Evolución Política de Al-Ándalus
La Conquista Musulmana (711-756)
La invasión musulmana de la Hispania visigoda comenzó con la entrada de musulmanes en la Península, respondiendo a la petición de ayuda de uno de los bandos nobiliarios visigodos (los hijos de Witiza) contrario al rey Don Rodrigo. Un ejército bereber al mando de Táriq derrotó a Don Rodrigo en la batalla de Guadalete (711) y avanzó hacia Toledo. Otro ejército, el de Muza, formado por árabes, se sumó a los conquistadores.
La conquista fue rápida y fácil debido a la escasa resistencia. Gran parte de la nobleza visigoda pactó con los invasores, y el resto de la población se mostró indiferente o los apoyó, como hicieron los judíos. Los conquistadores se repartieron las tierras expropiadas a la Iglesia y a los nobles visigodos que habían ofrecido resistencia. En los repartos se benefició a los clanes árabes.
El Emirato de Córdoba (756-929)
En el 750, una revolución sustituyó a la dinastía omeya de Damasco por la abbasí de Bagdad. La nobleza omeya fue asesinada, y Abd al-Rahman I, el único superviviente a la matanza de su clan, huyó a Al-Ándalus, se hizo con el poder y se proclamó emir en el 756. Al-Ándalus se convirtió en el Emirato de Córdoba, estado políticamente independiente de los califas abasíes de Bagdad, pero respetando su autoridad religiosa.
Abd al-Rahman I y II reforzaron el poder del estado y la autoridad del emir. Se creó una administración y un ejército de mercenarios traídos de lejos (eslavos en su mayoría).
Tras la muerte de estos emires, resurgieron los conflictos internos: independentismo de la nobleza, sobre todo en las coras fronterizas (dirigidas por muladíes), y sublevaciones de mozárabes y bereberes. Muchos mozárabes huyeron al norte cristiano, donde repoblaron las tierras del valle del Duero que habían quedado vacías.
La principal sublevación fue la de Umar Ben Hafsún (882-928), que creó un reino independiente en la Serranía de Ronda. Los reinos cristianos del norte aprovecharon los conflictos en Al-Ándalus para extender y consolidar sus reinos.
El Califato de Córdoba (929-1031)
Abd al-Rahman III acabó con las sublevaciones internas, imponiendo el control del poder central cordobés, y frenó a los cristianos, a los que impuso parias (tributos) a cambio de paz. Se proclamó califa en el 929, lo que significó la independencia total del Califato de Bagdad. Concentró todos los poderes (religioso, militar y político) y se apoyó en la nobleza de servicio frente a la de sangre. Convirtió a Al-Ándalus en un estado fuerte, que ejerció una hegemonía sobre toda la península y el norte de África, donde se hizo con el control de la salida de la ruta del oro del Sudán.
Los ingresos procedentes de las parias, del control de las rutas del oro y de los impuestos permitieron mantener un ejército poderoso, una administración eficaz y fomentar el desarrollo cultural y artístico de Córdoba (la ciudad más próspera de la Europa del momento).
Alhakam II convirtió a Córdoba en el principal foco cultural de la época. Hixem II dejó el poder en manos de su primer ministro (hachib) Almanzor, quien impuso una dictadura personal (dictadura amirí), apoyada en el ejército, y un integrismo religioso. La aparición del poder fatimí en el norte de África privó a Al-Ándalus del abastecimiento de oro, por lo que Almanzor tuvo que financiar los gastos del estado subiendo los impuestos, ya que las constantes razzias contra los cristianos eran insuficientes. A su muerte, el Califato se desmoronó.
La Crisis del Siglo XI
Primeros Reinos de Taifas (1031-1086)
En 1031, desapareció el Califato, y Al-Ándalus se dividió en los Primeros Reinos de Taifas. Se trata de más de 20 reinos o taifas («banderías») en manos de familias de distintos grupos étnicos (árabes, muladíes, bereberes y eslavos). Estos reinos mantuvieron un alto nivel cultural y científico, imitando a la Córdoba de Alhakam II, pero a costa de una gran debilidad militar y política. En un primer momento, pagaron a los reinos cristianos fuertes tributos en oro (las parias) a cambio de su independencia, pero, al estar enfrentados entre sí, no pudieron hacer frente a la ofensiva cristiana, que se mantuvo.
Los Almorávides (1086-1140)
La conquista de Toledo por Alfonso VI (1085) llevó al rey taifa de Sevilla a pedir ayuda a los almorávides, bereberes integristas que acababan de crear un imperio en el norte de África. Incorporaron Al-Ándalus a su imperio, pero su integrismo religioso y su incapacidad para detener el avance cristiano por el valle del Ebro y el Tajo provocaron gran descontento y sublevaciones.
El imperio almorávide se desmoronó a partir de 1140 por el ataque de los almohades en el norte de África, y en Al-Ándalus surgieron los Segundos Reinos de Taifas (1140-1172), que, ante el avance cristiano, volvieron a pedir ayuda a los almohades, que habían constituido en el norte de África un nuevo imperio.
Los Almohades (1172-1212)
Los almohades volvieron a unificar Al-Ándalus y consiguieron éxitos frente a los cristianos, pero estos terminaron uniéndose y derrotándolos en las Navas de Tolosa (1212).
Al hundirse el imperio almohade, surgieron los Terceros Reinos de Taifas, que no pudieron resistir el incontenible avance cristiano. Solo sobrevivió el reino nazarita de Granada, que se mantendría en la Andalucía penibética (Granada, Málaga y Almería) durante dos siglos, siendo tributario del reino de Castilla.
Economía y Sociedad. El Legado Cultural
Sociedad
- Conquistadores: árabes (minoría dirigente que acaparaba las mejores tierras y los cargos administrativos), bereberes (ganaderos o soldados), sirios y eslavos (llegaron en épocas posteriores a la conquista como mercenarios o funcionarios).
- Conquistados: muladíes (cristianos convertidos al islam), mozárabes (cristianos con lengua y costumbres propias que, en su gran mayoría, terminaron emigrando a los reinos cristianos) y judíos (dedicados a diversas actividades, destacando el comercio y el préstamo).
Según la riqueza, se distinguían tres clases: jassa o aristocracia (de origen árabe o muladí), al-Ayan o clase media urbana (funcionarios, comerciantes, juristas, etc.) y umma o masa popular (la mayoría eran campesinos y artesanos muladíes o mozárabes).
Las ciudades adquirieron gran importancia en Al-Ándalus. Estaban formadas por varias partes: la medina (con el alcázar, la aljama y el zoco) y los arrabales. Tenían un plano desordenado, con calles laberínticas y ausencia de plazas públicas.
Economía
La economía de Al-Ándalus era comercial, monetaria y diversificada. La incorporación de Al-Ándalus a las grandes rutas de comercio mundiales, controladas por el islam, favoreció un gran desarrollo económico.
- Agricultura: principal fuente de riqueza. Predominaban los cultivos de secano (olivo, trigo y vid), pero destacaron los grandes avances en la agricultura de regadío gracias a los nuevos cultivos (arroz, caña de azúcar, algodón, azafrán, cítricos, etc.) y nuevas técnicas (noria y qanat) traídas de Oriente.
- Ganadería: la ovina, en manos de los bereberes, adquirió gran importancia (se inicia la transhumancia), y también la caballar.
- Artesanía: variada y de calidad (textiles, armas, cerámica, vidrio, cuero, etc.).
- Comercio: gran desarrollo del comercio interior (zoco con alhóndigas y bazares) y exterior (puertos y caravanas).
Cultura
Las principales figuras intelectuales fueron los filósofos y científicos: Averroes, conocido ante todo por sus comentarios a la obra de Aristóteles, y el judío Maimónides. Ambos contribuyeron a que la obra aristotélica llegara a la cultura de Europa Occidental. También destacaron en otros campos científicos. Fueron perseguidos por los intransigentes almohades y terminaron su vida en el exilio.
La creación literaria alcanzó un gran desarrollo, sobre todo en el transcurso del siglo X, tanto en verso como en prosa. Ibn Hazm (994-1063) es uno de los poetas más conocidos de Al-Ándalus, especialmente por su obra El collar de la paloma, un tratado sobre el amor. Ibn Jaldun (1332-1406) fue un importante historiador, siendo especialmente conocida su Introducción a la Historia Universal.
La cultura andalusí destacó sobre todo en el terreno científico, contrastando con la pobreza científica del mundo cristiano en aquellas fechas. Un ejemplo: Al-Ándalus fue la vía a través de la cual se difundió hacia el resto de la cristiandad europea el sistema de numeración de origen indio, que terminó sustituyendo a la numeración romana. En el ámbito de las disciplinas científicas, sobresalieron las matemáticas y la medicina, donde alcanzó gran fama Abulcasis (936-1013), autor de una excepcional enciclopedia médica y quirúrgica que posteriormente sería traducida al latín.