El Sistema Canovista y la Constitución de 1876: La Restauración en España

Contexto Histórico

Tras el Sexenio Democrático (1868-1874), la breve República y el reinado de Amadeo de Saboya, el moderantismo fue restaurado en la figura de Alfonso XII gracias a un golpe de Estado en 1874. El General Martínez Campos se pronunció en contra de la espera impuesta por Cánovas del Castillo para el nombramiento del rey, quien buscaba evitar la intervención del ejército en la sucesión. Durante este periodo, el regente fue Serrano, un demócrata favorable a la monarquía, pero contrario al moderantismo.

El Ascenso de Cánovas y sus Primeras Medidas

A pesar del fracaso inicial en su estrategia, Cánovas logró evitar el protagonismo del ejército una vez llegó al poder junto al rey, nombrándole Jefe Supremo del Ejército. Entre sus primeras medidas destacan:

  • Eliminación de la libertad de prensa.
  • Creación de un ejército leal.
  • Convocatoria de Cortes por sufragio universal masculino (con manipulación y coacción para asegurar el triunfo moderado).
  • Creación de una nueva Constitución de carácter moderado en 1876.

La Constitución de 1876

La Constitución de 1876 fue aprobada por los dos únicos partidos políticos, estableciendo la monarquía por encima de estos. Sus principales características fueron:

  • Soberanía compartida entre el Rey y las Cortes.
  • División de poderes imperfecta, con el monarca capaz de nombrar al jefe de gobierno.
  • Reconocimiento de las libertades políticas básicas.
  • Parlamento bicameral: Senado (cámara alta, vitalicio) y Congreso de los Diputados (cámara baja).
  • Estado confesional católico, con libertad de culto privado para otras religiones.
  • Sufragio censitario masculino, manipulable según el partido convocante (desde casi universal con los fusionistas hasta muy restringido con los conservadores).

El Sistema Canovista: Turnismo y Bipartidismo

La Constitución de 1876 sentó las bases del sistema canovista, basado en el turnismo y el bipartidismo. Inspirado en el modelo inglés, dos partidos se turnaban en el gobierno:

  • Partido Liberal Conservador: Dirigido por Cánovas del Castillo, con el apoyo de la alta burguesía terrateniente, el alto funcionariado y la nobleza del sur de España.
  • Partido Liberal Fusionista: Liderado por Mateo Sagasta, heredero de la Unión Liberal (primera escisión moderada durante el reinado de Isabel II), y concebido como contrapunto al conservador.

Coerción Política y Centralismo

El sistema canovista se apoyó en la coerción política y el centralismo. Tras el final de la Tercera Guerra Carlista, se eliminaron los fueros vascos y navarros, y se extendieron a todo el país las leyes de tributación y servicio militar. El centralismo y la conciencia nacional en torno a Alfonso XII se fortalecieron. Se controló la opinión pública mediante la censura de obras y textos, la prohibición de crítica al sistema y leyes restrictivas para la libertad de prensa.

Corrupción y Caciquismo

La corrupción fue un elemento clave del sistema, asegurando el triunfo electoral mediante comités controlados por notables que organizaban las elecciones a través del encasillado. Si el pacto no era posible, se recurría a la coacción:

  • Pucherazo: Compra de votos, violencia y fraude en el recuento.

En el ámbito rural, la coacción era ejercida por los caciques, quienes, gracias a su poder local, influencia y prestigio social, chantajeaban a la población. Actuaban como intermediarios entre la sociedad y el Estado.

Declive del Sistema Canovista

El sistema canovista controló la política española durante el reinado de Alfonso XII y la regencia de María Cristina (tras la muerte del rey en 1885). Sin embargo, las presiones de los grupos opositores (republicanos y movimiento obrero) fueron en aumento. Finalmente, el sistema, agotado, fue sustituido tras el Desastre de 1898 (pérdida de Cuba y Filipinas) y el nombramiento de Alfonso XIII como rey en 1902.

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