La Unión Dinástica de Castilla y Aragón y la Crisis de 1640: Un Análisis Histórico

La Unión Dinástica: Integración de las Coronas de Castilla y Aragón

Fernando II de Aragón e Isabel I de Castilla, pertenecientes a distintas ramas de la casa de Trastámara, se casaron en 1469. Desde 1494 fueron conocidos como los Reyes Católicos, título otorgado por el Papa Alejandro VI, que heredaron sus sucesores.

Isabel se proclamó reina de Castilla en 1474, tras la muerte de su hermano Enrique IV. Tuvo que enfrentarse en una guerra civil a los partidarios de Juana la Beltraneja, presunta hija de Enrique IV y apoyada por Portugal. El Tratado de Alcaçovas (1479) supuso el reconocimiento de Isabel como reina.

Fernando heredó la corona de Aragón a la muerte de su padre Juan II, en 1479.

Características de la Unión

La unión de los dos reinos más poderosos de la península fue meramente dinástica:

  • No hubo integración económica: se mantuvieron distintas monedas y las barreras aduaneras. Además, Aragón fue excluido del monopolio americano.
  • No hubo integración jurídica: cada reino mantuvo sus leyes e instituciones y su sistema político (monarquía autoritaria en Castilla, pactismo en Aragón).

En la unión, Castilla actuó como socio dominante, al ser más extensa, poblada y rica.

Proyecto Unificador de los Reyes Católicos

Pese a lo anterior, los Reyes Católicos tuvieron un proyecto unificador que se reflejó en los siguientes aspectos:

  • Pretendieron conseguir la unidad territorial de los reinos peninsulares:
    • En 1492 conquistaron Granada.
    • Intentaron la unión con Portugal a través del matrimonio de dos de sus hijas.
    • Recuperaron los condados del Rosellón y la Cerdaña en 1493.
    • Conquistaron Navarra, que se incorporó a Castilla en 1515 conservando sus leyes e instituciones.
  • Llevaron a cabo una política exterior común (Castilla apoyó a Aragón en sus expediciones exteriores y viceversa).
  • Establecieron la unidad religiosa en todos sus reinos (la Inquisición fue la única institución común a todos; expulsión de los judíos).

Es importante recordar que la unión prosperó de forma fortuita y que, tras la muerte de Fernando en 1516, su nieto Carlos I recibió la herencia de los Reyes Católicos, dada la locura de su madre Juana.

La Crisis de 1640

Durante el reinado de Felipe IV, en la década de 1640, se produjeron una serie de levantamientos generalizados que pusieron en peligro la existencia de la propia monarquía. Todos estos movimientos respondieron a una serie de causas comunes:

  • La crisis económica.
  • La guerra exterior (Guerra de los Treinta Años, 1618-1648), que aumentó las exigencias de la monarquía.
  • Las reformas del conde duque de Olivares, de carácter centralista (Unión de Armas).

Las revueltas se extendieron por Andalucía, Aragón, Navarra, Nápoles y Sicilia, pero fueron especialmente graves en Cataluña y Portugal.

La Revuelta en Cataluña

Rechazada la Unión de Armas por las Cortes catalanas, se desplazaron soldados castellanos a Cataluña para luchar contra los franceses, lo que provocó malestar entre el campesinado. Las protestas culminaron el día del Corpus de 1640 en Barcelona («Corpus de Sangre»). Estalló la rebelión y el virrey fue asesinado. La Generalitat se puso al frente de la rebelión y entregó los condados catalanes a Luis XIII de Francia.

En 1652, las tropas de Felipe IV entraron en Barcelona. Felipe IV respetó los fueros catalanes.

La Revuelta en Portugal

El malestar de los portugueses fue en aumento al comprobar que la monarquía española, empeñada en varios conflictos, no podía defender adecuadamente las posesiones e intereses de Portugal. En 1640, proclamaron al duque de Braganza como Juan IV de Portugal.

Felipe IV y el conde duque de Olivares no pudieron atender el nuevo foco de conflictos. En 1668, la monarquía española reconoció la independencia de Portugal.

En 1643, Felipe IV se vio obligado a destituir al conde duque de Olivares; sus proyectos de reforma habían fracasado.

Impacto de América en España

a) A Nivel Económico

El comercio con América supuso la llegada a España de:

  • Productos agrarios desconocidos hasta entonces en uno u otro lado del Atlántico, como el maíz, la patata, el tabaco, el cacao o el cacahuete.
  • Metales preciosos, como el oro y, sobre todo, la plata, procedentes de las minas mexicanas de Zacatecas o de Potosí en Perú y Bolivia.

El comercio con América provocó un importante aumento de la demanda de todo tipo de productos, lo que impulsó la producción y el crecimiento económico. Actuó, por tanto, como una verdadera inyección económica, no solo para Castilla, sino también para toda Europa.

Ahora bien, se trató de un crecimiento desequilibrado, que vino acompañado por una intensa inflación de precios. Esta inflación (general en toda Europa, pero más intensa en Castilla), llamada revolución de los precios, provocó el empobrecimiento de amplios sectores de la población.

En realidad (ver tema 8.4), la ingente llegada de riquezas americanas a Castilla no sirvió para dinamizar su economía ni para enriquecerla (gran oportunidad perdida).

b) A Nivel Político

Desde el punto de vista político, América proporcionó a la Monarquía Hispánica un prestigio y un poder hasta entonces inalcanzables al crearse un vasto imperio colonial en cuyos dominios «no se ponía el sol». Reforzó, pues, el poder de la monarquía, y la llegada de metales permitió sostener los gastos de la corona para mantener su imperio en Europa.

c) A Nivel Cultural

Cabe citar que el descubrimiento y la conquista de América cambiaron la concepción del mundo y los valores culturales en España (debate sobre los derechos de los indios y la legitimidad del dominio colonial).

d) A Nivel Social

La salida de hombres hacia América supuso una válvula de escape para un sector de la población que no encontraba hueco en la sociedad española: segundones de familias nobiliarias, gentes sin oficio (o con él pero sin trabajo) y, sobre todo, aventureros que no tenían nada que perder en las nuevas tierras.

Conquista y Colonización de América

A) Conquista

La conquista se llevó a cabo mediante capitulaciones entre particulares y la corona. Los presuntos conquistadores debían aportar hombres y dinero, y la corona les daba legitimidad y se quedaba con buena parte de las ganancias. Diferenciamos tres etapas:

La Conquista de las Antillas (1492-1515)

Iniciada con Colón, las Antillas se ocuparon rápidamente. Desde las islas se iniciaron expediciones a tierra firme: viajes menores (Núñez de Balboa descubre el Pacífico en 1513).

Las Conquistas Continentales (1515-1550)

Destacan:

  • Conquista del Imperio Azteca (México) por Hernán Cortés: una expedición de 11 barcos y 700 soldados al mando de Hernán Cortés. Cortés se coaligó con los indios descontentos con la tiranía azteca y, con su ayuda, entró en Tenochtitlán, la capital de los aztecas, y obligó a Moctezuma a reconocer la soberanía de Carlos I (1519).
  • Conquista del Imperio Inca (Perú) por Francisco Pizarro: después de varias expediciones, en 1531 Pizarro llega al Imperio Inca y lo conquista.

En este periodo se produce también la primera vuelta al mundo, dirigida por Magallanes. La expedición duró tres años (1519-1522), con numerosas muertes (de los 265 hombres que partieron, solo volvieron 18), entre ellas la de Magallanes, sustituido por Juan Sebastián Elcano.

Las Conquistas Interiores (1550-siglo XVIII)

Se completó la conquista de América: toda América Central y del Sur, excepto Brasil y parte de América del Norte (Nuevo México, Texas, California y Florida).

B) Colonización

Tras la conquista, comenzó el proceso de colonización y explotación de recursos.

Las tierras fueron repartidas entre los colonizadores, a los que se les entregaba una parcela junto con el control de un grupo de indios que tenían que instruir en la fe católica: era la llamada encomienda, que permitía a los colonizadores servirse del trabajo de los indígenas.

En las minas se utilizó el trabajo forzoso de los nativos a cambio de un salario: la mita.

Primero se realizó de forma espontánea y después se reguló mediante las Leyes de Burgos (1512). Debido a los abusos sobre los indígenas, se elevaron voces en su defensa (Bartolomé de las Casas). La corona intentó evitarlos a través de las Leyes Nuevas de Indias (1542), prohibiendo la esclavización de los indígenas (a los que se reconocía como súbditos) y reduciendo la encomienda a un tributo. Pese a todo, los abusos continuaron. La población indígena quedó diezmada, tanto por los abusos (mita, encomienda) como por las guerras y la conquista, la transmisión de enfermedades (viruela, sobre todo) y la pasividad de los indígenas.

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