El Sexenio Democrático (1868-1874): Causas, Desarrollo y Fin

1. Causas de la Revolución de 1868 (La Gloriosa)

1.1 Crisis Económica

En 1866, durante el reinado de Isabel II, España sufrió una fuerte crisis económica. A nivel industrial, el aumento del precio del algodón importado de Estados Unidos afectó gravemente la producción textil. A nivel financiero, la bajada de las acciones en bolsa, debido al bajo rendimiento de la red ferroviaria, generó una gran incertidumbre. Además, se inició una crisis de subsistencias con un gran aumento del precio de alimentos básicos como el pan y el trigo.

1.2 Deterioro Político

En 1866, la reina Isabel II destituyó a O’Donnell del gobierno tras la revuelta del cuartel de San Gil. El Partido Progresista, dirigido por Prim, y el Partido Demócrata comenzaron a conspirar para derrocar a la monarquía, firmando el Pacto de Ostende en 1867. Posteriormente, la Unión Liberal se unió a la conspiración, aportando su influencia en el ejército, lo que fue crucial para el éxito de la revolución.

2. La Revolución de 1868 y sus Consecuencias

2.1 La Gloriosa y el Gobierno Provisional

En septiembre de 1868, el almirante Topete lideró un alzamiento militar contra Isabel II. Prim y Serrano publicaron un manifiesto incitando al pueblo a sublevarse contra el poder establecido en defensa de la libertad. Tras la derrota de su ejército, Isabel II se vio obligada a abdicar y exiliarse. Se formaron Juntas Revolucionarias que nombraron regente al general Serrano y presidente de un gobierno provisional a Prim.

2.2 La Constitución de 1869 y la Regencia

Se convocaron elecciones a Cortes Constituyentes, donde la coalición de progresistas, unionistas y demócratas obtuvo la mayoría. El 1 de junio de 1869 se aprobó la primera Constitución democrática de España. Esta proclamaba la soberanía nacional, la libertad de enseñanza, la libertad de religión, el derecho de manifestación y el derecho de asociación. Las Cortes eligieron a Prim como Jefe de Gobierno y a Serrano como regente. Sin embargo, la situación era compleja: los carlistas se mantenían en rebeldía, la situación económica era grave y se debía encontrar un nuevo monarca.

2.3 Intento de Renovación Económica

El nuevo gobierno se centró en la política económica. Se suprimieron los impuestos a productos básicos y se estableció la peseta como moneda oficial. Para paliar la elevada deuda pública, se intentó subvencionar a las compañías ferroviarias mediante la Ley de Minas. Además, se liberalizó el comercio exterior con la Ley de Bases Arancelarias.

3. El Auge del Republicanismo

3.1 Nuevo Panorama Político

A la derecha política se encontraban los moderados, liderados por Cánovas, que buscaban la restauración de Isabel II, y los carlistas, defensores de la monarquía tradicional y el catolicismo como única religión. A la izquierda, Pi y Margall dirigía el Partido Republicano Federal, que defendía la separación de la Iglesia y el Estado, y la ampliación de los derechos democráticos. Dentro del republicanismo, existían los benévolos, partidarios de la vía legal, y los intransigentes, que defendían la insurrección popular. En el centro se situaba la coalición monárquico-democrática, defensora de la soberanía nacional y las libertades públicas.

3.2 El Republicanismo Federal

El desencanto popular con el gobierno de progresistas y demócratas, junto con el interés del republicanismo por la cuestión social, impulsó el apoyo a esta ideología. Se produjeron levantamientos republicanos en diversas ciudades, oponiéndose a la instauración de una nueva monarquía. Se llegó a constituir un Consejo Federal provisional en Madrid. Aunque Prim logró sofocar el movimiento, este dejó una profunda huella en la sociedad.

4. El Reinado de Amadeo de Saboya (1871-1873)

4.1 Un Monarca para un Régimen Democrático

Prim propuso a Amadeo de Saboya como candidato al trono, debido a su concepción democrática de la monarquía. Las Cortes lo proclamaron rey y se disolvieron. Días antes, el general Prim fue asesinado.

4.2 Dificultades de la Nueva Dinastía

Amadeo I no contaba con un apoyo unánime. Parte del ejército, la aristocracia y el clero se oponían a su reinado. Su breve periodo como monarca estuvo marcado por constantes problemas, como la guerra de Cuba.

4.3 Permanente Inestabilidad

Los moderados, opuestos a Amadeo I, propusieron al hijo de Isabel II, el príncipe Alfonso, como candidato a la restauración borbónica. La Iglesia y la élite económica apoyaron esta opción. Simultáneamente, los carlistas se sublevaron en favor de Carlos VII. A estos problemas se sumó el conflicto en Cuba, iniciado con el Grito de Yara en 1868. La población española apoyó mayoritariamente a los revolucionarios cubanos, que proponían la abolición de la esclavitud. Finalmente, la desintegración de la coalición gubernamental provocó la abdicación de Amadeo I en 1873.

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