La Desamortización en España
Introducción
La desamortización es el proceso mediante el cual los bienes no enajenables, pertenecientes a la Iglesia, la nobleza, la Corona, municipios y otras instituciones, pasaron a ser propiedades privadas de libre uso. En el Antiguo Régimen, la propiedad de la tierra estaba en manos de la Iglesia, la nobleza y el Estado, considerándose manos muertas. La desamortización, junto con la abolición del régimen señorial y la desvinculación, constituyen la reforma agraria del siglo XIX.
La desamortización durante el reinado de Isabel II buscó la instauración de la propiedad libre, plena e individual para maximizar el rendimiento y el desarrollo del capitalismo en el campo. Este proceso fue el resultado de varias desamortizaciones: la de Godoy, la de las Cortes de Cádiz, la del Trienio Liberal, la de Mendizábal y la de Pascual Madoz.
Antecedentes y Primeras Desamortizaciones
Los primeros antecedentes se encuentran en el reinado de Carlos III. Con Carlos IV y Godoy, la política belicista y el aumento de la deuda pública obligaron a iniciar la desamortización de bienes eclesiásticos. Durante la Guerra de la Independencia, el gobierno bonapartista y las Cortes de Cádiz realizaron ventas de propiedades religiosas para amortizar la deuda del Estado. Este proceso se interrumpió en 1814 con Fernando VII, pero en el Trienio Liberal (1820-1823), Fernando VII se vio obligado a devolver los bienes vendidos, provocando la indignación de los compradores burgueses, quienes desde entonces apoyaron a los liberales.
Tras la muerte de Fernando VII, María Cristina suprimió la Inquisición y expulsó a la Compañía de Jesús, suprimiendo los monasterios y conventos con menos de 12 individuos. Estos bienes se vendieron para subsanar la deuda pública.
La Desamortización de Mendizábal
La desamortización de Mendizábal se realizó mediante los decretos del 8 de marzo de 1836, que expropió todos los bienes del clero regular, y del 29 de julio, que puso en venta los bienes del clero secular. Aunque la ejecución se llevó a cabo en 1841, el plan de Mendizábal no alcanzó los objetivos previstos:
- Objetivo financiero: disminuir la deuda pública, recaudar ingresos para la guerra carlista y dar credibilidad a la acción española. La desamortización no resolvió el problema de la deuda, aunque contribuyó a atenuarlo.
- Objetivo político: conseguir apoyos para el régimen liberal creando una masa de propietarios. Sin embargo, estos trabajaban para hacerla más rentable.
- Objetivo social: crear una clase media agraria de campesinos propietarios. Sin embargo, acentuó el latifundismo y el minifundismo, eliminando a los pequeños propietarios.
Se cambió la estructura de la propiedad eclesiástica, que pasó a ser libre e individual. A cambio, el Estado se comprometió a mantener a los clérigos y subvencionar el culto. Los españoles más católicos percibieron la desamortización como un robo y un ataque a la Iglesia.
La Desamortización de Madoz
Con la llegada de los progresistas al poder durante el Bienio Progresista (1854-1856), se promulgó la Ley General de Desamortización, que completó la obra de Mendizábal. Considerada la segunda gran desamortización, fue elaborada por Pascual Madoz y establecía la venta en subasta pública de toda clase de propiedades (rústicas y urbanas) pertenecientes al Estado, la Iglesia, municipios y, en general, todos los bienes que permanecían amortizados.
El procedimiento fue similar al de Mendizábal, aunque el volumen del dinero acumulado fue el doble. La venta de los bienes se destinó a la deuda del Estado, la industrialización del país, obras públicas y la expansión del ferrocarril.
Consecuencias:
- Eliminación de la propiedad comunal y de lo que quedaba de la eclesiástica.
- Venta de bienes nacionalizados. La gran beneficiaria fue la burguesía.
- Impulso a la construcción del ferrocarril.
Conclusión
Para Artola, su importancia cuantitativa fue menor de lo que se pensó inicialmente. Para Gabriel Tortella, la importancia de las desamortizaciones no debe centrarse únicamente en una cuestión de pesetas o hectáreas, ya que fue una medida conectada con casi todas las esferas de la vida social y económica.
Las desamortizaciones siempre fueron concebidas como una medida fiscal. Artísticamente, se perdieron pinturas y esculturas de monasterios, produciéndose un notable deterioro en el patrimonio artístico del país.