La Romanización de Hispania
Introducción
La romanización fue el proceso de implantación, absorción y desarrollo de la cultura romana en la península Ibérica. Los principales factores de este proceso fueron la organización política, económica, jurídica y social, así como la religión, las manifestaciones artísticas y el desarrollo cultural.
Organización Político-Administrativa
La primera organización político-administrativa de la provincia romana de Hispania se plasmó en su división en Citerior y Ulterior. A partir del siglo III d.C., se estructuró definitivamente en:
- Tarraconensis (Tarraco)
- Cartaginensis (Cartago Nova)
- Baetica (Corduba)
- Lusitania (Emerita Augusta)
- Gallaecia (Bracara Augusta)
- Balearica (Pollentia)
Las provincias se dividían en conventus iuridici, administrados por un gobernador (pretor), una asamblea (consilium) y un cuestor para la administración económica.
Urbanismo Romano en Hispania
Roma se basó en las ciudades para controlar su Imperio. El diseño urbano, partiendo de la estructura del campamento romano (castra), era ortogonal o en cuadrícula, articulándose en torno a dos calles principales: el cardo (de norte a sur) y el decumano (de este a oeste). En el área central se situaba el foro, heredero del antiguo ágora griego, además de otras edificaciones públicas (acueductos, anfiteatros, teatros, circos, etc.).
En Hispania se distinguen diferentes tipos de ciudades:
- Municipiae: Ciudades nuevas fundadas por los romanos (Barcino, Valentia, Hispalis, Caesar Augusta, etc.).
- Ciudades indígenas: Se diferenciaban entre estipendiarias (conquistadas por la fuerza, regidas por un pretor y sometidas a un tributo anual), federadas (conservaban sus privilegios pero debían prestar auxilio a Roma) e inmunes (disfrutaban de sus privilegios y estaban exentas de impuestos).
Las ciudades se comunicaban entre sí y con el resto del Imperio a través de una amplia red de calzadas, destacando en Hispania la Vía Augusta y la Vía de la Plata.
Sociedad y Economía
La sociedad hispánica se estructuró según el modelo romano, dividida entre esclavos y libres. Los esclavos carecían de todo derecho y eran la base económica del Imperio. Los libres se dividían en:
- Honestiores: Poseían plenos derechos civiles y políticos, controlaban los cargos públicos, etc. Se distinguían el Orden senatorial (terratenientes y altos cargos públicos), el Orden ecuestre (licenciados del Ejército) y los decuriones (altos cargos políticos de las ciudades).
- Humiliores: Plebeyos, incluyendo la plebe urbana y la plebe rústica (artesanos, campesinos, etc.).
Entre esclavos y libres surgieron los libertos, que habían alcanzado su libertad. La ampliación de la ciudadanía romana por Caracalla (212 d.C.) supuso el acceso a los derechos, pero también la obligación de defender a Roma.
La economía hispana se basaba en la agricultura, con la producción de cereales, vino y aceite de oliva. También destacaban la industria de salazones, la producción artesanal de vidrio, mosaicos, cerámica y orfebrería, y la exportación de minerales. Hispania importaba de Roma diversos bienes manufacturados.
Religión
La religión en Hispania seguía la norma romana de respetar las creencias indígenas a cambio del culto al Emperador (apoteosis). Progresivamente se introdujo el cristianismo, que se convirtió en la religión mayoritaria en el siglo IV.
Legado Romano
El legado de Roma se percibe en el patrimonio arquitectónico y artístico, como infraestructuras (acueductos, puentes, faros), edificios lúdicos (teatros, circos, anfiteatros), monumentos conmemorativos (arcos del triunfo), edificios religiosos y construcciones militares.
También destacan personajes como Séneca, Marcial, Lucano, Quintiliano y emperadores como Trajano, Adriano o Teodosio. El sistema jurídico actual se basa en el Derecho Romano, y la lengua latina dio origen a las lenguas ibéricas.
Conclusión
La romanización fue un proceso que dejó un inmenso legado cultural en España, configurando la base de nuestra cultura occidental.