La Romanización de Hispania
La romanización fue un proceso de integración de la península ibérica a la cultura romana. Este proceso de aculturación (intercambio de culturas), más intenso a partir del siglo I a.C., se manifestó en la adopción del latín, la incorporación del derecho romano, la instauración de instituciones políticas (municipios, provincias), la difusión de concepciones artísticas y la extensión de creencias religiosas. La romanización fue más profunda en el litoral mediterráneo y Baleares (sur y este) y menos en el interior, norte y oeste.
1. Administración Provincial
Tras la conquista, Roma dividió el territorio en provincias:
- 197 a.C.: Hispania Citerior (valle del Ebro y costa mediterránea) e Hispania Ulterior (valle del Guadalquivir). Predominó la administración militar, con un encargado de administrar justicia en cada provincia.
- 27 a.C.: Octavio Augusto dividió Hispania en tres provincias: Tarraconensis, Lusitania y Bética. Las provincias eran administradas por legados si había legiones estacionadas o por el Senado si estaban pacíficas (Bética).
- Siglos III-V d.C.: Durante el Bajo Imperio, las provincias se dividieron en diócesis, gobernadas por un vicario. Las provincias fueron Gallaecia (Bracara Augusta-Braga), Lusitania (Emerita Augusta-Mérida), Bética (Córdoba), Carthaginensis (Cartagena), Tarraconensis (Tarragona) y Balearica (Palma).
2. Urbanización, Obras Públicas y la Ciudad
La ciudad fue un instrumento fundamental de la romanización. Existían dos tipos:
- Ciudades nuevas o colonias: Habitadas por ciudadanos procedentes de Roma o Italia y soldados licenciados.
- Ciudades preexistentes: Se convertían en ciudades federadas (libres de impuestos) o estipendiarias (que pagaban impuestos por su resistencia a la conquista).
La ciudad romana tenía un plano cuadriculado con dos ejes principales: el cardo y el decumanus, y estaba amurallada. En el foro se encontraban la basílica (donde se impartía justicia), la curia (administración municipal), templos, tabernae (tiendas) y termas (baños). Había monumentos conmemorativos (arcos de triunfo) e infraestructuras como puentes, calzadas, puertos, faros, cloacas, acueductos y cisternas. En la periferia se ubicaba la necrópolis (cementerio) y edificios para espectáculos como teatros, anfiteatros y circos.
3. Estructura Económica y Social
La economía giraba en torno a la ciudad como centro de producción, comercio y administración. Era una economía esclavista; la mayoría de los bienes exportados eran producidos por esclavos en minas y latifundios. En la agricultura, las tierras conquistadas eran propiedad del Estado y luego se repartían. Los romanos introdujeron mejoras como el arado romano, el uso del trillo, la técnica del barbecho y sistemas de regadío. Se explotaba principalmente la tríada mediterránea (trigo, vid y olivo). En artesanía, destacaron el lino, el esparto (textiles) y la metalurgia (armas). En las minas, propiedad del Estado, se producía plata en Cartagena, oro en León (Las Médulas) y cobre en Almadén. Se desarrolló un abundante tráfico marítimo a través de puertos como Tarragona, Cádiz y Cartagena.
La sociedad se dividía en dos grupos:
- Esclavos: No poseían derechos y trabajaban en minas, latifundios y tareas domésticas. Con la expansión del cristianismo, muchos fueron manumitidos.
- Libres: Divididos en órdenes: senatorial (propietarios de tierras), ecuestre (caballeros), decuriones (miembros de oligarquías urbanas) y plebe (artesanos y campesinos).
4. Legado Cultural
El latín sustituyó a las lenguas prerromanas, excepto el vascuence. Era la lengua oficial y privada, y constituyó el sustrato de las lenguas romances (castellano, catalán, gallego y portugués). Roma respetó los cultos indígenas, pero exigía a cambio el culto al emperador, lo que provocó la persecución de los cristianos.
El derecho romano reguló la convivencia en una sociedad más compleja y simboliza la relación entre Hispania y Roma.
5. Arte
Destacan obras como el puente de Alcántara, la calzada de Mérida, el acueducto de Segovia, el teatro de Mérida y las termas de Málaga. En escultura, predominaron los retratos, mosaicos, relieves históricos y obras de inspiración griega.
6. Crisis y Final del Imperio
A lo largo del siglo III d.C., una crisis afectó al sistema económico, social y político del Imperio. Las causas fueron la extensión del imperio, las cargas financieras, el fin de las conquistas (que disminuyó la aportación de esclavos) y el avance del cristianismo.