1. Los fascismos y su contexto
1.1 Las derechas autoritarias
A comienzos del siglo XX, una serie de acontecimientos se vivieron como auténticas catástrofes: una larga y cruenta guerra, percibida como absurda e irracional, que había acabado con los grandes imperios tradicionales europeos; una revolución social; y finalmente, una depresión económica sin precedentes. Muchas personas acusaban al viejo sistema liberal del siglo XIX de haber causado estas catástrofes. Los valores de la razón, el progreso, la educación y la ciencia no habían impedido la guerra. Instituciones como los parlamentos, los gobiernos representativos y las constituciones, que garantizaban los derechos y libertades fundamentales, animaban a las masas a exigir cada vez más derechos y más democracia. Además, las medidas económicas liberales perdieron vigencia tras la crisis del 29.
Este contexto permitió que surgieran, durante los años veinte y treinta, movimientos políticos y sociales de derechas de carácter autoritario, ya que exigían la desaparición del régimen liberal. Coincidían con los movimientos de izquierdas en algunas críticas, pero a diferencia de estos, las derechas no reivindicaban la participación de los trabajadores en la política, en la sociedad y en la economía, sino la imposición del Estado sobre las masas.
En ocasiones, las derechas autoritarias organizaron un auténtico movimiento de masas en la línea de los modernos partidos políticos y sindicatos. Fueron apoyados por diversas clases sociales y utilizaron la propaganda política, los medios de comunicación y la violencia e intimidación callejeras. Estos movimientos de masas constituyeron, en sentido estricto, el fascismo. Sus ejemplos más representativos se dieron en la Italia de Mussolini y en la Alemania de Hitler.
Los movimientos de derechas autoritarias y los fascismos tenían en común una serie de características:
Rechazo del mundo burgués
Tras la Gran Guerra, en el mundo occidental reinaban el individualismo, el egoísmo, el sentimiento de derrota y la especulación. Muchos reivindicaban el espíritu de comunidad, la camaradería, el heroísmo y la solidaridad que se respiraban en el frente. En muchos casos, se tenía nostalgia de sociedades del pasado, más jerárquicas, y se ensayaban sociedades corporativas, dividiendo rígidamente a los grupos sociales según su trabajo o función, al estilo de las corporaciones o estamentos de la Edad Media.
Desprecio de la política liberal
Rechazaban la democracia parlamentaria y sus instituciones. Consideraban a este sistema político débil para detener la revolución social e imponer el orden y la disciplina, y también ineficaz para establecer una política económica y social alternativa capaz de frenar la crisis. Consideraban que el liberalismo y la democracia eran responsables de la derrota y de la decadencia nacional. Las derechas autoritarias europeas se inspiraban en ideologias preliberales y rechazaban los valores de libertad e igualdad.
Represión del marxismo
El comunismo y la revolución social, fruto de la Ilustración y consecuencia última de los valores democráticos, eran considerados una amenaza. Las derechas autoritarias perseguían, encarcelaban e incluso eliminaban a los militantes de partidos políticos de izquierdas, sindicatos o agrupaciones que consideraban extremistas y subversivos. Los comunistas eran sus principales enemigos, pero también los sindicalistas, anarquistas, progresistas, masones y judíos. La división existente dentro del movimiento obrero favoreció la represión del marxismo.
Fuerte nacionalismo
Su nacionalismo se combinaba con la xenofobia y el racismo. Perseguían aquello que amenazaba a la unidad nacional, a su concepción de la patria o a su independencia. El nacionalismo era mayor en los estados perdedores de la Gran Guerra. Se reprimía a las minorías culturales que amenazaban la identidad nacional.
Militarismo
Los movimientos autoritarios de derechas tendían a apoyarse en los cuerpos armados del Estado, que al amparo de la ley podían ejercer la violencia física para reprimir cualquier atentado a la unidad nacional o al orden social. Fueron muchos los militares que lideraron o apoyaron estos movimientos (Franco, Horthy…). En la mayoría de los casos, las derechas autoritarias imponían a la sociedad civil valores de carácter militar: unidad, obediencia y respeto de la jerarquía, orden, culto a la fuerza, a la violencia y a las armas. Muchos militantes eran excombatientes de la Gran Guerra y aceptaban estos valores con facilidad. Utilizaban uniformes y entrenaban milicias propias para intimidar al resto de la sociedad con desfiles triunfales, agredir a otras formaciones políticas e imponerse por la fuerza.