Historia de las Revoluciones Liberales y el Movimiento Obrero

La Constitución Americana y el Nacimiento de Estados Unidos

La Constitución de 1787

La Constitución americana, primera constitución liberal, es el texto legal que rige la vida política de Estados Unidos. Elaborada en Filadelfia en 1787 y entrada en vigor en 1789, estableció un sistema político con tres poderes: legislativo, ejecutivo y judicial. Su carácter abierto y su capacidad de modernización han permitido su vigencia hasta la actualidad, sirviendo de modelo para constituciones posteriores.

Las Trece Colonias y la Independencia

Las Trece Colonias eran colonias pertenecientes al Reino Unido situadas en la costa oriental de Norteamérica. Sus habitantes proclamaron su independencia el 4 de julio de 1776, iniciando una guerra que culminó con la fundación de los Estados Unidos de América.

El Motín del Té

El Motín del Té, en el que jóvenes disfrazados de indios lanzaron al mar cargamentos de té de la Compañía de las Indias Orientales en el puerto de Boston, fue un acto de protesta contra el monopolio del comercio del té otorgado a dicha compañía y el aumento de impuestos. Este evento marcó el inicio de la Guerra de la Independencia.

La Revolución Francesa y sus Consecuencias

La Constitución Francesa

A diferencia de la americana, la Constitución francesa respondía a intereses partidistas, lo que explica su menor vigencia. Este texto legal, creado por representantes del pueblo, buscaba garantizar derechos.

Girondinos y Jacobinos

Los girondinos, revolucionarios moderados, gobernaron la primera etapa de la república, ejecutando a Luis XVI y declarando la guerra a Gran Bretaña. Los jacobinos, también llamados montañeses, eran radicales partidarios de una república democrática. Protagonizaron la segunda etapa de la república, instaurando el Terror con ejecuciones. Liderados por Robespierre, intentaron crear una constitución más social, reconociendo nuevos derechos basados en la soberanía popular, considerándose un antecedente del socialismo.

Los Estados Generales

Los Estados Generales, asamblea que representaba a los tres estamentos de la sociedad francesa del Antiguo Régimen (nobleza, clero y pueblo llano), votaban por estamento y no por representantes. Este sistema injusto, donde los privilegiados (nobleza y clero) siempre tenían dos votos contra uno del pueblo llano, fue una de las causas de la Revolución Francesa.

Soberanía, Sufragio y Sans-Culottes

La soberanía, autoridad suprema sobre un país, es nacional cuando el cuerpo de la nación lo integran solo quienes tienen derecho a voto por su posición social, y popular cuando incluye a todos los ciudadanos. El sufragio censitario restringía el derecho al voto a quienes cumplían requisitos de renta o posición social. Los sans-culottes, masas urbanas que usaban pantalón en lugar del culotte propio de la nobleza, se aliaron con los jacobinos y asaltaron el Palacio de las Tullerías, acusando a Luis XVI de traidor.

El Concordato y la Restauración

El Concordato fue un acuerdo entre el Papa Pío VII y Napoleón, donde el Papa aceptaba el gobierno de Napoleón a cambio del mantenimiento del clero, el reconocimiento del catolicismo y la protección de los Estados Pontificios. Esto estrechó la relación entre política y religión, culminando con la coronación de Napoleón como emperador por el Papa. La Restauración (1815-1848), posterior a la derrota de Napoleón, buscó restaurar las viejas monarquías y la situación internacional anterior a la Revolución Francesa, en un periodo de reacción absolutista en Europa.

La Santa Alianza y el Nacionalismo

La Santa Alianza, coalición entre Rusia, Austria y Prusia tras la derrota de Napoleón, defendía el absolutismo y el derecho de intervención para sofocar movimientos revolucionarios. Su principal actuación fue en España en 1823. El nacionalismo disgregador buscaba la separación de una unidad política mayor para formar un nuevo estado, como Grecia del Imperio Otomano y Bélgica de los Países Bajos. El nacionalismo integrador buscaba unir territorios independientes o bajo dominio extranjero en un solo estado-nación, como Italia y Alemania.

La Sociedad Burguesa y el Auge del Socialismo

Plutocracia y Moral Burguesa

La plutocracia, donde la minoría dirigente basaba su poder en la propiedad y la riqueza, practicaba el ahorro y la inversión, creyendo en el progreso moral burgués. La moral burguesa defendía el orden y la propiedad, resumiendo su ética en el ahorro, la vida familiar, la dignidad del trabajo, el esfuerzo y la práctica religiosa.

El Falansterio y la Lucha de Clases

El falansterio, propuesto por Fourier, consistía en cooperativas agrícolas e industriales autosuficientes que buscaban la armonía social. Aunque fracasó en su implementación, promovía la igualdad entre hombres y mujeres. La lucha de clases, motor del cambio social según Marx, se manifestaba en la sociedad capitalista entre la burguesía (dueña de los medios de producción) y el proletariado (trabajadores). Este concepto, expuesto en el Manifiesto Comunista de 1848, sería crucial en la Revolución Rusa de 1917.

La Dictadura del Proletariado

La dictadura del proletariado, concepto marxista del libro El Capital, proponía una forma transitoria de Estado donde los trabajadores detentarían el poder hasta alcanzar la sociedad comunista, donde el Estado sería innecesario. Este concepto fue un punto de choque con los anarquistas.

El Movimiento Obrero y sus Primeras Manifestaciones

Las Combination Laws y el Ludismo

Las Combination Laws (1799-1800) prohibieron las asociaciones laborales en Inglaterra, motivadas por las revueltas sociales de la época del Terror francés. El ludismo, extendido por Europa desde finales del siglo XVIII hasta la década de 1830, fue un rechazo violento de los trabajadores textiles a las nuevas máquinas, que amenazaban sus empleos. Inspirado en un personaje ficticio, el movimiento se caracterizó por la destrucción de maquinaria.

El Trade Union Act y el Cartismo

El Trade Union Act (1871-1875) legalizó las asociaciones de trabajadores en Inglaterra, adoptando un discurso moderado y reformista. El cartismo, movimiento político en Inglaterra (1838-1848), reclamaba derechos como el sufragio universal y la jornada de 8 horas. Inspirado en la Carta del Pueblo de 1838, incluía peticiones de obreros y la baja burguesía, fracasando por el temor al contagio de la oleada revolucionaria de 1848.

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