La Revolución de 1868 y la Monarquía Democrática en España

La Revolución de 1868: La Gloriosa

Designada como La Gloriosa por sus contemporáneos, esta revolución supuso el destronamiento de Isabel II y el detonante de un profundo proceso de cambio. No se trató solo de un pronunciamiento militar, sino que también tuvo un importante componente social.

Factores Desencadenantes

Los factores que desencadenaron la revolución fueron diversos:

  • Crisis económica y social: crisis financiera, alza de precios, crisis de subsistencia.
  • Crisis política de la Monarquía: A la delicada situación económica se sumaron graves problemas políticos. El detonante fue en 1865, cuando el gobierno de Isabel II intentó prohibir, mediante una circular, que los catedráticos de las universidades españolas se manifestaran contra la monarquía y el concordato con la Iglesia.

Después de varios intentos de golpe de Estado, una sublevación de parte de la guarnición de Madrid (cuartel de San Gil, 22 de junio de 1866) provocó una violenta represión. Ante esta masacre, Isabel II volvió a llamar a Narváez para formar gobierno. Se estableció censura de prensa, se realizaron detenciones preventivas y se cerraron las Cortes.

El Pacto de Ostende (1866)

Ante esta situación, todos los sectores de la oposición se unieron. El Pacto de Ostende fue firmado por progresistas y demócratas, comprometiéndose a derribar la monarquía. Un gobierno provisional, dirigido por Prim, convocaría Cortes Constituyentes. Posteriormente, la Unión Liberal se unió al pacto, con la condición de respetar la monarquía. También se adhirieron intelectuales y el mundo de los negocios.

La Caída de Isabel II (Septiembre de 1868)

El fracaso de los intentos revolucionarios (pronunciamientos militares, manifestaciones estudiantiles) generaba desánimo. Con la muerte de los líderes moderados, la Reina quedó aislada, la legislación se endureció y la revolución cobró fuerza.

En la revolución de septiembre de 1868, se evidenció la dualidad de fuerzas y la discrepancia entre sus objetivos:

  • Los militares: Monárquicos, buscaban un cambio de régimen.
  • Las Juntas de las ciudades: Con fuerte presencia de demócratas y republicanos, defendían la soberanía nacional, el sufragio universal, la descentralización, y la libertad de imprenta, enseñanza, cultos, comercio y asociación.

El Pronunciamiento Militar

El pronunciamiento militar se inició en la bahía de Cádiz, liderado por el almirante Topete y los generales Prim y Serrano. El gobierno entregó el poder a los conspiradores. Isabel II, que veraneaba en Guipúzcoa, huyó a Francia. La monarquía había caído.

El Gobierno Provisional y la Regencia de Serrano

Se planteó una dualidad de poderes entre los militares y las Juntas. Aunque el programa de las Juntas era más radical, coincidían en algunos puntos: sufragio universal, libertad de prensa, libertad de comercio y algunas reivindicaciones sociales. Los republicanos se separaron pronto por la cuestión del régimen.

En octubre, se formó el gobierno provisional presidido por Serrano, con Prim como segundo. Este gobierno disolvió las Juntas e implementó parte del programa revolucionario democrático:

  • Reforma fiscal (supresión del impuesto de consumo)
  • Creación de la peseta
  • Nueva legislación

Se implantó el sufragio universal masculino y se celebraron elecciones a Cortes Constituyentes para elaborar la Constitución de 1869, bajo la fórmula de una monarquía democrática. Esta recogía los principios democráticos de la revolución, amplio reconocimiento de derechos, división de poderes (el Rey perdía atribuciones), soberanía nacional, sistema parlamentario bicameral, libertad de cultos y cierta descentralización.

Tras la Constitución, se estableció una regencia temporal con Serrano, pero la responsabilidad política recaía en Prim. Se realizaron nuevas disposiciones sobre el poder judicial, el código penal, el registro civil, el matrimonio civil y el orden público. En este último punto, continuaron las prácticas ilegales (revueltas y movimientos sociales).

La principal cuestión política era encontrar un nuevo monarca que se identificara con la Constitución de 1869.

La Monarquía Democrática de Amadeo de Saboya (1871-1873)

Un rey liberal parecía una oportunidad para estabilizar la política. Amadeo de Saboya llegó a España y veló el cadáver de Prim, asesinado por motivos políticos y personales, con una fría acogida en Madrid. Su voluntad de ser un buen monarca constitucional y demócrata contrastó con la inestabilidad política.

El general Serrano lideró el gobierno, pero la inestabilidad era patente (6 gobiernos y 3 elecciones). Diversas fuerzas se opusieron a la monarquía de Amadeo:

  • El clero: Enfrentado al Estado por la libertad de cultos.
  • Nobleza y aristocracia latifundista: No aceptaron el régimen surgido de la Revolución de 1868.
  • La burguesía: Se alejó del régimen y simpatizó con el partido alfonsino.
  • Oposición abierta: Carlistas y republicanos.

Los carlistas se alzaron en 1872, afectando al País Vasco y Cataluña. Los republicanos, divididos, protagonizaron sublevaciones.

A estos conflictos se sumaron la sublevación de Cuba y las reivindicaciones del movimiento obrero. En el Congreso, los diputados, rodeados por una multitud que aclamaba la República, la proclamaron.

Este clima de guerra civil descorazonó a Amadeo I, quien abdicó en febrero de 1873. El motivo aducido fue que, en dos años de monarquía, las luchas civiles no habían cesado.

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