La Guerra de Sucesión Española y el siglo XIX

La Guerra de Sucesión Española (1701-1714)

Contexto Histórico

A finales del siglo XVII, con la desaparición del predominio español en Europa, Francia y Austria se disputaron la hegemonía. A la muerte de Carlos II, España se convirtió en objeto de una dura pugna, apareciendo conflictos entre Castilla y Aragón que derivaron en una guerra civil.

Causas de la Guerra

Había dos pretendientes a la corona española: el archiduque Carlos de Austria, hijo del emperador, y Felipe de Anjou, nieto de Luis XIV de Francia. Carlos II declaró heredero a Felipe de Anjou para mantener la integridad del reino y evitar la guerra con Francia. Las condiciones incluían la no unión de las coronas francesa y española, y el mantenimiento de los territorios españoles.

En principio, solo Austria se opuso, pero pronto otras potencias recelaron del poder que suponía que Francia y España fueran gobernadas por los Borbones.

Desarrollo y Consecuencias

En 1701 se constituyó la Alianza de La Haya (Austria, Gran Bretaña, Países Bajos y Dinamarca; luego se unieron Portugal, Prusia y Saboya). En 1702 declararon la guerra a Francia. En 1703, el archiduque Carlos se proclamó rey de España como Carlos III.

Las consecuencias incluyeron un nuevo mapa político europeo. Los Borbones renunciaron a la unión de ambos reinos. Los grandes beneficiarios fueron Austria y Gran Bretaña (Terranova, Gibraltar, Menorca y acceso al mercado europeo). España quedó reducida a sus límites actuales (sin América), implantándose un absolutismo centralista de modelo castellano-francés.

El siglo XVIII: Los primeros Borbones

Reformas de la organización del Estado

Con la llegada de los Borbones se impuso una monarquía absoluta.

La Crisis del Antiguo Régimen

La crisis de la Monarquía Borbónica

Los esfuerzos modernizadores de la Ilustración tuvieron poco éxito. El reformismo ilustrado entró en crisis a finales del siglo, debido a las críticas de los estamentos privilegiados y la indiferencia popular. En 1788, Carlos IV sucedió a su padre, Carlos III, un rey incapaz desbordado por la situación.

En 1789 estalló la Revolución Francesa. Carlos IV, temeroso, congeló las reformas ilustradas y destituyó a ministros ilustrados (Floridablanca y Campomanes), quienes simpatizaban con las ideas revolucionarias pero no cuestionaban el absolutismo.

En 1793, Luis XVI fue guillotinado, y España declaró la guerra a Francia (Guerra de la Convención), en territorios navarros, catalanes y vascos. El clero apoyó a la monarquía. El ejército español, dirigido por el general Ricardos, obtuvo algunas victorias, pero en 1794, bajo Godoy, perdieron Navarra, Gerona y Guipúzcoa. La Paz de Basilea (1795) dio paso a trece años de acuerdos con la Francia revolucionaria. España se unió a Francia contra Portugal y Gran Bretaña, sufriendo reveses como la batalla de Trafalgar.

A las dificultades externas se añadieron problemas internos: una gran crisis económica y social, estancamiento agrario, aumento de precios y agitaciones sociales. La hacienda pública se endeudó por los gastos de guerra, llevando a Godoy a incautar bienes eclesiásticos. La amenaza sobre las colonias americanas (independencia de EEUU) y la atracción de la Revolución Francesa sobre sectores radicales cuestionaron el Antiguo Régimen en España.

La estrategia de Napoleón y la crisis interna

En 1807, el Tratado de Fontainebleau (Godoy y Napoleón) acordó la conquista de Portugal. La entrada de tropas francesas en España manifestó las intenciones de Napoleón. Godoy convenció a la familia real para trasladarse a Sevilla.

Motín de Aranjuez

En marzo de 1808, nobles, con el beneplácito de sectores eclesiásticos y Fernando, instigaron un motín popular para derrocar a Godoy, obligando a Carlos IV a abdicar en Fernando VII.

Las abdicaciones de Bayona

Napoleón forzó a Carlos IV y Fernando VII a abdicar en su hermano José I Bonaparte, quien gobernó junto a los afrancesados y aprobó el Estatuto de Bayona.

La Guerra de la Independencia (1808-1814)

Contexto

Godoy, nombrado primer ministro en 1792, era odiado por nobles (plebeyo), la Iglesia (reformista) y los ilustrados (desplazados). Su política exterior fue nefasta: alianza con Francia contra Inglaterra (derrota en Trafalgar), y el Tratado de Fontainebleau. El Motín de Aranjuez (18 de marzo de 1808) y el levantamiento del 2 de mayo en Madrid, ante la llegada de los franceses, marcaron el inicio de la guerra.

Desarrollo de la Guerra

1ª Fase (Verano de 1808)

Una vigorosa reacción popular sorprendió a los franceses, quienes sometieron ciudades como Gerona, Zaragoza y Valencia. En Andalucía, el general Castaños venció a los franceses en Bailén, obligando a José I a abandonar Madrid.

2ª Fase (1808-1812)

Napoleón tomó Madrid con 125.000 hombres. El ejército francés sufrió una guerra de desgaste, controlando las principales ciudades (excepto Cádiz y zonas rurales).

3ª Fase

Una ofensiva británica, dirigida por Wellington, desembarcó en Portugal, venciendo en Arapiles, Vitoria y San Marcial en 1813. El Tratado de Valençay terminó la guerra.

Los comienzos de la Revolución Liberal

Las Cortes de Cádiz y la Constitución de 1812

En 1808, tras formarse juntas de defensa, se constituyó la Junta Suprema Central. Se formaron dos bandos: afrancesados (José I) y patriotas (mayoría). El clero y la nobleza buscaban el regreso de Fernando VII y el absolutismo; los ilustrados (Floridablanca y Campomanes) deseaban la vuelta de Fernando VII con reformas; y los liberales buscaban el fin del Antiguo Régimen.

Constitución de las Cortes de Cádiz

Se eligieron representantes de 33 ciudades. En 1810 se convocaron las Cortes Generales en Cádiz (184 diputados). Se hicieron decretos: libertad de imprenta, abolición de señoríos jurisdiccionales, supresión de gremios, abolición de la Inquisición, derogación de privilegios de la Mesta, e incautación de bienes de municipios, órdenes militares y jesuitas.

Constitución de 1812

384 artículos: soberanía nacional, monarquía constitucional, sufragio universal masculino, ejército con servicio militar obligatorio, religión católica, fiscalidad común, estado centralizado, y división de poderes.

El reinado de Fernando VII: Absolutismo y Liberalismo

Restauración absolutista

Tras la derrota de Napoleón, Fernando VII regresó a España. Un grupo de diputados absolutistas le solicitaron la instauración de la monarquía absolutista y la derogación de la Constitución de 1812 (Manifiesto de los Persas). Fernando VII aceptó, derogó la Constitución, anuló las Cortes y reprimió a los constitucionalistas, provocando el exilio de 1500 familias. Se volvió al absolutismo y la Inquisición, retrasando a España y arruinando la hacienda. América se independizó.

Trienio Liberal

Los liberales se levantaron. En 1820, el levantamiento de Riego en Cabezas de San Juan proclamó la Constitución de 1812. Se aplicó una política moderada, apartando a la Iglesia del poder y expulsando a los jesuitas. Surgieron grupos políticos: liberales moderados (pacto con absolutistas) y liberales exaltados (radicalización de medidas liberales).

Golpe de Estado

En 1822, partidos militares acosaron a las tropas constitucionales. La intervención europea (Congreso de Verona) con los “cien mil hijos de San Luis” (35.000 realistas españoles y 60.000 franceses) provocó la caída del gobierno.

Década absolutista (1823-1833)

La vuelta del absolutismo trajo represión política. La Iglesia fue aliada de Fernando VII. Se reorganizó la hacienda pública. El Manifiesto de los Realistas Puros exigió el retorno al régimen señorial. Los liberales conspiraron.

El problema sucesorio

En 1829, Fernando VII se casó con María Cristina de Nápoles. En 1830 nació Isabel II. En 1832, el rey enfermó, y su hermano intentó un motín para derogar la Pragmática Sanción (sucesión femenina), pero el rey la reimpuso. A la muerte del rey, María Cristina asumió la regencia.

La emancipación de la América española

1ª Fase (1810-1816)

Durante la Guerra de la Independencia, estallaron insurrecciones (Hidalgo en México, Bolívar en Venezuela, etc.). El desarrollo de las colonias propició el desarrollo de una burguesía criolla, conocedora de las ideas ilustradas. Gran Bretaña y EEUU apoyaron las revueltas. Se crearon juntas de defensa. Los focos separatistas más activos fueron el Virreinato del Río de la Plata (San Martín), el Virreinato de Nueva Granada (Bolívar) y el Virreinato de Nueva España (Morales e Hidalgo).

2ª Fase (1816-1818)

Las tropas absolutistas sofocaron algunos alzamientos.

3ª Fase

Tras la batalla de Ayacucho (Perú) en 1824, casi todas las colonias se habían emancipado (quedando Cuba, Puerto Rico, Filipinas y Marianas).

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