Evolución Política y Social en la España Republicana (1936-1938)
7.1. Gobierno de Largo Caballero
La improvisación y un cierto descontrol callejero caracterizaron los primeros meses de la Guerra Civil. El gobierno de Giral carecía de los medios para coordinar la respuesta militar y política frente a los insurrectos. Se hizo imprescindible la formación de un Gobierno que defendiera la República. En septiembre de 1936 se formó el Gobierno presidido por Largo Caballero, en el que se integraron el PCE, Izquierda Republicana, Unión Republicana, PSOE y Esquerra. El 5 de noviembre se produjo la entrada de cuatro miembros de la CNT, entre ellos, la primera ministra en la historia de España. Aprobado el Estatuto de Autonomía vasco en octubre, también se integró en el Gobierno Manuel Irujo, del PNV. Otro objetivo fundamental del Gobierno fue regular los profundos cambios sociales, iniciados bajo la presidencia de Giral, que protagonizaron los sindicatos como respuesta a la insurrección y a las fuerzas que la habían apoyado. Finalmente, quedó pendiente la reestructuración del ejército republicano, con mando único desde la asunción del mismo por Francisco Franco el 1 de octubre de 1936.
7.2. Medidas Políticas más Importantes
Política Autonómica
Las Cortes aprobaron el Estatuto de Autonomía para las provincias vascas.
Justicia y Policía
Se crearon los tribunales populares, formados por tres jueces y catorce civiles como jurado. Se reorganizaron los servicios de vigilancia en la retaguardia, que pasaron a ser dirigidos por el Ministro de la Gobernación.
Reforma Agraria
Se promulgó el decreto de Uribe, por el que se expropiaron sin indemnización las tierras de todos aquellos propietarios que se sumaron a la insurrección, que fueron entregadas en usufructo a los campesinos.
Industria
Se llevó a cabo la reconversión de las industrias para hacer frente a las necesidades de la guerra. Se realizaron dos formas de modificación de la propiedad industrial, que pasaron a ser controladas por comités de obreros.
Guerra y Gobernación
Largo Caballero unió a la presidencia de Gobierno la cartera de Guerra. Bajo su mandato se formaron las primeras brigadas mixtas y las escuelas de oficiales.
Los Sucesos de Mayo de 1937 y los Gobiernos de Negrín
Barcelona, Mayo de 1937
El PCE, la mayoría del PSOE y los republicanos aunaron sus esfuerzos para defender las instituciones y el régimen constitucional, estrechar las alianzas forjadas entre los diferentes partidos y ganar la guerra para seguir avanzando en la construcción de un Estado social y democráticamente progresista.
Frente a este apoyo se alzó el protagonizado por el sector extremista de la CNT-FAI, agrupado en torno a “los amigos de Durruti”, y el Partido Obrero de Unificación Marxista (POUM), para la desaparición del Estado burgués y el desarrollo de la revolución proletaria.
En Barcelona, se produjeron diversos altercados entre anarquistas y miembros del POUM.
El POUM llevó a cabo una gran campaña en torno a la creación de un Gobierno “obrero campista” y rechazó la reorganización de los servicios de vigilancia establecidos por la Generalitat. A ello se unieron las dificultades que originó una huelga general y el levantamiento de barricadas en Barcelona y en algunas ciudades periféricas. El Gobierno central envió a los guardias de asalto, que se unieron a las fuerzas dirigidas por el Gobierno catalán. El 8 de mayo fue restablecido el orden por las autoridades republicanas.
La Caída de Largo Caballero
Los comunistas exigieron en el Consejo de Ministros posterior a los sucesos de mayo la destitución de Largo Caballero de la cartera de Guerra. Ante la negativa a estas pretensiones por parte de Largo Caballero, los comunistas respondieron con su abandono del Ejecutivo. La crisis finalizó con el nombramiento de Juan Negrín como presidente del Gobierno.
Los Gobiernos de Negrín
El objetivo principal para el Ejecutivo fue “ganar la guerra”. Las medidas más importantes que adoptó Negrín fueron la nacionalización de la industria de guerra, la disolución del POUM y el desmantelamiento del Consejo de Aragón.
La eficacia de las medidas emprendidas por Negrín se dejó ver rápidamente.
A mediados de 1938 se acentuó cada vez más la división en el bando republicano entre los partidarios de resistir a cualquier precio ante una previsible conflagración europea, cuando todavía se controlaba un tercio de la Península y aquellos que abanderaban la idea de la negociación de la paz con Franco, aunque se negara.
Estos acontecimientos aceleraron el enfrentamiento entre las dos posturas ya señaladas, que tuvo como resultado el golpe de Estado del coronel Casado.