolución bolchevique en Rusia de 1917 provocó una división interna. En 1921, una minoría que apoyaba la adhesión a la Internacional Comunista se separó y fundó el Partido Comunista de España (PCE).
Los Republicanos
Las dos corrientes republicanas, también divididas, experimentaron una evolución política:
Partido Reformista (moderados)
Liderados por Melquíades Álvarez, se acercaron a los liberales y adoptaron ideas monárquicas.
Partido Republicano Radical
Liderado por Lerroux, evolucionó hacia un conservadurismo social, moderando sus posturas.
Los Nacionalismos
Tanto el nacionalismo catalán como el vasco retomaron sus reclamos autonómicos:
Nacionalismo Catalán
Tras el fracaso de su proyecto de estatuto, la Lliga vio cómo sus miembros más jóvenes fundaban Acció Catalana (1922). Ese mismo año, Lluís Companys fundó el sindicato Unió de Rabassaires y Francesc Maciá el partido independentista Estat Català.
Nacionalismo Vasco
El PNV se dividió en una vertiente radical y otra moderada.
En este contexto, la actividad de los grupos de trabajadores también se intensificó. El desarrollo sindical, especialmente de la UGT y la CNT, se hizo evidente. En Andalucía, las numerosas movilizaciones campesinas entre 1918 y 1920, incluyendo revueltas obreras y acciones sindicales, dieron lugar al Trienio Bolchevique. La ocupación y reparto de tierras entre los campesinos provocó una dura represión por parte del gobierno.
En Vizcaya, Asturias y Madrid se produjeron huelgas y enfrentamientos sindicales. En Barcelona, la huelga de la Canadiense (la compañía eléctrica), la más importante de la historia de España, dejó la ciudad sin luz y se convirtió en un problema nacional. Presionado por las circunstancias, el gobierno cedió a algunas de las exigencias de los huelguistas, pero se negó a liberar a los detenidos. Esto desencadenó un enfrentamiento armado entre bandas de pistoleros contratadas por los sindicatos y la patronal. La policía y el ejército aplicaron la «ley de fugas» contra líderes sindicalistas (detenciones seguidas de ejecuciones extrajudiciales).
El Desastre de Annual (1921)
El punto culminante de la crisis fue el Desastre de Annual. En el verano de 1921, los generales Berenguer y Silvestre planearon una ofensiva contra las tribus del Rif, lideradas por El Raisuni (sector occidental) y Abd-el-Krim. El plan consistía en avanzar desde Ceuta y Melilla hacia el centro del Rif, eliminando toda resistencia en el camino.
Berenguer, consciente de la necesidad de derrotar primero a El Raisuni, ordenó retrasar la operación. Sin embargo, Silvestre desobedeció y avanzó hacia el centro del Rif, quedando atrapado con sus tropas en Annual, sin suministros y bajo el asedio de las fuerzas rifeñas lideradas por Abd-el-Krim.
La ofensiva se convirtió en una masacre. Alrededor de 10.000 soldados españoles murieron o desaparecieron (incluido Silvestre, cuya muerte, ya sea por suicidio o a manos de los rifeños, sigue sin esclarecerse), y se perdió gran parte del territorio conquistado. Berenguer se centró en la defensa de Melilla y posteriormente recuperó el territorio perdido.
La investigación de las responsabilidades del desastre fue encomendada al general Picasso, quien elaboró el Expediente Picasso. Este documento reveló la corrupción política y comercial asociada a la guerra de Marruecos, implicando a numerosos políticos e incluso al rey Alfonso XIII. Ante la imposibilidad de salvar el régimen constitucional, Primo de Rivera dio un golpe de Estado e impuso una dictadura militar.