El Bienio Reformista y la Segunda República Española: Cronología y Conflictos (1931-1936)

El Bienio Reformista (1931-1933)

Formación del Gobierno de Azaña

Tras la aprobación de la Constitución, Alcalá Zamora fue elegido presidente del gobierno y encargó la formación del mismo a Manuel Azaña. Aunque la intención inicial era continuar con la representación de los sectores del gobierno provisional, Azaña optó por una alianza entre republicanos de izquierdas y socialistas.

Contexto Económico y Político

La instauración de la República coincidió con la crisis mundial de 1929-1933. El comercio exterior fue el sector más afectado, aunque las dificultades económicas se debieron principalmente a problemas estructurales de la economía española, como la baja productividad y la falta de inversión. En materia de política económica, se mantuvo el capitalismo, con el objetivo de mantener un presupuesto equilibrado y una moneda fuerte. Sin embargo, los recursos económicos resultaron insuficientes debido a las reformas implementadas.

Reformas del Bienio Reformista

Política Religiosa

El gobierno impulsó la separación total de la Iglesia y el Estado para reducir la influencia de la Iglesia en la sociedad española. Se aprobaron leyes como la del divorcio y la Ley de Confesiones y Congregaciones Religiosas, que cesó la financiación estatal a la Iglesia. Estas medidas provocaron la reacción del clero, que las consideró una persecución religiosa.

Reforma Educativa

Se buscó establecer una educación gratuita y laica. Se construyeron 13.000 escuelas, se incrementó el número de bibliotecas y se crearon las Misiones Pedagógicas para llevar la enseñanza a las zonas rurales.

Reformas Laborales

Se promulgaron tres leyes clave: la Ley de Jurados Mixtos (para regular las condiciones de trabajo, despidos, salarios, etc.), la Ley de Asociaciones Obreras (para regular los sindicatos) y la Ley de Contratos de Trabajo (para regular los convenios colectivos, la jornada laboral y el trabajo de las mujeres).

Estatutos de Autonomía

Cataluña fue la primera región en obtener un Estatuto de Autonomía. En junio de 1931, se aprobó el Estatuto de Núria con el apoyo del 99% de los catalanes, gracias al apoyo de Azaña. Sin embargo, el proyecto sufrió recortes en áreas como la hacienda, la educación y el orden público, que quedaron como competencias compartidas entre el gobierno central y la Generalitat. La elaboración del Estatuto Vasco fue más compleja debido a las diferencias entre la izquierda republicano-socialista y la derecha, representada por el PNV y los carlistas. El proyecto definitivo incluía las tres provincias vascas y Navarra, pero Navarra lo rechazó y en Álava no se aprobó. Finalmente, se aprobó durante la Guerra Civil. En Andalucía, solo se aprobó un anteproyecto de estatuto, mientras que en Galicia el proceso se retrasó por la falta de un partido nacionalista fuerte.

Oposición y Conflictividad Social

Mientras un sector anarcosindicalista se mostraba partidario de la negociación, la CNT impuso su línea de acción, buscando imponer el anarquismo mediante huelgas. La intensificación de las huelgas y la alteración del orden público llevaron al gobierno a aprobar la Ley de Defensa de la República. El año 1932 fue el de mayor conflictividad laboral, ya que las reformas de Azaña no satisfacían las demandas obreras. En enero de 1932, la CNT intentó una revolución en la cuenca minera del Alto Llobregat. La matanza de Casas Viejas contribuyó a la caída del gobierno. Por otro lado, la derecha monárquica, reagrupando a alfonsinos y carlistas, conspiró contra la República con un golpe de estado liderado por el general Sanjurjo. Otro sector de la derecha católica optó por la vía pacífica, fundando la CEDA, un partido de masas en defensa de la religión. El gobierno de Azaña sufrió el acoso de organizaciones empresariales y patronales, mientras la CNT continuaba con las huelgas. El avance de la CEDA llevó a la dimisión de Azaña, la disolución de las Cortes por parte de Alcalá Zamora y la convocatoria de nuevas elecciones.

El Bienio de Centro-Derecha (1933-1935)

En las elecciones de noviembre de 1933, las mujeres votaron por primera vez. Los socialistas se separaron de los republicanos y, junto con los anarquistas, amenazaron con una revolución si ganaba la derecha. En octubre se fundó Falange Española, de ideología fascista. El Partido Radical y la CEDA ganaron las elecciones y formaron una coalición con los monárquicos antirrepublicanos.

El gobierno del Partido Radical, en coalición con republicanos de centro y con el apoyo de la CEDA, modificó la política religiosa, dejando de aplicar la Ley de Confesiones, manteniendo los colegios católicos y pagando parte del sueldo de los sacerdotes. Estas medidas provocaron la división del Partido Radical: su ala izquierda se unió a los radical-socialistas para formar Unión Republicana, mientras que los republicanos de izquierda se unieron en Izquierda Republicana. Los propietarios agrarios aprovecharon para bajar los salarios, lo que provocó huelgas campesinas. En mayo, se formó una alianza obrera entre el PSOE y la UGT para combatir el fascismo. La entrada de la CEDA en el gobierno, con tres ministros, radicalizó al gobierno y se interpretó como una traición a la República por parte de la izquierda. Los socialistas se levantaron en octubre de 1934, con una huelga general en las principales ciudades. En Cataluña, la entrada de la CEDA se percibió como una amenaza al Estatuto de Autonomía. En Asturias, se produjo una revolución social con la participación de la UGT, la CNT y los comunistas. El gobierno declaró el estado de guerra y recurrió al ejército del protectorado de Marruecos y a la Guardia Civil para reprimir la revuelta. Al final del bienio, se aceleró la rectificación de las reformas republicanas y el Partido Radical quedó bajo el control de la CEDA y las patronales.

Se eliminaron las reformas laborales y se realizaron cambios en la política militar, con el nombramiento de militares antiazañistas, no fieles a la República, como Franco, quien fue nombrado jefe del Estado Mayor. Se propuso una revisión de la Constitución para modificar aspectos como la política religiosa. Sin embargo, una crisis en el Partido Radical llevó a Alcalá Zamora a disolver las Cortes y convocar nuevas elecciones para el 16 de febrero de 1936.

El Frente Popular y el Camino a la Guerra (1936)

Las elecciones de febrero de 1936 dieron como resultado un equilibrio entre los dos bloques antagónicos en que se dividía España. La victoria del Frente Popular, una coalición de partidos de izquierda (socialistas, comunistas, etc.), provocó movimientos revolucionarios y huelgas. El gobierno, formado inicialmente solo por republicanos, se enfrentó a la incitación a la violencia por parte de la extrema derecha. Aunque la victoria del Frente Popular fue por una pequeña diferencia de votos, esta se tradujo en una mayor diferencia en escaños. Azaña fue encargado de formar gobierno, compuesto solo por republicanos de izquierda debido al rechazo de los socialistas. Se liberaron 30.000 presos políticos, se obligó a los empresarios a readmitir a los obreros despedidos y se devolvió la autonomía a Cataluña. Una nueva crisis política llevó a la destitución de Alcalá Zamora como presidente de la República, siendo sustituido por Azaña. La crisis económica se agravó, con la devaluación de la peseta, la subida de precios, el cierre de empresas, huelgas, manifestaciones violentas, ocupaciones de tierras y ataques a iglesias y conventos. A pesar del arresto de José Antonio Primo de Rivera, líder de Falange, la violencia callejera continuó. La conspiración de parte del ejército contra el gobierno, apoyada por carlistas, alfonsinos, monárquicos y falangistas, culminó en un golpe militar. El asesinato de Calvo Sotelo aceleró el golpe, sumando a indecisos como Franco. El golpe comenzó el 17 de julio en el protectorado de Marruecos y el 18 en la península. Su fracaso en las principales ciudades dio lugar a la Guerra Civil, que duraría tres años.

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