Reformas Económicas del Despotismo Ilustrado en España: Carlos III

Agricultura

Durante el siglo XVIII, la agricultura fue la base de la economía española. Apenas hubo modernización y si aumentó la producción fue porque se pusieron más tierras en cultivo. Gran parte de las tierras cultivables estaban en manos de la nobleza y de la iglesia y se les denominaba «manos muertas» porque no se podían vender ni repartir y además los grandes propietarios mantenían ciertos derechos señoriales. La situación no era fácil ni para los campesinos propietarios por los impuestos y derechos que tenían que pagar, pero la peor situación era la de los arrendatarios y jornaleros. Esta situación explica que los ilustrados se plantearan la necesidad de una reforma agraria a la que se opondría la nobleza y el clero.

Durante el reinado de Carlos III, el impulso de la agricultura fue prioritario, se pretendía potenciar toda la economía del país. Se debatió la necesidad de emprender una reforma agraria en España. Así lo planteó «El tratado de la regalía de amortización» de Campomanes y en el reinado posterior el «Informe sobre la ley agraria» de Jovellanos. Estos planes señalaban un triple objetivo:

  1. Aumentar la producción agraria y lograr un mercado libre de trabas institucionales que incrementara los beneficios de los agricultores.
  2. Fomentar la estabilidad social, creando un sector de propietarios rurales que trabajaran para aumentar los beneficios.
  3. Elevar los ingresos del estado procedentes de la agricultura estableciendo una contribución sobre la renta agraria, es decir, un impuesto sobre las compras y las ventas.

Para conseguir estos objetivos se propusieron varias medidas:

Modificación de la estructura de la propiedad

Esta medida se sugirió pero no se llevó a cabo. Las tierras vinculadas a señoríos o en manos de la iglesia debían ser objeto de compraventa. Solo se hicieron repartos de las tierras que pertenecían a los concejos y estaban sin cultivar; sin embargo, estas, que carecían de capital, no podían explotarlas.

Libre comercio de cereales

El estado controlaba los precios de estos productos mediante tasas. La liberación del mercado provocó subidas de precios, que estuvieron en la raíz de los motines de 1766. Los campesinos no se beneficiaban y solo lo hacían los propietarios: nobleza y clero. En 1804 la libertad de precios fue suprimida.

Limitación de los intereses ganaderos de la Mesta

El Honrado Concejo de la Mesta se vio afectado por las medidas liberalizadoras ya que al incrementarse el precio del cereal los propietarios prefirieron invertir en cultivos y no en ganado.

Colonización de nuevas tierras

Bajo la supervisión de Olavide se puso en marcha un plan para colonizar comarcas de Sierra Morena, para ello se emplearon españoles pero también inmigrantes católicos alemanes y flamencos a los que el estado les proporcionaba gratuitamente casa, mobiliario, herramientas, etc. La colonización dio lugar a nuevas poblaciones y resultó un éxito: diez años más tarde ya había más de 10.000 campesinos en zonas repobladas.

Industria

El 14% de la población activa trabajaba en la industria. El sistema más común era el taller artesano sometido a gremios. La industria más extendida era la textil. El estado creó numerosas manufacturas reales. También se crearon manufacturas de tipo utilitario como la producción de paños de lana. Para impulsar las manufacturas privadas se desvincularon las nuevas fábricas del rígido reglamento gremial y una Real Cédula de Carlos III declaraba «honrosos todos los oficios». En 1789 se introdujeron en las fábricas catalanas los primeros telares mecánicos.

Comercio

Comercio interior

Estaba poco desarrollado y era un obstáculo para el aumento de la producción. Para mejorar el transporte se inició una política de construcción de obras públicas encaminadas a mejorar las infraestructuras de transporte y regadío. Se inició la construcción del Canal de Castilla y del Canal Imperial de Aragón, que fueron finalizadas en el s. XIX. Se diseñó un plan radial de carreteras procedentes de Madrid de las que se construyeron más de 1.000 km y más de 700 puentes.

Comercio exterior

Estaba algo más desarrollado. Se hizo una mejora de los puertos y en 1778 un decreto amplió el libre comercio colonial a la mayor parte de los puertos españoles. Se crearon compañías privilegiadas como la Real Compañía Guipuzcoana de Caracas.

Finanzas

Apenas se modificó el sistema de impuestos aunque se intentó restaurar algunos de ellos como la alcabala. El estado se volvió a endeudar durante el reinado de Carlos III debido a guerras que se emprendieron. Para solucionar este problema se creó el Banco Nacional de San Carlos, antecedente del Banco de España. Su función era financiar la deuda del estado, gestionando los llamados vales reales, títulos de deuda pública por los que se pagaba un interés a quien los adquiría, además de emplearse como papel moneda, lo que hizo los primeros billetes de la historia de España.

Conclusión

El despotismo ilustrado representado en España por Carlos III presenta en su conjunto un balance positivo. Se impulsaron reformas de tipo económico. Se apoyaron propuestas y proyectos para el progreso de la instrucción pública. También se defendieron las prerrogativas del estado frente a la iglesia y se animó a los súbditos a desarrollar las actividades económicas, agrícolas e industriales rompiendo con el viejo prejuicio de que era deshonroso su ejercicio. También se crearon las Sociedades Económicas de Amigos del País. Por último, se limitó la actuación de la Inquisición, que solo aplicó la pena de muerte en dos ocasiones durante el reinado de Carlos III; no obstante, esta institución conservó su poder. Se mantuvieron los privilegios de la nobleza y los derechos señoriales. La única medida relevante fue la que limitaba el número de hidalgos, obligándoles a demostrar su condición, lo cual redujo el número de hidalgos considerablemente. Esto fue conocido como el desmoche de hidalgos.

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