Los Godos: El Auge y Caída de los Reinos Visigodo y Ostrogodo
Introducción
Los godos fueron uno de los primeros pueblos en establecer reinos duraderos, fusionando elementos germánicos y romanos. Destacaron por su cultura intelectual autónoma. Originarios de Escandinavia, se asentaron en la costa sur del Báltico. Durante el siglo III, iniciaron contacto con los romanos al establecerse a lo largo del Danubio, donde se convirtieron en reclutas y tributarios del Imperio.
El Foedus y la División de los Godos
En el año 332, se estableció un foedus con los visigodos, que se mantuvo durante 35 años, permitiendo intercambios culturales, incluyendo la penetración del cristianismo. El ataque de los hunos en 375 obligó a los godos a buscar refugio en el Imperio, dividiéndose en dos grupos: los visigodos, que ingresaron al Imperio, y los ostrogodos, que permanecieron al norte del Danubio.
Los Visigodos
El Ascenso de los Visigodos
Instalados en Tracia, los visigodos se rebelaron contra las duras condiciones impuestas por el emperador Valente en 377. Triunfaron en la batalla de Adrianópolis el 9 de agosto de 378, donde Valente murió. A pesar de sucesivos foedus, continuaron sus incursiones en la península balcánica. En 401, Alarico condujo a su pueblo a Italia. En 408, llegó a Roma, que saqueó en 410 tras no llegar a un acuerdo con el emperador Honorio.
El Reino Visigodo de Tolosa
Ataúlfo, sucesor de Alarico, llevó a los visigodos al norte, conquistando Narbona, Toulouse y Burdeos. Buscando la reconciliación con Roma, se casó con Gala Plácida, hija de Teodosio. Tras su asesinato en Barcelona (415), Valia negoció un acuerdo con Roma, estableciendo el Reino Visigodo de Tolosa dentro del Imperio. Esta región, rica y poco afectada por invasiones, prosperó bajo el reinado de Teodorico I y Teodorico II, quienes respetaron el foedus y sirvieron a Roma.
La Expansión y la Caída de Tolosa
Con Eurico, el reino alcanzó su apogeo. Aprovechando la caída del Imperio Romano de Occidente, expandió su poder en la Galia y estableció un protectorado sobre España. Eurico fue un rey legislador que respetó la administración romana. Bajo Alarico II (484-507), la dominación en España se consolidó, pero la derrota ante los francos en la batalla de Vouillé (507) significó la pérdida de Tolosa. El nuevo centro visigodo se estableció en Toledo, donde permaneció hasta la llegada de los musulmanes en 711.
Los Ostrogodos
que permanecieron al norte del Danubio. Los
visigodos: Los visigodos ya instalados en la Tracia fueron presionados por el
emperador Valente, que les impuso unas duras condiciones, por lo que se
rebelaron en el 377 venciendo en la batalla de Adrianópolis el 9 de agosto de
378, en la que el emperador encontró la muerte. A pesar de la firma de
sucesivos “foedus”, los visigodos siguieron realizando continuas incursiones
por la península balcánica hasta que en el 401 Alarico decidió trasladar su
pueblo a Italia. En el 408 llega a Roma, sin encontrar a penas resistencia,
pero al no llegar a ningún acuerdo con el emperador Honorio decide atacar y
saquear la ciudad (410). A la muerte de Alarico, su sucesor Ataúlfo condujo a
los visigodos de nuevo hacia el norte, tomando Narbona, Toulouse y Burdeos. Con
objetivo de establecer la reconciliación definitiva con los romanos, tomo por
esposa a su rehén Gala Plácida, hija de Teodosio, pero los problemas
continuaban existiendo entre los propios godos, como lo demuestra su asesinato en
Barcelona (415). Le sucede Valia, que consigue un acuerdo con los romanos
estableciendo un Estado dentro del Imperio. Se constituía así el conocido
“Reino visigodo de Tolosa”. La
región en la que se establecieron era una de las más ricas de la Galia, una de
las menos afectadas por invasiones anteriores, y una de las menos combativas. Durante los reinados de Teodorico I y II se respetó el “foedus” y en numerosas
ocasiones se pusieron al servicio de Roma y fueron uno de los pueblos bárbaros
más romanizados. Con Eurico el reino de Tolosa alcanzó su apogeo, aprovechando
la desaparición del Imperio, aumentó su poder en la Galia y firmó su
protectorado sobre España.
Además, éste fue un rey legislador que respetó los cuadros administrativos romanos y nombró a condes y duques tanto godos como romanos. Durante el reinado de su hijo Alarico II (484-507) se consolida la dominación en España, pero hubo de hacer frente a los francos y en la batalla de Vouillé en el 507 pierden el reino de Tolosa y el nuevo enclave visigodo se sitúa en Toledo, que se mantuvo hasta el 711 con la llegada de los musulmanes. Los ostrogodos: Después de la batalla de Adrianópolis, los ostrogodos se dividieron en dos grupos: uno asentado en Panonia, antiguo territorio romano muy devastado, y el segundo que se había puesto al servicio del Imperio, en la península de los Balcanes. En un primer momento, los ostrogodos sin asentamiento territorial fijo dirigieron sus amenazas hacia Constantinopla, de donde fueron rechazados con la gran habilidad de la diplomacia bizantina hacia Italia. Entonces Teodorico dirige sus tropas hacia Italia con el objetivo de desalojar a Odoacro, quien tras deponer al último emperador romano aspiraba a ser el continuador del gobierno imperial. Tras derrotar a Odoacro en el 493, Teodorico trató de organizar una Italia sobre una base dualista: godos y romanos, ya que entendía que la civilización romana era la única base sobre la que se podía levantar un Estado capaz de proporcionar a los ostrogodos una primacía duradera sobre los bárbaros. Durante su gobierno intentó formar una especie de confederación de monarcas germanos del Occidente y llevó a cabo una política de alianzas familiares con los demás príncipes bárbaros. Contrae matrimonio con una hermana del rey franco Clodoveo, casa a una de sus hijas con el burgundio Segismundo y a otra con el rey visigodo Alarico II, y su hermana se casa con el vándalo Trasamundo. Acoge a todos los guerreros disponibles y paga soldadas muy buenas. Teodorico aparece como una mente muy superior a la de los demás gobernantes bárbaros, que supo llevar a cabo una actividad diplomática a escala europea, facilitada por la tranquilidad excepcional de que disfrutaron entonces. El centro del estado fue la corte de Rávena. Teodorico fue el único rey bárbaro que asimiló el concepto romano de capital. Levantó palacios, iglesias, baptisterios e incluso su propia estatua ecuestre: embelleció de manera especial Rávena mientras que en Roma solo actuó como restaurador. Durante los 36 años que duró su reinado Italia gozó de paz, aunque ya en los últimos años de su vida pudo contemplar cómo se preparaba una crisis en su sucesión. La transmisión de poderes se efectuó sin problemas, Atalarico, su nieto, reinó bajo la regencia Amalasunta, y murió sin dejar descendencia. Los problemas surgidos en el gobierno de los ostrogodos fueron aprovechados por el emperador bizantino Justiniano.