Las Guerras Carlistas y la Desamortización de Mendizábal en la España del Siglo XIX

Las Guerras Carlistas en la España del Siglo XIX

Tercera Guerra Carlista

Cronología y lugar:

1872-1876 en España.

Contendientes:

Los partidarios de Carlos, duque de Madrid, pretendiente carlista con el nombre de Carlos VII, y los gobiernos de Amadeo I, de la I República y de Alfonso XII.

Causas:

En sus últimos años de reinado, Isabel II gobierna con el único apoyo del partido moderado. El general Prim, veterano de África y exiliado por su actitud contraria al régimen, dirige el movimiento militar «La Gloriosa» que trajo consigo el exilio de la reina. Esto supone el fin del reino de los Borbones y el inicio del Sexenio Revolucionario.

Consecuencias:

Se aprobó una nueva constitución (1869) que sustrae el poder político al rey, las Cortes encargaron la regencia al General Serrano, quien nombró Presidente del Gobierno a Prim. Este último consiguió la aceptación de Amadeo de Saboya como futuro rey. La política presentaba un panorama de inestabilidad debido a la fragmentación política. Existía una fuerte oposición al régimen integrada por carlistas, republicanos y alfonsinos. Los carlistas, cuya fuerza había crecido, estaban divididos en dos tendencias: los neocatólicos, partidarios de la vía parlamentaria, y otro grupo más inclinado a la insurrección armada. Fue esta última tendencia la que se impuso. Además, había una larga lista de problemas (sublevación de Cuba, división política, movimiento obrero) que precipitó la abdicación de Amadeo I de Saboya y el inmediato proclamamiento de la I República.

Desamortización de Mendizábal

Definición:

Largo proceso histórico-económico iniciado en España a finales del siglo XVIII por Godoy y cerrado ya muy entrado el siglo XX. Consistió en poner en el mercado las tierras y bienes no productivos en poder de las llamadas «manos muertas» que no las cultivaban, casi siempre la Iglesia Católica, que los habían acumulado como habituales beneficiarias de donaciones, testamentos y abintestatos, con el fin de acrecentar la riqueza nacional y crear una burguesía y clase media de labradores propietarios. La desamortización se convirtió en la principal arma política con que los liberales modificaron el régimen de la propiedad del Antiguo Régimen, para implantar el nuevo Estado burgués durante el siglo XIX.

Desamortización de Juan de Dios Álvarez Mendizábal:

Ministro de Isabel II, en 1836. Desde 1819 se encargó de los suministros del ejército de Andalucía, lo que le permite prosperar y le pone en contacto con los revolucionarios liberales, convirtiéndose en uno de ellos. Durante la marcha de las Cortes a Cádiz en 1823, Mendizábal organizó el traslado y se encargó también de la intendencia de Cádiz. El 30 de septiembre de ese año escapó a Gibraltar. Condenado a muerte por el absolutista Fernando VII, emigró a Londres, donde ingresó en prisión por deudas, aunque pronto logró salir a flote negociando la importación de vinos españoles. Sus negocios le llevaron a Francia al menos en 1828 y en 1830. Intervino en la financiación y organización de la guerra civil portuguesa en el bando liberal. En 1834 el conde de Toreno le invitó a volver a España y fue nombrado ministro de Hacienda el 15 de junio de 1835, alcanzando la Presidencia del Gobierno el 25 de septiembre. Aunque estaba implicado en la «revolución de las juntas», negociaba semisecretamente con la Junta de Andújar, Barcelona, Istúriz, Alcalá Galiano, Argüelles y el Conde de las Navas.

La llamada desamortización de Mendizábal, que pasó las propiedades improductivas y en poder de la iglesia y las órdenes religiosas, no a manos del pueblo, sino a las manos de la oligarquía terrateniente, con lo que se evitó la formación de una clase media o burguesía que realmente enriqueciera al país y no siguiera detentando latifundios improductivos. El procedimiento seguido para evitar que las propiedades pasaran al pueblo fue el subastar las propiedades en grandes bloques que los pequeños propietarios no podían costear. Mendizábal no gestionó el desarrollo del proyecto, pues la reina gobernadora le depuso el 15 de mayo de 1836, menos de un año después de llegar al poder, aunque volvió a ser ministro de Hacienda con Calatrava después de la Revolución de 1836.

Consecuencias de la desamortización:

  1. Desmantelamiento casi completo de la propiedad de la Iglesia y de sus fuentes de riqueza.
  2. No se resolvió el problema de la deuda, pero sí contribuyó a atenuarlo.
  3. No produjo un aumento de la producción agraria, contra lo que pretendían sus promotores. Los nuevos propietarios no emprendieron mejoras, sino que se limitaron a seguir cobrando las rentas y las incrementaron, al sustituir el pago de los derechos.
  4. La desamortización trajo consigo un proceso de deforestación, pese a las prohibiciones del gobierno en ese sentido.
  5. La desamortización provocó un reforzamiento de la estructura de la propiedad de la tierra: acentuó el latifundismo en Andalucía y Extremadura y el minifundismo en el Norte.

El Carlismo y las Guerras Carlistas

El carlismo es un movimiento socio-político de carácter antiliberal y contrarrevolucionario.

Cronología y lugar:

Sucedidas en el siglo XIX en España.

Contendientes:

Se enfrentaron los carlistas, partidarios de Carlos María Isidro de Borbón, contra el gobierno de Isabel II.

Causas:

El rechazo a la implantación de una sociedad y un Estado liberal. Los seguidores de don Carlos no aceptaron a Isabel como reina y para ello asolaron España con una serie de guerras (las tres guerras carlistas) durante el reinado de Isabel II y en épocas posteriores como el Sexenio revolucionario y el reinado de Alfonso XII.

Primera Guerra Carlista

Cronología y lugar:

Entre 1833-1839 en España.

Contendientes:

Los carlistas (partidarios de don Carlos) contra los liberales (partidarios de Isabel II).

Causas:

Durante la última década de reinado de Fernando VII, surgen desavenencias dentro de las filas absolutistas debido a la sucesión al trono, que tendrán fuertes repercusiones posteriores. Debido a la falta de heredero a la Corona, los sectores más intransigentes se agrupan alrededor de don Carlos, hermano del rey, que ve sus esperanzas reducidas tras el nacimiento de la princesa Isabel en 1830. Esto dio lugar a la promulgación por parte del rey de la Pragmática Sanción, que abolía la Ley Sálica que prohibía el mandato a las mujeres. Tal medida resultó en la división de la sociedad en dos bandos, que se enfrentarían en la Primera Guerra Carlista tras la muerte de Fernando VII en 1833:

  • Los carlistas: Absolutistas y campesinos partidarios de la ley Sálica que apoyan el gobierno de Carlos María Isidro. Esto tuvo más importancia en el País Vasco, Cataluña, sur de Aragón y sobre todo Navarra. Su lema era «Dios, Patria y Fueros», defendían la tradición, la vuelta al absolutismo y al Antiguo Régimen junto con una defensa de las leyes locales (fueros). Guiados por personajes como el general Zumalacárregui, Maroto y Cabrera, y el cura Merino, recibieron el apoyo moral de las potencias de la Santa Alianza.
  • Los isabelinos liberales (moderados y progresistas): Burgueses y miembros del ejército que defendían la Pragmática Sanción y el reinado de Isabel Cristina. El liberalismo quería una constitución única para todo el territorio con la adaptación de los fueros al régimen liberal, lo que implicó la supresión de ciertos privilegios (aduanas, etc.) para evitar los conflictos con el estado central. Destacan generales como Narváez, Espartero y guerrilleros como Espoz y Mina.

Consecuencias:

El éxito de Espartero con el Convenio de Vergara le supuso la regencia tras la abdicación de María Cristina. Sin embargo, la guerra perdura hasta 1840 con Cabrera en el Maestrazgo, aún quedaba un sector que no aceptaba la paz firmada.

La reina sancionaba una ley el 25 de octubre de 1839 que confirmaba los fueros de las Provincias Vascongadas y Navarra.

La subida al poder de los progresistas en 1841 trajo consigo cambios: se suprimieron las aduanas interiores y se trasladaron a la costa, se establecieron juzgados de primera instancia y otros de menor importancia.

Segunda Guerra Carlista

Cronología y lugar:

Entre 1845 a 1849 en España.

Contendientes:

Los isabelinos contra los matiners.

Causas:

Resurge el conflicto a raíz del matrimonio de Isabel II con su primo, lo que rechazaba la candidatura de Carlos VI, Conde de Montemolín, hijo de Carlos V, como pretendiente carlista al trono, quien se alzó a la aventura de una nueva guerra: «la guerra dels matiners» (madrugadores). El alzamiento de las partidas fue continuo durante el otoño de 1846. El intento de sublevar a otras regiones españolas fracasó: en el País Vasco halló escaso eco, se registraron algunos alzamientos en Castilla la Vieja y La Mancha, y en Andalucía pero sin éxito. El movimiento sólo cuajó en Cataluña y tomó un carácter de guerra social y de reivindicaciones anticentralistas.

Los matiners contaron con el apoyo del campesinado mientras que el ejército isabelino sobornaba a algunos de los cabecillas carlistas para lograr que abandonaran la guerrilla.

Destacan los generales Cabrera, apodado el «tigre de El Maestrazgo», Bretón, Manuel Pavía, etc.

Consecuencias:

La incorporación de elementos progresistas y republicanos a las filas carlistas, complicó aún más su resolución. La abortada venida a España desde Londres del conde de Montemolín en 1849, acabó por disolver los reductos carlistas, que optaron, al igual que Cabrera, por su traslado a Francia, sin quedar rastro de ellos en Cataluña a la altura de mayo de 1849.

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