El bienio radical-cedista y la Revolución de Octubre de 1934

El bienio radical-cedista (1933-1936)

Tras las elecciones de noviembre de 1933, Lerroux formó un gobierno con miembros exclusivamente del Partido Radical y con el apoyo parlamentario de la CEDA. Inmediatamente se inició un giro conservador: se detuvo la reforma agraria y la reforma militar, se bloquearon los estatutos de autonomía y sufrieron un cambio radical las políticas religiosas y educativas.

En 1934, las oposiciones se polarizaron claramente entre las derechas e izquierdas. Surgieron tres grupos:

  • CEDA
  • Renovación Española
  • Falange Española y de las JONS, que dirigía José Antonio Primo de Rivera.

En el centro se encontraba el Partido Radical de Lerroux, pero se encontraba muy desprestigiado entre sus propios votantes por el apoyo que le prestaba la CEDA. En la izquierda se distinguen dos grandes grupos:

  • Tras el fracaso electoral de 1933, se va reconstruyendo a lo largo de 1934. En abril nace la Izquierda Republicana dirigida por Azaña y en septiembre Martínez Barrio funda Unión Republicana, también progresista pero más moderada.
  • En la izquierda obrera se produjo una radicalización. El PSOE sufrió un giro a la izquierda cuando Prieto y Largo Caballero se aliaron contra Besteiro. En las Juventudes Socialistas, Santiago Carrillo se convirtió en secretario general e inició un acercamiento a las Juventudes Comunistas. El PCE abandonó su política de enfrentamiento con el PSOE y empieza a plantearse la necesidad de crear un frente antifascista.

La Revolución de Octubre de 1934

En esa situación de polarización se produjo la Revolución de Octubre de 1934. La posible entrada de la CEDA en el gobierno se veía desde la izquierda como un triunfo del fascismo. El temor se confirmó cuando el 1 de octubre se produjo una crisis de gobierno y el día 4 se remodeló el gobierno con la inclusión de 3 nuevos ministros cedistas.

Al día siguiente se produjo un paro en todas las ciudades del país que en Asturias se convirtió en una insurrección armada y revolucionaria. En apenas dos días los obreros asturianos controlaron toda la provincia, destituyeron a las autoridades y conquistaron la capital, Oviedo, tras fuertes combates con el ejército.

En Madrid, sin embargo, el movimiento fracasó aunque se produjeron enfrentamientos callejeros. Las principales dirigentes socialistas y comunistas fueron detenidos. En Cataluña, gracias al apoyo de Lluis Companys, la revolución triunfó momentáneamente, pero dos días después el general Batet bombardeó la Generalitat consiguiendo la rendición del gobierno catalán.

En el resto de España, durante los primeros días el paro fue total, pero el día 12 la insurrección había sido sofocada excepto en Asturias. Para combatir la revolución asturiana, el gobierno entregó plenos poderes militares al general Franco, que hizo traer tropas de la Legión desde Marruecos en lo que se considera una especie de ensayo de la Guerra Civil. El día 19 los revolucionarios se rindieron. El balance fue durísimo y la represión posterior también.

Consecuencias de la Revolución de Octubre

Todo el periodo siguiente estuvo marcado por estos sucesos. A lo largo de 1935 se fueron gestando las dos grandes coaliciones que se enfrentaron en las elecciones de febrero de 1936:

  • La derecha antirrepublicana se unió en el llamado Bloque Nacional, dirigido por Calvo Sotelo. La Falange era todavía un partido con poco respaldo popular.
  • También se produjo un acercamiento de las fuerzas de izquierda, tanto la burguesa como la obrera. La campaña a favor de la amnistía para los presos de la revolución del 34 unió a todos los grupos de izquierdas, desde la Unión Republicana hasta la CNT, a través de los llamados Comités de Ayuda a los Presos y, además, en el caso de socialistas y comunistas, a través de las Alianzas Obreras.

El gobierno radical-cedista continuó con su política de rectificación de las reformas. Se suprimió el Estatuto de Cataluña y en agosto se aprobó la nueva Ley de Reforma Agraria que, en la práctica, era una contrarreforma cuyo resultado fue la paralización definitiva de las expropiaciones y la devolución de muchas de las tierras expropiadas a sus antiguos propietarios.

El gobierno permanecía en continua crisis. La definitiva se produjo en octubre, siendo Joaquín Chapaprieta jefe de gobierno. Fue entonces cuando estalló el escándalo del estraperlo. Se trataba de una autorización que habían realizado algunos altos cargos radicales del gobierno, a cambio de sobornos, a un fabricante holandés llamado Strauss para introducir en los casinos españoles una máquina de juego. El escándalo provocó el hundimiento de Lerroux y del Partido Radical. Otros escándalos provocaron una crisis continua.

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