El Estado Franquista: Política, Economía y Relaciones Internacionales (1939-1946)

El Estado Franquista (1939-1946)

2.1. Institucionalización del Estado Autoritario

En los primeros años del franquismo se institucionalizó un Estado autoritario. Franco consideraba que la democracia y otras opciones políticas solo servían para enfrentar a la gente, por lo que prohibió los partidos políticos. El conglomerado de sublevados victoriosos y sus instituciones se denominó Movimiento Nacional.

En lugar de una Constitución, se establecieron las Leyes Fundamentales:

  • Ley Constitutiva de las Cortes (1942): Definía una cámara elegida por Franco y por sufragio indirecto de las corporaciones (sindicatos, familias y municipios), limitada a refrendar los proyectos de ley presentados por el dictador. A este sistema se le llamó democracia orgánica, en contraposición a la democracia clásica liberal.
  • Ley de Referéndum Nacional (1945): Reconocía el derecho de los españoles al voto en consultas electorales sobre determinados asuntos del Estado. Sin embargo, las pocas consultas realizadas estuvieron sujetas a manipulaciones propagandísticas.
  • Fuero de los Españoles (1945): Imitación de una declaración de derechos y deberes.
  • Ley de Sucesión a la Jefatura del Estado (1946): Establecía el gobierno vitalicio de Franco, quien elegiría a su sucesor. En total, serían siete leyes, incluyendo el Fuero del Trabajo (1938), que establecía un estado corporativo, y las posteriores Ley de Principios del Movimiento (1958) y Ley Orgánica del Estado (1966).

2.2. Política Internacional

En 1939, la España franquista mantenía excelentes relaciones con la Alemania nazi y la Italia fascista. Sin embargo, al estallar la Segunda Guerra Mundial, se declaró neutral, para luego declararse «no beligerante», sin cerrar las puertas a una posible intervención del lado del Eje a cambio de participar en el reparto de las colonias británicas y francesas en caso de victoria. La ayuda que España podía prestar era escasa en comparación con las demandas de Franco, por lo que Hitler la desestimó en Hendaya (junio de 1940). A pesar de ello, Serrano Súñer, ministro de exteriores, colaboró con el Eje y en 1941 envió la División Azul al frente ruso. Ante las derrotas nazis, la política exterior cambió, destituyendo a Serrano Súñer y retirando la División Azul en 1943.

Tras la victoria aliada, las Naciones Unidas negaron la entrada a España y se cerraron las fronteras para aislar a la dictadura. El régimen intentó borrar su imagen fascista y homologarse a las democracias occidentales, presentándose como una «democracia orgánica» (leyes de 1945), pero sin éxito. Los embajadores se retiraron de Madrid en 1946 y se vetó la participación de España en las ayudas del Plan Marshall.

La dictadura reforzó su línea autárquica y represiva, con un discurso ultranacionalista en manifestaciones multitudinarias de apoyo a Franco. El gobierno atribuyó el boicot político y económico a una conspiración internacional «judeo-masónica» encabezada por la Rusia comunista.

2.3. Política Económica: La Autarquía

Tras la guerra, España estaba devastada y no pudo aprovechar su neutralidad durante la Segunda Guerra Mundial para mejorar su economía. Las infraestructuras no fueron las más dañadas, pero sí la población, que entre víctimas y exiliados sufrió una importante pérdida de fuerza laboral. La vida en las ciudades era difícil y la gente regresó al campo, ruralizando la economía.

El Estado franquista controló la vida económica: fijó precios, racionó el consumo, estableció cupos de producción y determinó salarios. Se implementó la autarquía: el gobierno buscó la autosuficiencia económica, limitando las inversiones extranjeras al 25% del capital de las empresas, reduciendo las importaciones y planificando la actividad económica para aprovisionarse con recursos nacionales.

Se creó el INI (Instituto Nacional de Industria) para crear empresas públicas en sectores clave como la siderurgia, la química y las industrias navales. La escasez de capitales y tecnología creó una industria obsoleta y poco ambiciosa, cuyas deficiencias fueron cubiertas por el INI. Mientras tanto, la población sufría racionamiento debido a la escasez.

La reforma agraria se suprimió, volviendo a una situación de propiedad obsoleta. La agricultura tenía rendimientos inferiores a los de los años treinta y la producción nacional de cereales era insuficiente para alimentar a la población.

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