De la Crisis del 98 a la Dictadura de Primo de Rivera (1898-1923)

La Crisis del 98 (1898-1902)

La sociedad española vivió la pérdida de las colonias de ultramar como una catástrofe. Sin embargo, la monarquía se mantuvo, el equilibrio en la hacienda pública continuó, y la alternancia de los partidos dinásticos persistió. No obstante, 1898 marcó el inicio de una crisis que se caracterizó por la división interna de los partidos de gobierno e inestabilidad política. Entre 1901 y 1923, hubo 32 cambios de gobierno.

La Restauración encontró como oposición al movimiento obrero. El Regeneracionismo, un movimiento político de carácter nacionalista que se desarrolló en España a partir de 1898, surgió a raíz de las insatisfacciones causadas por el sistema social, cultural y económico de la Restauración. El intento de revuelta liderado por Joaquín Costa fracasó debido a que los sectores representantes del poder (terratenientes, Iglesia, financieros e industriales) no quisieron renunciar a sus privilegios políticos ni a la reforma fiscal.

La Crisis del Civilismo (1902-1907)

Durante este periodo, se sucedieron gobiernos conservadores (1902-1905) y liberales (1905-1907). En 1905, el semanario ¡Cu-Cut! publicó un chiste antimilitarista. 300 oficiales de la guarnición de Barcelona asaltaron la sede del ¡Cu-Cut! y también la de La Voz de Cataluña, diario cercano a la Liga Regionalista. El estamento militar exigió la primera Ley de Jurisdicciones, según la cual los delitos contra el ejército y la patria pasarían bajo control de tribunales militares. El gobierno liberal accedió en 1906. Se creó una coalición de todas las fuerzas catalanistas, desde los carlistas hasta los republicanos, vertebrada por la Liga Regionalista, llamada Solidaridad Catalana.

La Crisis del Pacto del Pardo (1907-1912)

Una nueva alternancia política tuvo lugar con el gobierno conservador de Antonio Maura (1907-1909) y el liberal de José Canalejas (1910-1912). Maura intentó promulgar una ley de administración local que recibió las aportaciones y mejoras de Francesc Cambó, pero el intento no se aplicó.

En 1909, la Semana Trágica provocó una interrupción del gobierno y una crisis importante. La Semana Trágica se originó tras una serie de derrotas en África y la movilización de reservistas, lo que provocó una huelga de protesta. Se produjeron disturbios, barricadas y quema de iglesias. El gobierno envió tropas para controlar la situación, causando una dura represión. Como consecuencia de la Semana Trágica, la Solidaridad Catalana se rompió porque la Liga apoyó la represión del gobierno para proteger sus intereses burgueses. Las protestas por la represión provocaron el cese de Maura y Moret se convirtió en el nuevo jefe de gobierno. Esto provocó la ruptura del Pacto del Pardo, un acuerdo de 1885 que establecía una solidaridad mínima entre los dos partidos dinásticos.

La Crisis Múltiple de 1917

Esta crisis afectó gravemente al sistema político. Parte del ejército, algunas fuerzas parlamentarias no dinásticas y el movimiento obrero se enfrentaron al sistema político de la Restauración. El descontento en el ejército se debía al trato de favor a las guarniciones destinadas a Marruecos, la precariedad del material y el descrédito de los militares hacia los políticos de los partidos dinásticos. Esto se concretó en las Juntas de Defensa, presididas por el coronel Benito Márquez, que reivindicaban el ascenso por antigüedad y aumentos de sueldo.

El cierre de las Cortes provocó un movimiento político conducido por la Liga: las Asambleas Parlamentarias, que pedían la apertura de Cortes Constituyentes y la reorganización del Estado. En 1917, la huelga general convocada por la UGT, con el apoyo de CNT y PSOE, fue sofocada y sus dirigentes fueron detenidos. La represión, especialmente en Asturias, fue muy violenta.

La Descomposición del Sistema (1918-1923)

Este periodo se caracterizó por la inestabilidad gubernamental y hechos importantes como la petición de autonomía para Cataluña, la agitación social en Barcelona y el Desastre de Annual (1921) en la guerra de Marruecos. Tras la crisis de 1917, hubo un intento de formar un gobierno de concentración con los partidos dinásticos, pero fue imposible.

El aumento progresivo de la agitación en toda España, influenciado por la Revolución Rusa y las condiciones de vida de los obreros, provocó huelgas y enfrentamientos armados violentos. Surgieron los sindicatos únicos, que sustituyeron a los antiguos sindicatos de oficio. La situación política se complicó aún más en 1921 con el Desastre de Annual en Marruecos, donde las tropas españolas sufrieron una gran derrota, con 12.000 bajas. La ocupación española de Marruecos era una cuestión de honor para España, ya que era el único lugar donde todavía se podía manifestar el colonialismo español tras la pérdida de ultramar. Esto contribuyó a dividir aún más a los políticos y al estamento militar.

Ante la incapacidad del sistema para reaccionar, se formó una alianza entre los militares y la Corona. En la noche del 12 al 13 de septiembre de 1923, Primo de Rivera declaró el estado de guerra, suprimió la Constitución de 1876, y el rey lo nombró presidente del gobierno, cargo que ocupó durante los siete años siguientes.

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