Historia de la Península Ibérica y España: Desde los Primeros Humanos hasta el Siglo XVIII

PRIMERA EVALUACIÓN

LA PENÍNSULA IBÉRICA DESDE LOS PRIMEROS HUMANOS HASTA LA DESAPARICIÓN DE LA MONARQUÍA VISIGODA (711)

1.1. Sociedad y Economía en el Paleolítico y Neolítico. Pintura Rupestre

Paleolítico

Los primeros homínidos surgieron en África hace más de 4 millones de años, comenzando un proceso de evolución (hominización) que culmina con nuestra especie (Homo Sapiens).

Etapas del Paleolítico peninsular:

Paleolítico inferior (1.400.000-100.000 a. C.): Los homínidos peninsulares se encuentran entre los más antiguos de Europa. El principal yacimiento es Atapuerca (Burgos), donde se ha documentado una nueva especie llamada Homo Antecessor (1,2 millones de años) anterior al Homo Heidelbergensis, hasta ahora considerado como el primer homínido en Europa.

Paleolítico Medio (100.000-40.000 a. C.): La principal especie es el Homo Neanderthalensis, que las últimas investigaciones descartan como antepasado directo del Sapiens. Crece el número de yacimientos, localizados en la costa cantábrica (El Sidrón, Asturias) y mediterránea (Banyoles, Gibraltar…). Aparecen el fuego y los sepulcros de fosa.

Paleolítico Superior (40.000-8.000 a. C.): Llegado de África, el Homo Sapiens coloniza toda la Península dando lugar a una larga serie de culturas diferentes (gravetiense, magdaleniense, etc.). Numerosos yacimientos, entre los que destacan Tito Bustillo (Asturias) y El Castillo (Cantabria).

Las comunidades paleolíticas estaban organizadas en pequeños clanes de cazadores-recolectores, que practicaron el carroñeo en la etapa inferior y la caza especializada en la superior. Los útiles eran fundamentalmente de piedra, no existían diferencias sociales y la densidad de población era muy baja. Utensilios más avanzados.

Neolítico (VI – III milenio a. C.)

El Neolítico, llegado desde Oriente Medio (VI milenio a. C.), supuso el paso de una economía depredadora a otra productora (agricultura, ganadería) que implicó grandes cambios como la sedentarización, la diversificación social y nuevas tecnologías (cerámica, piedra pulida). Las primeras comunidades agrícolas peninsulares pueden agruparse en dos grupos:

  1. Cultura de la Cerámica Cardial (Levante, con yacimientos como Cova d’l’Or en Valencia).
  2. Cultura de los Sepulcros de Fosa (Cataluña).
Arte rupestre

El arte rupestre apareció en el Paleolítico superior. Tuvo una finalidad mágica, no estética.

  1. Pintura cantábrica: Realizada en cuevas durante el Paleolítico Superior, presenta un estilo naturalista que recurre a la policromía para representar animales aislados y símbolos. Destacan Altamira (Cantabria) y Tito Bustillo (Asturias).
  2. Pintura levantina: Desarrollada durante el Paleolítico Superior y el Neolítico, se localiza en abrigos rocosos de Levante como Valltorta (Castellón) y Cogul (Lérida). De estilo esquemático, representa escenas con figuras monocromas de animales y seres humanos (caza, rituales). Ideomorfos.

1.2. Los Pueblos Prerromanos. Las Colonizaciones Históricas: Fenicios y Griegos. Tartessos

Los pueblos prerromanos

Se conoce como pueblos prerromanos a las diferentes comunidades asentadas en la Península Ibérica durante la fase final de la edad de los metales (Hierro final), las cuales recibieron una fuerte influencia de pueblos extra peninsulares.

  • Tartessos (siglos IX-V a. C.): Próspera monarquía asentada en el valle del Guadalquivir y Guadiana. Comerciaba con fenicios y griegos gracias a su riqueza minera y agraria. Se conservan pocos restos, destacando ricos ajuares como el Tesoro de la Aliseda y de El Carambola. Desapareció en el s. VI a. C. por la decadencia económica y la presión de celtas y cartagineses, aunque muchos rasgos culturales pervivieron entre los turdetanos.
  • Íberos (siglo VI-V a. C.): Vivieron en ciudades en el sur y este peninsular, de Cataluña a Andalucía. Esta civilización nació del contacto entre la población autóctona y los pueblos colonizadores. Nunca formaron un Estado unificado, sino un conjunto de reinos independientes (turdetanos, edetanos, ilicitanos…) con una lengua, cultura y tradición artística (Dama de Elche) común. Economía basada en la agricultura y el comercio. Conocían la moneda y la escritura.
  • Celtas (siglo VI-V a. C.): Pueblos indoeuropeos llegados a través de los Pirineos. Se asentaron en el norte y el interior, donde introdujeron la tecnología del hierro. Nunca formaron un Estado unificado, manteniendo cada grupo (carpetanos, lusitanos, celtíberos…) su autonomía. Eran ganaderos con una notable tradición metalúrgica y guerrera. Vivían en pequeños núcleos fortificados (castros gallegos, Almarada). Arte pobre (Toros de Guisando, torques).
Colonizaciones históricas: fenicios y griegos

Llegaron a la Península por motivos comerciales (metales, nuevos mercados) a través del Mediterráneo. Introdujeron el hierro, la escritura alfabética, la moneda, la salazón, el torno alfarero, animales (gato, burro, gallina) y cultivos (vid y olivo).

  • Fenicios (VIII-VI a. C.): Fundaron factorías, es decir, pequeños enclaves comerciales, en la costa andaluza. Su principal fundación fue Gadir (Cádiz).
  • Griegos (VII-VI a. C.): Factorias en la costa catalana. Su enclave más destacado fue Emporion (Ampurias). Mejora del textil y la cerámica.

Ambas civilizaciones influenciaron más a los íberos.

1.3. Conquista y Romanización de la Península Ibérica. Principales Aportaciones Romanas

La conquista

La anexión romana de la Península (218 al 19 a. C.) fue larga porque no respondió a un plan específico de conquista.

  1. Primera fase: Conquista de Levante y valle del Guadalquivir (218-197 a. C.): los romanos irrumpieron en la Península para privar a los cartagineses de sus bases de aprovisionamiento (Segunda Guerra Púnica).
  2. Segunda fase: Conquista de la Meseta y Lusitania (157-133 a. C.): Roma buscaba nuevas tierras y recursos (metales, esclavos), provocando la resistencia armada de lusitanos (Viriato) y celtíberos (Numancia).
  3. Tercera fase: Conquista de la Cordillera Cantábrica (27-19 a. C.): el objetivo de la campaña, liderada por el propio Augusto, era controlar la riqueza metalúrgica del Norte y acabar con las incursiones de cántabros y vascones. Tras su conquista, la Península quedó por primera vez unificada política y culturalmente.
Romanización. Principales aportaciones

La romanización de Hispania (nombre dado al territorio por los romanos) fue muy desigual: más intensa en las ciudades que en las áreas rurales, o en el Sur y Levante que en el Norte. Los romanos realizaron grandes aportaciones a la población peninsular:

  1. Económicas: Integración en el circuito comercial del Imperio (exportación de aceite, salazones, metales).
  2. Sociales: Adopción del Derecho y el modelo social (con hombres libres -ciudadanos y no ciudadanos- y esclavos) romanos. Figuras como Trajano y Adriano (emperadores), Séneca (filósofo) o Marcial (literato) nacieron en Hispania.
  3. Culturales: El latín se impuso a las lenguas prerromanas salvo al euskera. Las ciudades, dotadas de obras públicas (teatros, acueductos, etc.) y conectadas por calzadas, fueron activos focos económicos y culturales. El cristianismo se impuso como religión mayoritaria.

1.4. El Reino Visigodo: Origen y Organización Política. Los Concilios

Origen del reino visigodo

Los visigodos llegaron a Hispania en el año 415 como federados del Imperio Romano para expulsar a vándalos, suevos y alanos (pueblos germánicos que invadieron Hispania en 409). Expulsados estos (los suevos permanecieron en Galicia), los visigodos establecieron su reino en Hispania y el sur de Galia con capital en Tolosa (Toulouse, Francia). Tras ser derrotados por los francos en Vouillé (507) los visigodos fueron arrojados de Galia trasladando la capital a Toledo. Por primera vez la Península es un Estado independiente, aunque suevos (Galicia) y bizantinos (que han conquistado parte de la costa mediterránea) permanecen en el territorio.

Organización política

Tras fundar el Reino de Toledo, los reyes visigodos persiguieron un triple objetivo:

  1. Unificación territorial: Lograda por Leovigildo a finales del s. VI tras la pacificación de los vascones y la expulsión de suevos y bizantinos.
  2. Integración social de hispanorromanos y visigodos mediante la unificación religiosa: Conversión al catolicismo del rey Recaredo y jurídica: (Liber Iudiciorum, del rey Recesvinto). Fuero Juzgo.
  3. Estabilidad política: Leovigildo reforzó la autoridad del rey mediante la monarquía hereditaria (hasta entonces era electiva) que no se consolidó por el rechazo de la nobleza.

Para gobernar los reyes se apoyaban en el Officium Palatinum, compuesto por:

  1. Aula Regia: Órgano de asesoramiento formado por miembros de la alta nobleza visigoda.
  2. Concilios: Asambleas presididas por el rey en las que participaban altos cargos de la nobleza e Iglesia. Tomaban las decisiones más importantes, tanto políticas (elección del rey) como religiosas (conversión al catolicismo, leyes antijudías).

Su moneda eran las Tremisas. El final del reino surgió tras una serie de sucesiones, purgas y confiscaciones.

Cuando murió Witiza, surgieron dos facciones al trono:

  • Rodrigo (familia Chindasvinto) – entronizado.
  • Agila II (familia Wamba y Witiza) – llaman a los musulmanes por ayuda pero al final son traicionados.

PRIMERA EVALUACIÓN

LA EDAD MEDIA: TRES CULTURAS Y UN MAPA POLÍTICO EN CONSTANTE CAMBIO (711-1474)

Al-Ándalus: La Conquista Musulmana de la Península Ibérica. Emirato y Califato de Córdoba

Conquista musulmana

La conquista musulmana de la Península se produjo en un contexto de expansión del Imperio Islámico y crisis del reino visigodo. Nobles enfrentados al rey Rodrigo solicitaron ayuda a los musulmanes, quienes enviaron un ejército al mando de Tariq formado por árabes (oficiales) y bereberes (tropa) que venció en la batalla de Guadalete (711). La derrota provocó la desintegración del Reino de Toledo y su fácil conquista en sólo cinco años. No obstante, el control islámico del Norte peninsular fue muy débil.

Emirato de Córdoba (711-929)
  1. Emirato dependiente (711-756): Hispania se convirtió en una provincia del Imperio islámico llamada Al-Ándalus, con capital en Córdoba. Fuerte inestabilidad por las rebeliones bereberes, descontentos con el reparto de tierras (la nobleza árabe obtuvo las más fértiles). 722: Covadonga. 732: Poitiers: Máxima expansión territorial.
  2. Emirato independiente (756-929): Refugiado en Al-Ándalus de la matanza de su familia por los abasíes, Abderramán I se autoproclamó emir (756, independencia política del resto del Imperio, pero no religiosa). Fue una etapa inestable por las revueltas nobiliarias, los conflictos con los mozárabes y la expansión de los reinos cristianos del norte. Se producen una serie de conflictos: La jornada del foso (Toledo), la revuelta del arrabal (Córdoba) o la Sublevación de Omar Ibn Hafsun (Bobastro).
Califato (929-1031)

Fortalecido por sus victorias internas (nobles rebeldes) y externas (cristianos), Abderramán III se proclamó califa (independencia política y religiosa). Al-Ándalus alcanzó estabilidad y prosperidad, convirtiéndose en un gran foco cultural con su hijo, Al-Hakam II. Su sucesor, Hisham II, estuvo dominado por Almanzor (su visir), quien logró gran prestigio por sus victorias ante los cristianos estableciendo una dictadura militar. A su muerte (1002) comenzó una crisis que puso fin al califato (1031).

2.1 Al-Ándalus: Reinos de Taifas, Reino Nazarí

Los reinos de taifas (1031-1086)

Tras la muerte de Almanzor (1002) se sucedieron rebeliones de nobles y se independizaron algunos territorios. Finalmente, una asamblea de notables declaró liquidado el Califato (1031). Al-Ándalus quedó dividida en 27 pequeños Estados, los reinos de taifas, destacando Toledo, Zaragoza, Valencia y Sevilla. Algunos alcanzaron prosperidad económica y cultural. Para garantizar su independencia pagaban tributos (parias) a los reinos cristianos.

Los imperios norteafricanos: Almorávides y Almohades

La conquista castellana de Toledo (1085) provocó la llegada de los Almorávides, bereberes del Magreb que habían fundado un imperio caracterizado por su integrismo religioso y su expansionismo. En 1086 los Almorávides derrotaron a Alfonso VI de Castilla (batalla de Sagrajas), conquistaron las taifas e incorporaron Al-Ándalus a su imperio. Éste entró en crisis en 1125 por los ataques de los Almohades (también bereberes, integristas y expansionistas) en el norte de África, aprovechados por nobles andalusíes para establecer nuevas taifas. La división territorial facilitó la expansión cristiana, frenada por la llegada de los Almohades, que disolvieron las segundas taifas anexionándose sus territorios. La victoria almohade en Alarcos (1195) empujó a Alfonso VIII de Castilla a promover una alianza entre los reinos cristianos. La derrota almohade en Las Navas de Tolosa (1212) provocó la aparición de las terceras taifas, conquistadas por los cristianos a lo largo del siglo XIII salvo la de Granada.

Reino Nazarí de Granada

Fundado por Muhammad I ibn al-Ahmar, el reino de Granada sobrevivió hasta 1492 gracias al pago de parias a los cristianos y a su alianza con los musulmanes norteafricanos. Su prosperidad (agricultura, comercio) le convirtió en un importante centro cultural y artístico (palacio de La Alhambra).

2.3. Al-Ándalus: Economía, Sociedad y Cultura

Economía

Al-Ándalus desarrolló una próspera economía urbana a diferencia de la rural Europa feudal. Córdoba fue la mayor ciudad europea de su tiempo.

  • Agricultura: Los musulmanes intensificaron el regadío en los valles del Ebro, Guadalquivir y Segura (norias, acequias…) e introdujeron nuevos cultivos (arroz, naranja, caña de azúcar, algodón…).
  • Artesanía: Destacaron los talleres de Toledo, Córdoba y Granada especializados en productos de lujo (sederías, marquetería, cordobanes y damasquinados).
  • Comercio: Al-Ándalus importaba productos de lujo (especias, esclavos) y exportaba manufacturas (tejidos, armas y cerámica). El comercio se desarrollaba en la ciudad (zoco).
Organización social

La sociedad andalusí era muy variada. Los musulmanes se dividían en árabes (minoría aristocrática que poseía los mejores cargos y tierras), bereberes y muladíes (cristianos conversos, formaban la mayoría de la población). Mozárabes (cristianos que vivían en Al-Ándalus) y judíos conformaban la población no musulmana, sujeta a un impuesto especial. La convivencia fue pacífica hasta el siglo XI, cuando el integrismo almorávide llevó a muchos mozárabes a emigrar a los reinos cristianos del Norte.

Cultura

Al-Ándalus fue un gran foco cultural que actuó como vía de introducción del saber de Oriente (Bizancio, Persia) en Europa, especialmente durante el Califato (Al-Hakam II). Destacaron la filosofía (Averroes), astronomía (Azarquiel), literatura, matemáticas y medicina. También brilló el arte, especialmente la arquitectura (mezquita de Córdoba, La Alhambra). La población hablaba árabe, y los mozárabes lenguas romances también.

2.4. Los Primeros Núcleos de Resistencia Cristiana. Principales Etapas de la Reconquista. Modelos de Repoblación

Primeros núcleos de resistencia cristiana

Los primeros núcleos de resistencia cristiana se formaron en las montañas del Norte, escasamente habitadas, donde confluyó la población local, poco romanizada, y refugiados visigodos.

a) Cordillera Cantábrica: Tras la victoria de Covadonga (722) Pelayo fundó el Reino Astur (Cangas de Onís), que se expandió por Galicia y Cantabria. La inestabilidad andalusí durante el Emirato permitió ocupar el poco poblado valle del Duero y trasladar la capital a León (Reino astur-leonés). Castilla se independizó a finales del s. X (Fernán González) y Portugal en el XI.

b) Pirineos: La desintegración de la Marca Hispánica carolingia dio lugar a lo largo del s. IX al nacimiento del Reino de Pamplona (batalla de Roncesvalles), los condados de Aragón, Sobrarbe y Ribagorza (Pirineo Central), y los Condados Catalanes (unificados bajo Wifredo el Velloso).

Etapas de la Reconquista

La fortaleza militar del Califato paraliza la Reconquista, que la debilidad de las taifas reactiva desde mediados del s. XI (Alfonso VI de Castilla ocupa Toledo -1085- y Alfonso I de Aragón, Zaragoza). Los Almorávides detienen el avance hasta la aparición de las segundas taifas a mediados del s. XII, cuando se ocupa el valle medio del Guadiana (Castilla) y el final de Ebro (Aragón) y Tajo (Portugal) provocando la llegada de los Almohades. Su derrota en Las Navas de Tolosa (1212) propicia la conquista de Andalucía por Castilla (salvo Granada), Valencia y Baleares (Corona de Aragón) y Algarve (Portugal).

La Repoblación

La Repoblación fue el proceso de ocupación y reparto de las tierras conquistadas por los cristianos. Cabe distinguir tres modelos:

  1. Norte del Duero, Sur de Pirineos (s. IX-X): Presura (ocupación de la tierra por campesinos libres; la nobleza y la Iglesia establecieron señoríos).
  2. Sur del Duero – Norte del Tajo (s. XI): Concejos: fundación de ciudades (municipio y su alfoz) dotadas de fueros que conceden privilegios a los vecinos. Dirigida por el rey. Caballeros y villanos.
  3. Sur del Tajo – Guadalquivir (s. XII-XIII): Repartimientos: Júcar, Turia y Segura: la Corona pagó con latifundios a nobles (donadíos: Guadiana, Extremadura y Guadalquivir) y órdenes militares (encomiendas) su ayuda en la Reconquista. En la Corona de Aragón permanecieron numerosos mudéjares.

2.5. Los Reinos Cristianos en la Edad Media: Organización Política, Régimen Señorial y Sociedad Estamental

Organización política

El monarca ostentaba la máxima autoridad en los reinos cristianos salvo en los Condados Catalanes, si bien los condes de Barcelona actuaban como tal. La Corte (notables cercanos al rey) y el Consejo real (órgano de asesoramiento) completaban el organigrama político. El poder real estaba limitado por el poder de la nobleza (revueltas) y la Iglesia, las prerrogativas de las Cortes (asamblea de representación estamental, con más facultades en Aragón que en Castilla) y los privilegios de las ciudades (fueros). La concepción patrimonial del reino provocaba a veces su reparto en herencia (Sancho III de Navarra). Los matrimonios fueron usados para forjar alianzas, dando lugar a la formación de los principales Estados (reino de Castilla y León, Corona de Aragón).

Régimen señorial

La Reconquista (presura) dotó de características particulares al régimen feudal peninsular frente al europeo. La nobleza y la iglesia incrementaron sus señoríos con las tierras recibidas del rey por su labor en la Reconquista. El vasallaje obligaba a los nobles a guardar lealtad y prestar ayuda militar al rey. A cambio, los titulares de los señoríos, nobles o eclesiásticos, recaudaban impuestos y administraban justicia en sus territorios. El rey únicamente ejercía estas potestades en sus tierras (señoríos de realengo).

Sociedad estamental

La sociedad feudal se dividía en tres estamentos: nobleza, clero y pueblo llano o campesinado. Los privilegios de los dos primeros (exacción de impuestos directos, acceso a cargos públicos, etc.) reflejaba la desigualdad ante la ley. Los estamentos eran grupos estancos determinados por nacimiento, lo que provocaba la ausencia de movilidad social.

2.6. Organización Política de la Corona de Castilla, de la Corona de Aragón y del Reino de Navarra al Final de la Edad Media

Organización política

Castilla y Navarra fueron Estados unitarios frente a la Corona de Aragón, que fue una confederación de reinos con leyes y órganos propios (Aragón, Cataluña, Valencia y Mallorca).

  1. Castilla: El rey gozó de gran autoridad por la aceptación del origen divino de su poder y la debilidad de las Cortes, que sólo eran consultivas y se reunían previa convocatoria real. La Audiencia (tribunal superior) y el Mayordomo Real (Hacienda) completan el organigrama político.
  2. Corona de Aragón: La autoridad del rey estaba muy limitada por las Cortes, una por cada reino. Se reunían en fechas determinadas y sus decisiones eran vinculantes (carácter pactista de la monarquía). Los virreyes representaban al monarca en cada reino, que en algún caso tenían órganos de supervisión, como la Generalitat catalana (acuerdos entre el rey y las Cortes) o el Justicia Mayor aragonés (fueros).
  3. Navarra: Las Cortes y la Cámara de Comptos (tribunal de cuentas) limitaban el poder real (monarquía pactista).
Ordenación del territorio

Los reyes dividían el territorio (merindades en Castilla, veguerías en Cataluña) para su mejor gobierno. Los gobernadores de estas demarcaciones tenían competencias fiscales y judiciales. Muchos municipios contaban con privilegios recogidos en fueros. Regidos por los propios vecinos, al final de la Edad Media el gobierno estaba acaparado por las oligarquías locales (patriciado urbano). Los reyes limitaron la autonomía municipal nombrando corregidores. En Cataluña se produjeron violentos enfrentamientos entre los artesanos y el patriciado (conflicto de la Biga y la Busca).

BLOQUE 3: LA FORMACIÓNDE LA MONARQUÍA HISPÁNICA Y SU EXPANSIÓN MUNDIAL (1474-1700)

3.1. Los Reyes Católicos: Unión Dinástica e Instituciones de Gobierno

Unión dinástica

La unión dinástica de Castilla y Aragón se produjo tras la boda secreta (1469) de Isabel y Fernando, ambos titulares de derechos sucesorios al trono, y su conversión en reyes en 1479 al finalizar la guerra civil castellana y morir el rey aragonés (Juan II). En 1475, al comenzar la guerra en Castilla, Isabel y Fernando firmaron la Concordia de Segovia por la que acordaron gobernar conjuntamente sus territorios: Fernando como rey consorte en Castilla, e Isabel en Aragón. El gobierno unificado no supuso la creación de una administración común, pues cada reino conservó sus leyes, instituciones, lengua, economía (moneda, aduanas) y costumbres. La política exterior y la Inquisición fueron los únicos elementos en común. Castilla desempeñó un papel hegemónico por su mayor tamaño, población y poder económico.

Instituciones de gobierno

El reinado de los Reyes Católicos supuso el paso de una monarquía feudal a una autoritaria, caracterizada por:

  1. Sometimiento de las instituciones que limitaban el poder real: nobleza (integración en la Corte), Iglesia (derecho de Presentación) y municipios (nombramiento de corregidores).
  2. Creación de un eficaz aparato burocrático, cuyos órganos principales fueron los Consejos (Castilla, Aragón, Estado…), chancillerías y audiencias (tribunales dependientes de la Corona), la Hacienda (control de ingresos procedentes de impuestos —alcabala, etc.- y monopolios), la Santa Hermandad (seguridad interior) y un Ejército profesionalizado y permanente.
  3. Uniformidad religiosa: lograda mediante la implantación del Tribunal de la Santa Inquisición y la expulsión de judíos (1492) y musulmanes (Castilla, 1502), dotó de cohesión social a los reinos (Castilla, Aragón, Navarra y Granada) de los Reyes Católicos.

3.2. El Significado de 1492. La Guerra de Granada y el Descubrimiento de América

La guerra de Granada

Dispuestos a imponer la unidad religiosa y territorial de la Península, los Reyes Católicos iniciaron en 1481 una guerra que puso fin en 1492 al reino nazarí de Granada tras más de dos siglos de existencia. La empresa, exclusivamente castellana, se vio beneficiada por los conflictos internos granadinos. Tras la pérdida de Málaga y Almería, el rey Boabdil acordó con los Reyes Católicos las condiciones de su rendición: entrega de Granada (1 de enero de 1492) a cambio de que Castilla respetase la seguridad, propiedad, libertad religiosa, y usos y costumbres de los musulmanes que permaneciesen en el territorio.

Descubrimiento de América

Conquistada Granada, Isabel de Castilla decidió financiar una expedición a las Indias a través del Atlántico propuesta por Cristóbal Colón —mantenía que la Tierra era redonda—, previamente ofrecida al rey de Portugal y a los propios Reyes Católicos. El cambio de parecer se debió al progreso portugués en la búsqueda de una nueva ruta de las especias (paso del Cabo de Buena Esperanza por Bartolomé Díaz, 1488). Las condiciones de la expedición se establecieron en las Capitulaciones de Santa Fe en términos ventajosos para Colón (ganancias, títulos). El 12 de octubre de 1492 la expedición llegó a la isla de Guanahani (San Salvador), y más tarde a Cuba y La Española. Colón no fue consciente de la trascendencia del viaje, pues creía haber arribado a Asia. En 1494 Castilla y Portugal dividieron sus esferas de influencia a partir de un eje imaginario a 370 millas de Cabo Verde (Tratado de Tordesillas, sancionado por el papa Alejandro VI).

Z

3.3. El Imperio de los Austrias: España bajo Carlos I. Política Interior y Conflictos Europeos

La Casa de Austria se instauró en España bajo Carlos I, llegado a España en 1516 desde Flandes tras convertirse en rey por la muerte de su padre, Felipe I El Hermoso, y la incapacidad de su madre, Juana La Loca (hija de los Reyes Católicos). Su herencia incluía tierras europeas y americanas, así como el derecho al título de emperador alemán (obtenido en 1520 como Carlos V). Visión europeísta y conciliadora.

Política Interior

Al poco de ascender al trono de Castilla, Carlos I subió los impuestos para poder ser Emperador y partió a Alemania tras conceder el gobierno a extranjeros (Adriano de Utrecht). La subordinación de los intereses de Castilla a los del rey provocó la Revuelta de las Comunidades (1520-22), que enfrentó a la burguesía y la baja nobleza con Carlos I. Gracias al apoyo de la alta nobleza, el rey se impuso a los comuneros tras la batalla de Villalar (1521). Paralelamente en la Corona de Aragón se produjo la Revuelta de las Germanías, que enfrentó a artesanos y mercaderes con la aristocracia por la presión fiscal y la marginación política, venciendo las tropas del Virrey. Ambos conflictos reforzaron la alianza del Rey con los nobles, integrándose algunos en los Consejos de gobierno.

Conflictos europeos

Carlos V se propuso restaurar la universitas cristiana, modelo de imperio cristiano medieval en el que el Emperador reina sobre los reyes sin subordinarse al Papa, lo que provocó conflictos políticos y/o religiosos contra Francia por el control del Milanesado (victoria en Pavía), los musulmanes en defensa de la fe (cerco de Viena, conquista de Túnez) y los príncipes protestantes alemanes (Liga de Esmalcalda), que tras ser derrotados en Mühlberg obtuvieron el derecho de libertad religiosa. El concilio de Trento (1545) que separó la rama Católica de la Protestante y finalmente se llegó a la Paz de Augsburgo (1555). En 1556 Carlos I abdicó en su hijo Felipe muriendo dos años después.

Los conflictos durarían con el tiempo, especialmente el de Francia.

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3.4. La Monarquía Hispánica de Felipe II. Gobierno y Administración. Los Problemas Internos. Guerras y Sublevación en Europa

Gobierno y Administración

Al abdicar en 1556, Carlos I cedió a su hermano Fernando el título imperial y Austria, heredando Felipe II el resto de territorios, a los añadió Portugal y Filipinas. La dificultad de reinar tantos territorios llevó a Felipe II a fortalecer el gobierno centralizado polisinodial (abundancia de Consejos territoriales y temáticos) creado por los Reyes Católicos. La concepción del imperio cambió, y de la universitas cristiana se pasó a la idea de monarquía hispánica: imperio cristiano sostenido con los recursos de Castilla, convertida en el núcleo del conjunto de territorios.

Problemas internos

La rebelión de los moriscos de las Alpujarras (1568-70) se produjo por la prohibición de su lengua y costumbres. Don Juan de Austria, hermanastro del rey, sofocó la revuelta tras los éxitos iniciales de los moriscos. Por otra parte, la huida de Antonio Pérez, secretario del rey acusado de asesinato, a Zaragoza para acogerse a la protección del Justicia Mayor provocó una revuelta de los aragoneses en defensa de sus fueros, sofocada por las tropas de Felipe II, que recortó los privilegios del reino.

Conflictos externos

La defensa de la hegemonía española enfrentó a Felipe II con Francia en cuatro guerras (la victoria de San Quintín en 1557 aseguró el control hispano de Italia) e Inglaterra, que repelió a la Armada Invencible en 1588. La defensa de la fe provocó la lucha contra los turcos (Lepanto, 1571) y la rebelión flamenca, que acabó con la división del territorio en los Países Bajos al norte (protestantes, prácticamente alcanzaron la independencia) y Flandes al sur (católicos, prefirieron continuar en el imperio). La muerte de Sebastián I de Portugal sin herederos permitió a Felipe II hacerse con el trono tras una breve guerra (1581). La unión fue únicamente personal, por lo que se mantuvieron las instituciones y leyes portuguesas.

3.5. Exploración y Colonización de América. Consecuencias de los Descubrimientos

Exploración y colonización

Los territorios americanos se incorporaron a Castilla, que impulsó expediciones de exploración y colonización mediante la firma de capitulaciones (contratos entre particulares y la Corona delimitando el área de conquista y el botín). Tras las Antillas, exploradas por Colón, las expediciones buscaron un paso hacia las Indias (llegada al Pacífico de Núñez de Balboa; primera vuelta al mundo de Elcano). Más tarde se conquistaron los imperios precolombinos (Hernán Cortés el azteca; Francisco Pizarro el inca), regiones como Yucatán (Alvarado), Florida (Hernando de Soto) o Chile (Valdivia), y se exploró el Amazonas (Orellana) y el sur de EE.UU. (Cabeza de Vaca). La magnitud y rapidez de las conquistas se explican por la superioridad militar, las rivalidades entre nativos y las pandemias. Las tierras conquistadas se cultivaron bajo el sistema de la encomienda, que permitía al colono explotar el trabajo indígena a cambio de su cristianización. La mita fue un sistema similar de trabajo obligatorio en minas. La Corona dictó Leyes de Indias para proteger a los indígenas de los colonos tras las protestas de algunos religiosos (De Las Casas).

Consecuencias de los descubrimientos

EN ESPAÑA, EUROPA Y AMÉRICA

Exploración y colonización

Los territorios americanos se incorporaron a Castilla, que impulsó expediciones de exploración y colonización mediante la firma de capitulaciones (contratos entre particulares y la Corona delimitando el área de conquista y el botín). Tras las Antillas, exploradas por Colón, las expediciones buscaron un paso hacia las Indias (llegada al Pacífico de Núñez de Balboa; primera vuelta al mundo de Elcano). Más tarde se conquistaron los imperios precolombinos (Hernán Cortés el azteca; Francisco Pizarro el inca), regiones como Yucatán (Alvarado), Florida (Hernando de Soto) o Chile (Valdivia), y se exploró el Amazonas (Orellana) y el sur de EE.UU. (Cabeza de Vaca). La magnitud y rapidez de las conquistas se explican por la superioridad militar, las rivalidades entre nativos y las pandemias. Las tierras conquistadas se cultivaron bajo el sistema de la encomienda, que permitía al colono explotar el trabajo indígena a cambio de su cristianización. La mita fue un sistema similar de trabajo obligatorio en minas. La Corona dictó Leyes de indias para proteger a los indígenas de los colonos tras las protestas de algunos religiosos (De Las Casas).

Consecuencias de_los descubrimientos

Para los indígenas la colonización supuso un desastre demográfico (por las nuevas enfermedades y la dureza del trabajo), la imposición del cristianismo, procesos de sincretismo cultural, y la adopción del español, un sistema de castas, la economía monetaria y nuevos productos agropecuarios (trigo, bovinos, ovejas…). Para los españoles, la conquista supuso la conversión de la monarquía hispana en la primera potencia mundial por la riqueza y extensión de los nuevos territorios, el establecimiento de un mercado en régimen de monopolio (Casa de Contratación de Sevilla), el aumento de la movilidad social, y la llegada masiva de materiales preciosos, materias primas y nuevos productos (cacao, tabaco…) que hacían subir notablemente los precios (Azpilicueta)

Se desarrolló en toda Europa un proceso inflacionario conocido como Revolución de los precios: el aumento de Au y Ag hizo aumentar la masa monetaria unida a la mayor demanda por el crecimiento de la población, provocando una gran subida de precios. Europa vivió una fase económica expansiva, el poder vender más caro hizo que se estimulase la producción.

Se calcula que 150.000 españoles (andaluces, extremeños y castellanos principalmente) fueron a las mitas y encomiendas


3.6. LOS AUSTRIAS DEL SIGLO XVII: EL GOBIERNO DE VALIDOS. LA CRISIS DE 1640

El gobierno de los validos

Tras morir Felipe II (1598) el Imperio español vivió un proceso de crisis que puso fin a la hegemonía europea. Los reyes del siglo XVII, llamados Austria Menores, delegaron el gobierno en los validos (primeros ministros nombrados por la confianza suscitada). Su nepotismo y actuación al margen de los consejos provocó el rechazo del pueblo y la alta nobleza. Bajo Felipe III (1598-1621) destacó el duque de Lerma, que impuso una política exterior pacifista (Tratado de Londres; Tregua de los Doce Años con las Provincias Unidas) ante la falta de recursos y decretó la expulsión de los moriscos. El conde-duque de Olivares, principal valido de Felipe IV (1621-65), intentó mantener la hegemonía europea provocando la participación española en la Guerra de los Treinta Años que condujo a la Crisis de 1640. Carlos II (1665-1700) contó con varios validos (Nithard, Valenzuela, Juan José de Austria…) que no pudieron frenar ni el expansionismo francés ni la crisis económica.

La Crisis de 1640

El conde-duque de Olivares propuso la Unión de Armas (cada reino de la monarquía hispánica aportaría dinero y/o soldados) para costear la participación española en Guerra de los Treinta Años .y aliviar la presión fiscal en Castilla. Rechazada por las Cortes de Aragón, Olivares la impuso por la fuerza tras la entrada de Francia en el conflicto, provocando en 1640 la rebelión de Cataluña (iniciada tras el Camus de Sangre, provocó su unión a Francia hasta la reincorporación a España en 1652 tras el perdón del rey y su compromiso a respetar los fueros) y la independencia de Portugal, así como revueltas en Nápoles y Andalucía.


3.7. LA GUERRA DE LOS TREINTA AÑOS Y LA PÉRDIDA DE LA HEGEMONÍA ESPAÑOLA EN EUROPA

La Guerra de los Treinta Años

La política de defensa del catolicismo y de la hegemonía de los Austrias promovida por el conde-duque de Olivares tras la ascensión de Felipe IV al trono (1621) llevó a España a participar en la Guerra de los Treinta Años (1618-1648) que enfrentaba a los Habsburgo de Viena con los protestantes. Tras los éxitos iniciales de las dos ramas de la Casa de Austria (rendición de Breda) el conflicto dio un giro con la entrada de la católica Francia del lado protestante (1635). La Crisis de 1640 (rebelión catalana, independencia de Portugal) y las victorias francesas (Rocroi, Las Dunas) precipitaron el fin del conflicto (Paz de Westfalia, 1648 Pérdida de PPBB, Libertad religiosa en todos los territorios y pérdida de Alsacia y Lorena), si bien París y Madrid continuaron en guerra hasta 1658 (Paz de los Pirineos. Pérdida de la hegemonía y  Luxemburgo, Arrois, Rosellón, Cerdaña y francocondados).

 La pérdida de la hegemonía europea

España reconoció la independencia de las Provincias Unidas en la Paz de Westfalia, que certificó el paso de la hegemonía europea de España a Francia. La Paz de los Pirineos (1659) supuso la entrega a Francia de Rosellón y Cerdaña, acordándose el matrimonio de La infanta María Teresa (hija de Felipe IV) con Luís XIV, que con el tiempo posibilitará la llegada de los Barbones a España. El fin de la hegemonía se consumó bajo Carlos II tras la pérdida del Franco Condado y diversas plazas flamencas (Paz de Nimega, 1678). Al morir Carlos 11 (1700), los territorios europeos españoles se limitaban a Flandes, el Milanesado, Nápoles, Sicilia y Cerdeña.

Extra

La guerra de los 30 años

Causas: Religiosas (1er motivo), prestigio y hegemonía, económicas (comercio en el Báltico) y estratégicas.

Dos bandos: 1. Católicos: Habsburgo 2. Protestantes: Principes alemanes (Federico y Palatinado) Daneses, Suecos, PPBB, Franceses. En un principio Francia solo financió . En la década de los 30 entraron en la guerra. (1635)

En 1636 los tercios españoles asediaron París. En 1640, la victoria francesa de Arras cambia las tornas. En 1643, Rocrois supuso el fin de la hegemonía.


3.8. PRINCIPALES FACTORES DE LA CRISIS DEMOGRÁFICA Y ECONÓMICA DEL SIGLO XVII Y SUS CONSECUENCIAS

La crisis económica del s. XVII

España sufrió una profunda crisis económica a lo largo del s. XVII por la política imperial de los Austrias, que provocó que ni los ingresos directos del Estado (impuestos y monopolios) ni el oro y la plata americanos (en franca disminución) fueran suficientes para financiar las constantes guerras en el exterior. Para obtener más recursos, la Corona tomó dos tipos de medidas profundamente desacertadas, el incremento de la carga fiscal (que empobreció a la población y redujo la demanda de bienes) y la devaluación de la moneda (crisis del vellón), que arruinaron la artesanía y el comercio provocando la invasión de las manufacturas extranjeras. Las malas cosechas y la caída de los ingresos americanos (evasión fiscal, aumento del contrabando de holandeses, ingleses y franceses) empeoraron aún más la situación.

La crisis demográfica

Los efectos de la crisis económica se vieron agravados por una fuerte caída de la población, causada por el aumento de la mortandad (hambrunas, epidemias), el descenso de la natalidad, las guerras, la emigración a América, y la expulsión de los moriscos de la Corona de Aragón bajo el reinado de Felipe III, que sumió a la agricultura de fértiles regiones en el caos.

La crisis social

La crisis económica y demográfica provocó una profunda reorganización social. La nobleza sobrevivió aumentando las rentas de los campesinos. Su número creció por la venta de títulos nobiliarios por el rey para obtener ingresos. También aumentaron los miembros de la Iglesia que mantuvo su poder económico y social. La escasa burguesía se hundió por la crisis de la artesanía y el comercio. Campesinos y asalariados urbanos fueron los más perjudicados por el aumento de la carga fiscal y las rentas, llevando a muchos a la mendicidad (auge de la novela picaresca).

Pensamiento económico: Arbitristas, que reflexionan sobre los problemas económicos del imperio: poca inversión , mucha carga fiscal, comercio deficiente


3.9. CRISIS Y DECADENCIA DE LA MONARQUÍA HISPÁNICA: EL REINADO DE CARLOS II Y EL PROBLEMA SUCESORIO

El reinado de Carlos II

El reinado de Carlos II (1665-1700) se caracteriza por el agravamiento de la decadencia de la monarquía hispánica. Su madre, Mariana de Austria, actuó como regente durante su minoría de edad, confiando en el jesuita alemán Nithard como valido y más tarde en Fernando de Valenzuela. Por su parte, Carlos II escogió a Juan José de Austria (hasta 1679), al duque de Medinaceli y al conde de Oropesa durante su reinado efectivo (estos dos últimos serían cercanos a la figura de 1er ministro actual). La incapacidad de Carlos II para manejar los asuntos del reino agravó la crisis política y económica, lo que fue aprovechado por la Francia de Luis XIV para conquistar el Franco Condado y diversas plazas fuertes flamencas (Paz de Nimega, 1678). A la muerte del rey, los territorios europeos de España se limitaban a Flandes, el Milanesado, Nápoles, Sicilia y Cerdeña.

El problema sucesorio

La imposibilidad de que el rey consiguiera un heredero directo desató una grave crisis política internacional por la sucesión al trono español. Mientras España luchaba por conservar la unidad territorial, las potencias europeas aspiraban a repartirse las posesiones europeas tratando de no alterar el equilibrio continental. Tanto los Austrias de Viena como los Borbones alegaban derecho s sucesorios. En 1700 Carlos II nombró sucesor a Felipe de Anjou,

segundo en la línea de sucesión francesa. La posibilidad de que los Borbones reinasen a ambos lados de los Pirineos despertó los recelos de Inglaterra y los Países Bajos, que impulsaron la candidatura del archiduque Carlos de Austria. Poco después moría Carlos II iniciándose la Guerra de Sucesión.


BLOQUE 4
ESPAÑA EN LA ÓRBITA FRANCESA: EL REFORMISMO DE LOS PRIMEROS
BORBONES (1700-1788)

4.1. LA GUERRA DE SUCESIÓN ESPAÑOLA Y EL SISTEMA DE UTRECHT. LOS PACTOS DE FAMILIA

La Guerra de Sucesión Española  (1701-1714)

La muerte de Carlos II (1700) sin descendencia provocó la disputa entre Austrias y Borbones por el trono español, desencadenando la Guerra de Sucesión. En su testamento Carlos II nombró sucesor al francés Felipe de Anjou, nieto de Luis XIV, frente al archiduque Carlos de Austria. En nombre del equilibrio europeo del poder Austria, Prusia, Gran Bretaña, los Países Bajos, Saboya y Portugal declararon la guerra a Francia y España proponiendo como rey al archiduque, quien obtuvo el apoyo de la Corona de Aragón. En la Península, la guerra fue favorable a los austracistas (toma de Menorca y Gibraltar) hasta 1707, cuando fueron derrotados en Almansa. La conversión del archiduque Carlos en emperador austriaco y las derrotas de Brihuega y Villaviciosa empujaron a la coalición a solicitar la paz, firmada en Utrecht en 1713. Cataluña siguió luchando hasta la toma de Barcelona por el ejército borbónico (11 de septiembre de 1714).

El sistema de Utrecht

El Tratado de Utrecht reconoció a Felipe de Anjou como rey de España (como Felipe V) a cambio de la renuncia a reunir los tronos de España y Francia en su persona. España perdió sus territorios europeos: Austria obtuvo Flandes, el Milanesado, Nápoles y Cerdeña; Saboya recibió Sicilia (que intercambió por Cerdeña con Austria); Gran Bretaña retuvo Menorca y Gibraltar, y dos privilegios comerciales en las colonias americanas: el navío de permiso (envío anual de un barco con mercaderías) y el asiento de negros (monopolio del comercio de esclavos).

Los Pactos de familia

La Paz de Utrecht supuso para España la pérdida de todas sus posesiones europeas, convirtiéndose en una potencia de segundo orden. Para revertir la situación España firmó tres acuerdos con Francia conocidos como Pactos de Familia. Por los dos primeros los Barbones recuperaron Nápoles y Sicilia, con la condición de que su monarca no reinase también en España. Carlos III firmó el tercero, que llevó a España y a Francia a participar en la Guerra de laIndependencia de EE.UU. contra Gran Bretaña, recuperando Menorca en el Tratado de Versalles (1783)       


4.2. LA NUEVA MONARQUÍA BORBÓNICA. LOS DECRETOS DE NUEVA PLANTA. MODELO DE ESTADO Y ALCANCE DE LAS REFORMAS.

Los Decretos de Nueva Planta

Los Decretos de Nueva Planta fueron un conjunto de leyes dictadas por Felipe V por el que se abolieron los fueros, instituciones y privilegios de los territorios de la Corona de Aragón (Aragón y Valencia, 1707; Cataluña y Mallorca, 1716) por su apoyo al archiduque Carlos de Austria durante la Guerra de Sucesión. Los Decretos de Nueva Planta impusieron la uniformidad jurídica en todo Espala bajo las leyes de Castilla. Sólo Navarra y las provincias vascas (que apoyaron la causa borbónica durante la contienda) conservaron sus fueros.

El nuevo modelo de Estado

Los Decretos de Nueva Planta impusieron un sistema de gobierno absolutista y centralista como los de Francia y Castilla. La analogía entre ambos sistemas se reforzó con la introducción en España de la ley sálica francesa, que impedía reinar a las mujeres. Bajo los Borbones se impulsó la centralización de los órganos de gobierno de la Administración, buscando una mayor eficacia.

  • Administración central: se sustituyó el sistema polisinodial de los Austrias (basado en los) por el de las Secretarías de Estado o Despacho (órganos unipersonales, especializados y con competencias en toda España), precursoras de los ministerios actuales. Sólo se mantuvo el Consejo de Castilla. Junta general del estado
  • Administración territorial: el reino se dividió en provincias o intendencias, institución de origen francés dirigidas por un intendente nombrado por el rey, con funciones fiscales, económicas y militares (reclutamiento).

– Administración local: se reforzó el control sobre los municipios con la extensión a la Corona de Aragón del modelo castellano (corregidores).


4.3. LA ESPAÑA DEL SIGLO XVIII. EXPANSIÓN Y TRANSFORMACIONES ECONÓMICAS: AGRICULTURA, INDUSTRIA Y COMERCIO CON AMÉRICA, CAUSAS DEL DESPEGUE ECONÓMICO DE CATALUÑA

Expansión y transformaciones económicas

Durante el s. XVIII se adoptaron medidas que produjeron una mejora ininterrumpida de la economía hasta el reinado de Carlos IV:

  1. Agricultura: la falta de un mercado de compraventa de tierras (concentración en manos muertas’) y la escasa productividad (suelos pobres, inclemencias climáticas, escasas inversiones) provocaban frecuentes crisis de subsistencias. Se introdujeron medidas para combatir la situación: nuevos cultivos (maíz, patata), mejora de las infraestructuras (Canal de Castilla e Imperial de Aragón), colonización de nuevas tierras (Sierra Morena), liberalización del mercado del trigo (fin de la tasa de precios fijos) y limitación de los privilegios de La Mesta.
  2. Industria: se produjo un crecimiento de la producción debido a la adopción de medidas proteccionistas (incremento de aranceles) y de fomento de las manufacturas (Reales Fábricas), así como por la aparición de nuevos sistemas productivos que buscaban superar las restricciones gremiales (industria a domicilio, talleres de indianas3).
  3. Comercio colonial: el volumen de los ingresos americanos (monopolio comercial, metales) llevó a la Corona a impulsar medidas de fomento económico (liberalización progresiva del mercado, culminada en 1765 con el Decreto de Libre Comercio), reforzar la marina comercial y de guerra, y firmar los Pactos de Familia contra el expansionismo inglés.

El despegue económico de Cataluña

En el siglo XVIII la economía catalana creció más que la del resto de España gracias al incremento de la población (aumento de la demanda) y al emprendimiento de la sociedad civil. La agricultura se benefició de la subida de los precios agrarios provocada por el incremento demográfico. La artesanía aprovechó tanto las medidas de liberalización económica (supresión de aduanas interiores, Decreto de Libre Comercio} como las proteccionistas (aranceles exteriores), en especial el sector textil (mecanización de las indianas). Finalmente, la liberalización del comercio con América favoreció la exportación de aguardientes y tejidos desde Barcelona.

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‘ La nobleza, la Iglesia y los municipios eran titulares de la mayor parte de la tierra, estando prohibida su venta.

Sistema empleado en algunos sectores económicos como las ferrerías vascas, las sederías valencianas o parle de la industria textil catalana, por el que las tareas mas sencillas del proceso de elaboración de los productos eran realizadas por campesinos en sus hogares en época de escaso trabajo agrícola en vez de en los talleres urbanos de los artesanos, sujetos a numerosas normas y restricciones impuestas por los gremios.

3 Las indianas eran telas de algodón o lino estampadas en una de sus caras, elaboradas en grandes talleres mecanizados similares a los británicos, lo que permitía abaratar costes y estandarizar la producción


4.4. IDEAS FUNDAMENTALES DE LA ILUSTRACIÓN. EL DESPOTISMO ILUSTRADO: CARLOS III

Ideas fundamentales de la Ilustración

La Ilustración (movimiento cultural de origen francés que confiaba en el uso de la razón crítica como instrumento para lograr el progreso de la nación y la felicidad de los individuos) promovió en España entre otras ideas la libertad económica, la autonomía del poder político sobre la Iglesia, y el fomento de la educación y las ciencias útiles (matemáticas, física, botánica…), pero encontró numerosas dificultades por el analfabetismo, la oposición del clero, el desinterés de la nobleza y el escaso peso social de la burguesía. La Ilustración se introdujo en España durante el reinado de Felipe V, aunque fue bajo Carlos III cuando más brilló. Debido al atraso de las universidades, las ideas ilustradas se difundieron a través de instituciones como las Sociedades Económicas de Amigos del País, Academias (Lengua, Medicina, Historia), publicaciones periódicas y tertulias de salón. Destacaron naturalistas (Mutis), ingenieros (Jorge Juan), navegantes (Malaspina), intelectuales (Jovellanos) y escritores (Feijoo, Cadalso, Moratín).

Carlos III y el despotismo ilustrado

El despotismo ilustrado fue una forma de gobierno que trató de aunar las ideas absolutistas e ilustradas por la cual los monarcas promovieron el progreso de sus reinos mediante reformas económicas, culturales y sociales, sin alterar en ningún caso el sistema político («todo para el pueblo, pero sin el pueblo»). En España Carlos Ill fue el rey que mejor encarnó sus ideales. Promovió el desarrollo agrario (colonización de nuevas tierras, Canal Imperial de Aragón), comercial (Decreto de Libre Comercio, creación del Banco de San Carlos), social (decretos de dignificación del trabajo, expulsión de los jesuitas) y cultural (reforma universitaria) del país a través de ministros como Esquilache, Aranda, Campomanes, Floridablanca o Jovellanos. Pese a lo acertado de sus iniciativas, su política reformista chocó con la Iglesia y parte de la nobleza (Motín de Esquilache, 1766), y se desvaneció bajo Carlos IV tras el estallido de la Revolución Francesa.

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