La Nueva Democracia en España (1978-2000)
El Inicio de la Democracia (1978-1982)
Tras la aprobación de la Constitución de 1978, Adolfo Suárez convocó elecciones para el 1 de marzo de 1979. Su partido, la UCD, triunfó, consolidando el PSOE su posición socialdemócrata y apareciendo el Partido Socialista Andaluz. En las elecciones municipales del 3 de abril, la izquierda resultó vencedora gracias a un pacto postelectoral entre comunistas y socialistas. Este hecho, de gran importancia política, demostró una alternativa de izquierdas y ayudó a desvanecer los fantasmas de la Guerra Civil, impulsando la configuración del Estado de las Autonomías.
La Generalitat catalana se restableció en septiembre de 1979, con Josep Tarradellas como presidente. Aceptando la autonomía catalana de 1931, Tarradellas acató la monarquía y la unidad de España. En enero y marzo de 1978 se instituyeron el Consejo General del País Vasco y la Xunta de Galicia, aunque en Euskadi se mantuvo una actitud desconfiada. Se crearon plataformas preautonómicas en Aragón, Canarias, País Valenciano y Andalucía, y poco después en todas las demás, trazando así el mapa autonómico. Se aprobaron los Estatutos de Autonomía de las comunidades históricas: Cataluña, País Vasco y Galicia, a las que se unió Andalucía. Estas accedieron por la vía rápida del artículo 151, el resto por la vía lenta del artículo 143.
El primer gobierno realizó un gran esfuerzo legislativo (reforma del Código Civil, Estatuto de los Trabajadores, Tribunal Constitucional, Ley Orgánica de Libertad Religiosa, Reforma Fiscal). Sin embargo, a partir de 1980 surgió un desencanto político debido a la crisis económica y el paro. Hubo discrepancias en el seno de UCD, con algunos dirigentes cuestionando el protagonismo de Suárez y su forma de conducir la política. Ante esto, Suárez recompuso el Gobierno, pero la crisis no se solucionó. Desilusionado y presionado por sectores del ejército, dimitió en enero de 1981. En un congreso de su partido, Leopoldo Calvo Sotelo fue elegido candidato a la presidencia. Estos hechos precipitaron y aumentaron el deterioro de UCD.
La acción terrorista de ETA y GRAPO se intensificó, aumentando el golpismo. Operaciones contra la democracia, como la Operación Galaxia, fueron desmontadas. El 23 de febrero, durante la sesión de investidura de Calvo Sotelo, el teniente coronel de la Guardia Civil Antonio Tejero protagonizó una intentona golpista, secuestrando a los diputados y al gobierno en pleno Congreso. La pronta y decidida intervención del rey, junto a la falta de respaldo, ahogó el golpe, obligando a Tejero a deponer su actitud.
El Gobierno de Calvo Sotelo y la llegada del PSOE (1981-1993)
El gobierno de Calvo Sotelo recondujo la situación política y económica, llevando a cabo una política exterior que propició el ingreso de España en la OTAN, aunque la izquierda no lo aceptó. En política interior, se esforzó por mejorar la economía y la seguridad ciudadana con la Ley Antiterrorista, y avanzó en el proceso legislativo con la Ley del Divorcio. La crisis del partido UCD fue imparable. Suárez fundó en 1982 el Centro Democrático y Social (CDS). Calvo Sotelo convocó elecciones generales en octubre de 1982, que ganó el PSOE por mayoría absoluta, seguido de Alianza Popular, UCD, PCE y partidos nacionalistas.
El PSOE, renovado ideológica y programáticamente, asumió la monarquía y abandonó el marxismo. Su programa electoral prometía 800.000 puestos de trabajo, un referéndum sobre la permanencia de España en la OTAN y un gobierno de gente honrada. Felipe González se convirtió en el primer presidente socialista de España, pudiendo ejercer el poder ejecutivo sin cortapisas. Su mensaje fue de cambio, consolidación institucional de la democracia, modernización de las estructuras del país, lucha contra la crisis económica y expansión del Estado del bienestar.
Las elecciones de 1986 dieron importantes pasos hacia la modernización y la incorporación de España a la Comunidad Económica Europea (CEE). El PSOE obtuvo de nuevo mayoría absoluta, aunque con un ligero descenso. Los conservadores de Fraga, el CDS de Suárez y IU obtuvieron un ascenso. Tras el segundo éxito del PSOE en 1986, su apoyo electoral descendió en los años siguientes. En 1988, CCOO y UGT convocaron una huelga general. La respuesta del gobierno, con medidas de liberalismo duro, abrió un foso insalvable entre Felipe González y Nicolás Redondo. En las elecciones municipales de 1987, el PSOE sufrió una importante pérdida de votos. En las elecciones de 1989, Felipe González logró una pequeña mayoría absoluta y se vio obligado a realizar acuerdos con los centristas de Suárez y con los partidos nacionalistas vascos y catalanes (bloque constitucional). Los excluidos fueron el Partido Popular (PP, antigua AP), liderado por Aznar, que obtuvo escasos resultados, al igual que Izquierda Unida (IU). Los resultados mostraban la inexistencia de una alternativa política clara al PSOE, mientras que el CDS de Adolfo Suárez no acababa de consolidarse e IU (liderada por Anguita) no conseguía desgastar de forma importante a los socialistas.
A partir de estas fechas aparecieron en el seno del PSOE diferencias entre distintas corrientes: guerristas y renovadores. A pesar de ello, los socialistas repitieron una amplia victoria en las elecciones andaluzas de 1990.
Recesión, Corrupción y Cambio de Gobierno (1993-2000)
La situación apuntaba hacia una recesión y crisis, lo que, unido a escándalos de corrupción, llevó a que en las elecciones municipales de 1991 el PP se convirtiera en una alternativa real como partido de centroderecha. Las elecciones generales de 1993 se produjeron durante un periodo de plena recesión económica y altos niveles de paro, además de una serie de escándalos que salpicaron al gobierno. Esto obligó a Felipe González a hablar de regeneración y lucha contra la corrupción, incluyendo en las candidaturas socialistas a varios jueces, como el famoso juez Garzón. El pulso electoral fue muy intenso: el PSOE conseguía su cuarta victoria, pero las diferencias con el PP se reducían. La gobernabilidad fue posible gracias al apoyo de los nacionalistas catalanes. Sin embargo, la prometida lucha contra la corrupción no se materializó, ni mejoró la mala situación económica, incumpliendo los criterios de convergencia de la Comunidad Económica Europea. En las elecciones municipales de 1995, el PSOE sufrió una gran derrota y la mayoría de los ayuntamientos de las capitales fueron ocupados por el PP.
En las elecciones de marzo de 1996, el PSOE perdió, pero la victoria del PP fue muy ajustada y José María Aznar quedó lejos de la mayoría absoluta. Las dificultades de Aznar para configurar un gobierno mostraron la debilidad de su posición. Sin embargo, el nuevo gobierno se fue haciendo con la situación gracias a la buena situación económica, la práctica de medidas exitosas contra el paro, que descendió considerablemente, y la desaparición de los escándalos políticos. El PP buscó moderar su imagen y presentarse como un partido de centroderecha. Estos elementos, unidos a los graves problemas internos del PSOE tras la dimisión de Felipe González como secretario general, hicieron que el PP lograse una mayoría absoluta en las elecciones generales de 2000. En estas elecciones, CiU y PNV mantuvieron su representación, otros partidos nacionalistas irrumpieron con fuerza, el PA (Partido Andalucista) obtuvo representación e IU sufrió una grave derrota electoral.
Una Sociedad Moderna
Durante la Transición, la sociedad española se hizo más igualitaria, demostrando una creciente modernización. Un ejemplo es la disminución de la población dedicada a la agricultura. Otro ejemplo es el creciente papel de la mujer, cuya tasa de actividad aumentó rápidamente en la década de los ochenta. Otra demostración de modernización, no tan positiva, es la disminución de la tasa de fecundidad. Sin embargo, los valores familiares siguen siendo decisivos, sirviendo la familia para paliar problemas como el paro. Un rasgo característico de la sociedad española es un creciente proceso de secularización. En cuanto a la política, lo característico es un cierto “democratismo cínico”: se considera la democracia el mejor sistema, pero pocos colaboran en el asociacionismo colectivo o el trabajo voluntario.
Las Nuevas Perspectivas Culturales
a) Una nueva política cultural: La Ley del Patrimonio Histórico (1985) y las leyes relativas al mecenazgo, la construcción de auditorios musicales, la creación del Museo y Centro de Arte Reina Sofía y la ubicación de la Colección Thyssen-Bornemisza en España fueron aspectos relevantes de esta política.
b) Nuevos creadores y tendencias: El verdadero cambio en la cultura española data de 1985. Los nuevos creadores se caracterizan por su cosmopolitismo. Novelistas (Antonio Muñoz Molina, Javier Marías), pintores (Barceló, Sicilia) o directores de cine (Pedro Almodóvar) resultan poco casticistas o específicamente españoles.
c) Nuevos hábitos culturales: Las diferencias más apreciables respecto a otros países europeos son el menor consumo de lectura y el mayor consumo de televisión. Recientemente ha aumentado el consumo de periódicos, especialmente en la mitad norte de la Península.