Las Regencias Anteriores a la España Isabelina
Introducción
La muerte de Fernando VII da paso a las regencias de María Cristina y del general Baldomero Espartero, a quienes sucederá posteriormente el reinado de Isabel II. Este periodo es una etapa de transición o cambios de una sociedad agraria y rural, con vestigios feudales, hacia una sociedad capitalista y liberal.
Los grupos de poder en España durante ese momento, tanto la Nobleza como la Alta Burguesía, deben hacer frente a la articulación del mercado nacional y la creación de un sistema político que permita la participación de los sectores sociales cada vez más emergentes de la sociedad: los moderados y los progresistas.
El Carlismo
El hermano del monarca, Carlos de Borbón, no se levanta en armas contra el rey hasta que este muere; mientras tanto, busca ayuda y apoyos en aquellos sectores sociales que se niegan a los cambios que poco a poco va introduciendo la nueva sociedad, de corte más liberal, en esta época.
Estos apoyos fueron los siguientes:
Campesinos afectados por la venta de bienes comunales.
Obispos, nobles y funcionarios que defienden el anterior sistema.
1 Identidad Ideológica del Carlismo
La ideología carlista se agrupa en torno a las siguientes ideas:
Posiciones ultracatólicas. Lo que le permite obtener el apoyo del clero más intransigente con posturas liberales e inmovilistas, incluso se oponen a Roma.
Defensa de la foralidad. Esto enfrenta a los carlistas con una burguesía liberal centralizadora, que aspira a establecer el mercado libre, sin las trabas del Antiguo Régimen.
Monarquía de origen divino. La defensa de esta idea coloca al carlismo en contra de los liberales y el régimen que representan, en cuanto a la limitación de los poderes reales, sobre todo la nobleza rural.
2 Consecuencias de las Guerras Carlistas
Los sucesivos enfrentamientos con los carlistas tienen consecuencias serias para España:
Inestabilidad política en todo el país, aunque el carlismo destaca en zonas rurales como: Aragón, País Vasco, Navarra, Cataluña y el Maestrazgo.
Aparición del ejército como protagonista de la vida política, con generales que alcanzan gran renombre por su participación en las contiendas.
Fases de la Guerra Carlista
El carlismo no logra atraer a la población de las grandes ciudades, que apoya a los liberales. Tampoco logra atraer el apoyo del Reino Unido, bajo el reinado de Victoria I desde 1837, que se decanta por los liberales, al igual que la Francia liberal de Luis Felipe de Orleáns. Tampoco las potencias absolutistas como Rusia, Prusia y Austria, aunque simpatizan con los carlistas, le dan apoyo.
1 Primera Fase
Entre 1833 y 1835 se produce un apoyo rápido de las masas de campesinos de los territorios vascos, navarros y catalanes, así como la zona levantina del Maestrazgo, quienes se ven obligados a pagar sus tributos en dinero y no en especie por los gobiernos del Trienio Constitucional.
2 Segunda Fase
Desde el verano de 1835 hasta el otoño de 1837, se extienden las operaciones militares a todo el territorio español peninsular. Así, el general carlista Miguel Gómez llega a Cádiz, el propio príncipe Carlos y Ramón Cabrera…
3 Tercera Fase
A partir de 1837, los años de lucha y el desgaste de los ejércitos carlistas empiezan a producir disensiones en su seno, propiciando el acuerdo con los ejércitos cristinos.
La Regencia de María Cristina. El Estatuto Real
La muerte del monarca Fernando VII deja en el trono la regencia de su esposa María Cristina, quien tratará de defender y mantener el derecho al trono de su hija Isabel. Para ello, la reina llevará a cabo lo siguiente:
Apoyarse en los miembros y grupos liberales del ejército, con el fin de garantizarse su apoyo en el conflicto que se avecina con su cuñado, Carlos María de Borbón, aspirante al trono.
La continuidad del gobierno de Francisco Cea Bermúdez como primer ministro en 1834 (político déspota ilustrado, que margina del poder a muchos sectores de la opinión pública), lo que resta apoyo a la regente.
Moderados y Progresistas
Ambos grupos tienen su origen en el liberalismo político que surge tras el contacto cultural entre España y Francia, con orígenes en la Ilustración y desarrollado posteriormente tras la ocupación francesa.
Los moderados son los representantes de la oligarquía del liberalismo, defensores de los altos grupos sociales y partidarios de pactar con las fuerzas del Antiguo Régimen, a cambio de defender sus privilegios y la hegemonía de su poder político.
Los progresistas se sitúan como los defensores de la soberanía nacional y de la limitación del poder de la corona. Son partidarios de mayor autonomía local y crear una Milicia Nacional donde poder ubicar a sus seguidores.
Económicamente siguen a los librecambistas y su postura es favorable a la desamortización, por lo que se enfrentan a la corona y al clero.
2 El Estatuto Real
Tras el mandato de Cea Bermúdez, se nombra como primer ministro a Francisco Martínez de la Rosa, quien realiza la siguiente labor:
Aisla a los diputados más exaltados y radicales de los liberales.
Desarrolla un programa político para preparar la llegada al trono de Isabel II, proponiendo el Estatuto Real, realizado a través de políticos como: Martínez de la Rosa, De Burgos y Garelli en abril de 1834.
Este documento es una carta otorgada, copiada de la Carta francesa de 1814 y el Código de las Siete Partidas. A través de la que se logra lo siguiente:
Como sistema de representación, unas Cortes formadas por dos cámaras.
Un estamento de Próceres o personas destacadas, nombradas por el rey, entre la nobleza española, arzobispos, obispos y personalidades de la administración y el ejército.
Estamento de Procuradores. Enteramente electivo entre los ciudadanos con más de 30 años y con una renta superior a 12.000 reales (16.026 electores). Las Cortes ejercen la facultad de derecho, si lo pide el rey, y las asignaciones de impuestos.
El monarca cuenta con capacidad de convocar y disolver las Cortes. Además de capacidad legislativa, nombra a los presidentes de los estamentos anteriores y preside el consejo de ministros.
Los Gobiernos de María Cristina
Tras los gobiernos de Martínez de la Rosa, que fracasó en acabar con la guerra carlista, y el Conde Toreno, llega al poder, como primer ministro en 1835/37, Juan Álvarez Mendizábal. Este político progresista, ante la delicada situación económica del Estado, convierte a todas las propiedades monásticas en bienes del Estado y posteriormente tratará de venderlos, aboliendo además los diezmos para tratar de solucionar la deuda pública y la crisis económica del Estado, consiguiendo con ello aumentar el apoyo social al régimen liberal y colocar en cargos políticos provinciales a las bases progresistas. Estos hechos causan el distanciamiento entre los progresistas y los liberales moderados.
La Constitución de 1837
Este documento consolida el Régimen Liberal en España, aunque cambiará más adelante. Es una nueva Constitución con 77 artículos y dos disposiciones adicionales, caracterizada por lo siguiente:
El Sistema de Representación: Las Cortes son el órgano de representación de la soberanía nacional, contando con una doble cámara: el Senado y el Congreso.
El Congreso de los Diputados es elegido cada tres años de forma directa por varones mayores de 25 años.
El Senado es nombrado por el rey, a través de una triple lista confeccionada por los votantes que eligen a los Diputados Provinciales. Uno por provincia y con más de cuarenta años.
Ambas cámaras tienen capacidad legislativa, están facultadas para jurar constitucionalmente al monarca, elegir regente y hacer efectiva la responsabilidad de los ministros. El Congreso está por encima del Senado.
El monarca no tiene responsabilidad política, pero no sus ministros, que responden ante las Cortes; tiene derecho a veto por una legislatura y capacidad para disolverlas.
La Administración local es elegida por los vecinos con capacidad de voto en cada localidad.
Milicia Nacional. Para mantener el orden y apoyo al ejército en cada provincia.
Relaciones Iglesia-Estado, aunque se respetará la libertad de culto, se mantendrá la católica.
La Regencia de Espartero
Los enfrentamientos de moderados y conservadores llevan a que en 1840, y debido a la organización de las diferentes Juntas provinciales, el Capitán General de Cataluña, Baldomero Espartero, se levante en armas contra la regente y asuma el gobierno. Este militar era el héroe del Convenio de Vergara, que supuso el fin de la guerra carlista, además de tener un origen humilde, lo que le hacía más popular.
El gobierno de Espartero se caracterizó por lo siguiente: aceleró las reformas de Mendizábal, completando la desamortización con la venta de los bienes inmuebles y las tierras del clero secular. Mantiene una austeridad en el gasto militar y propició con ello el malestar entre los militares organizados en grupos masones y la O.M.E, así como el malestar de los suboficiales progresistas, al no subirles la paga.
El Reinado de Isabel II
Isabel II es coronada reina de España el 10 de noviembre de 1843 con trece años y se mantendrá en España hasta 1868. Mientras tanto, su madre permanece en el exterior con escándalos económicos y un matrimonio morganático (cónyuge no es real).
El reinado de esta monarca se caracteriza por lo siguiente:
Impulsa el desarrollo industrial que se localiza en la cornisa cantábrica y Cataluña.
Desde el punto de vista político, destacamos que es una etapa de centralización política y de dominio moderado.
La Década Moderada (1844-1854)
El acceso al poder de los moderados con Narváez se produce mediante un levantamiento contra la política de Espartero, incluso siendo apoyado por sectores progresistas, que estaban poco conformes con la política de este militar. A partir de 1843, Isabel II asume la jefatura del Estado sin tener ningún tipo de experiencia política previa; a esto se une la inestabilidad política del país por el desplazamiento de los sectores progresistas del poder tras la caída de Espartero y del ministro Olózaga, quien trató de disolver las Cortes y fracasó, uniéndose esto a otros problemas de España. Como consecuencia de levantamientos populares en Madrid, Levante, Barcelona y Andalucía, el gobierno de Narváez se dota de una ley de poderes excepcionales, suprimiendo las garantías constitucionales, disolviendo las Cortes y reprimiendo los levantamientos de las personas opuestas al gobierno.
1 La Nueva Constitución de 1845
Esta nueva Constitución impone una ideología, unas instituciones y un orden moderado en la política española de estos años. Consta de:
Un Preámbulo donde se sustituye la Soberanía Nacional por la compartida entre el rey y las Cortes, aplicando sus ideas doctrinales.
Un Sistema de representación bicameral formado por:
Un Congreso de los Diputados:
Elegido por sufragio censitario o ciudadanos mayores de 25 años y determinada renta económica.
El rey nombra al presidente de ambas cámaras.
El Senado:
Elegidos por la corona de por vida.
Su número es ilimitado y proceden de la nobleza, la aristocracia y la administración militar y religiosa (+ de 30 años, varones y con + de 30.000 reales de renta, salvo los nobles con más de 60.000 reales de renta).
Tiene competencias para resolver las acusaciones contra los ministros presentados en el Congreso de los Diputados.
El rey tiene iniciativa legislativa y nombra al jefe del gobierno y una parte del Senado.
La Administración local elimina el carácter electivo del alcalde, siendo nombrados por la corona, aunque se mantiene en los concejales.
La Milicia Nacional: Es desmovilizada y sustituida por la Guardia Civil.
Relaciones Iglesia – Estado: Se considera a la católica como oficial.
2 El Concordato con la Santa Sede (1851)
A pesar de la desamortización decretada por Mendizábal, que colocó las relaciones Iglesia-Estado en una situación difícil, la recuperación de la oficialidad de la religión católica y la ralentización de las medidas desamortizadoras mejoran las relaciones Estado – Iglesia. Este acuerdo permite a los moderados desarrollar unas relaciones a su medida con la Iglesia católica y para ello realizan lo siguiente:
Mejoran la formación de los sacerdotes.
El único matrimonio válido es el canónico o religioso.
3 Reforma Fiscal
Se sustituyen los impuestos tradicionales por la contribución territorial sobre la propiedad agraria, los bienes inmuebles y la actividad industrial (impuestos directos) que gravan los productos básicos alimenticios y que afecta a las clases populares.
El Fin de la Década Moderada
El golpe de Estado dado en Francia por Napoleón III en 1851 y el surgimiento del II Imperio francés (1852) coinciden en España con la disolución de las Cortes efectuada por Juan Bravo Murillo, que presidía el Consejo de ministros desde 1851 hasta diciembre de 1852. Esta figura política era un tecnócrata poco estimado en el parlamento y en su labor desarrolló:
La construcción del Canal de Isabel II que abastecía de agua a Madrid.
El Concordato con la Santa Sede, antes mencionado.
El Pronunciamiento de 1854. El Bienio Progresista
Las críticas a la vida privada de la reina por parte de la prensa, la subida del precio del grano (al exportarse a Gran Bretaña, desabasteciendo la Península), entre otros graves problemas, llevan al país a una tensión política que culmina con el pronunciamiento o golpe militar de 1854.
Los moderados siguen conspirando dentro del ámbito militar contra los progresistas, temerosos los primeros de que los segundos puedan alcanzar el poder. Así, se producen levantamientos en Zaragoza y Barcelona, favorables al alza de los salarios, los derechos de asociación, etc.
Fin del Bienio y la Vuelta al Moderantismo: la Era O’Donnell
La tolerancia de Espartero y de los gobernadores provinciales con las reivindicaciones obreras (mejoras salariales, derecho de asociación, etc.) genera descontento entre los empresarios, sin que, por otra parte, el naciente asociacionismo obrero solucione los problemas de este grupo, especialmente en Cataluña (1855), siendo este inicio los orígenes del movimiento obrero español. A esto se une la no promulgación de una nueva Constitución; las movilizaciones de trabajadores en Barcelona y Valladolid llevan a las clases dominantes a volver a posiciones conservadoras, reclamando garantías a la propiedad privada y a la reinstauración del orden público.
1 Reinstauración de la Constitución de 1845
Mediante Decreto del 15 de septiembre de 1856, se reinstaura la Constitución de 1845, a la que se añade un acta adicional que modifica la configuración del Senado y otorga al rey la capacidad para elegir a los alcaldes de las poblaciones mayores de 40.000 habitantes.
2 El Gobierno de O’Donnell
Política Interior
Leopoldo O’Donnell preside el gobierno más largo de la etapa moderada (1858 – 1863).
Este militar y político tinerfeño trató de unificar en un partido llamado Unión Liberal a los conservadores más moderados y miembros desgajados del progresismo. En esta etapa se inicia un joven político llamado Cánovas del Castillo como ministro de la Gobernación, figura que destaca en las etapas siguientes.
A partir de 1857, España inició una etapa de crecimiento económico:
Se duplicó el comercio exterior, en exportaciones de hierro, aceite y vino.
Se invierte en nuestro país capital belga, francés e inglés en el desarrollo del plan de ferrocarriles durante este bienio (35%).
Aportan recursos para el crecimiento económico, pero dejan el control de algunos sectores estratégicos (ferrocarril, minería, etc.) en manos foráneas. La burguesía vasca y catalana financian los trazados en sus ámbitos territoriales.
Política Exterior
España participa durante este periodo en algunas intervenciones internacionales que tienden a una política de “grandeza” o imperialismo, que estimulan los sectores económicos que participan en ellas.
Intervención en Asia. Bajo el pretexto de asesinatos de obispos españoles, España interviene junto a Francia en la Cochinchina en 1860, obteniendo una indemnización por la guerra y libertad comercial en la zona. Francia favoreció el crecimiento de su imperio.
Política Americana. Permite el establecimiento de las relaciones con las antiguas colonias españolas, pero se cometen errores como la intervención de Prim en 1862 en México.