El Bienio Reformista (1931-1933)
Gobierno de Coalición y Autonomía Catalana
Desde 1931 hasta 1933, el gobierno estuvo en manos de una alianza de varios partidos: socialistas, nacionalistas catalanes y gallegos, y de centro-derecha, incluyendo a la Derecha Liberal Republicana. El mismo 14 de abril, Francesc Macià proclamó la República Catalana. Sin embargo, emisarios del gobierno central lo convencieron para rectificar y esperar a que las Cortes aprobaran una constitución para España y un estatuto de autonomía para Cataluña. El 28 de junio se celebraron elecciones a Cortes constituyentes por sufragio universal masculino, donde la «conjunción republicano-socialista» obtuvo una clara victoria. El gobierno provisional fue ratificado por las Cortes, pero desde octubre el gobierno estuvo presidido por Manuel Azaña.
Reformas Laborales, Militares y Educativas
El gobierno de Francisco Largo Caballero adoptó medidas para mejorar las condiciones de los jornaleros, como la organización de Jurados Mixtos (compuestos por representantes de patronos y trabajadores) para dirimir conflictos y el establecimiento de la jornada laboral de 8 horas para todas las actividades. La reforma militar, diseñada por Manuel Azaña, exigió a los oficiales fidelidad a la República. En cuanto a la legislación educativa, el objetivo era extender la enseñanza primaria al conjunto de la población. Este periodo también se caracterizó por un estallido anticlerical, con la «quema» de conventos y otros edificios religiosos en Madrid.
La Constitución de 1931
La Constitución de 1931, aprobada por las Cortes el 9 de diciembre, se fundamentó en los principios de democracia y descentralización. La República implicaba la soberanía popular y reconocía derechos como el trabajo, la propiedad, el matrimonio civil y la educación. Las Cortes, unicamerales, ejercían el poder legislativo y controlaban al ejecutivo mediante votos de confianza y censura, con capacidad para destituir al Presidente de la República. El poder ejecutivo correspondía al Presidente de la República y al Gobierno, que nombraba al jefe de gobierno y a los ministros. El poder judicial lo ejercían los jueces y tribunales. El Estado se organizaba en municipios, provincias y regiones autónomas, y se reservaba en exclusiva las relaciones Iglesia-Estado, la política exterior y de defensa, dejando de financiar el culto y al clero.
La Política Reformista de los Gobiernos de Azaña
Fernando de los Ríos definió el modelo de escuela: única, pública, obligatoria y gratuita, con enseñanza mixta y supresión de la asignatura de religión. Azaña derogó la Ley de Jurisdicciones y redujo el presupuesto militar. La Ley de Congregaciones consideró las iglesias y los monasterios propiedades públicas cedidas a la Iglesia. Uno de los grandes proyectos fue la reforma agraria, que pretendía sacar de la miseria a las masas de jornaleros de la España latifundista, pero su aplicación fue difícil por la lentitud en la tramitación de los expedientes y el boicot de los propietarios. La autonomía de Cataluña fue también muy debatida, mientras que la tramitación del estatuto del País Vasco se paralizó.
La Oposición
La oposición al gobierno reformista provino tanto de la izquierda obrera revolucionaria como de las derechas. Durante el bienio reformista, las derechas se reorganizaron: Acción Nacional se transformó en Acción Popular. En la extrema derecha, nacieron el fascismo (Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista) y Falange Española de José Antonio Primo de Rivera, organizaciones que se fusionaron en febrero de 1934 (FE-JONS). Los patronos y terratenientes boicotearon la legislación agraria y laboral, la Iglesia se negó a cumplir la Ley de Congregaciones, y el pronunciamiento de Sanjurjo intentó imponer un giro conservador al régimen. Por otro lado, anarquistas y comunistas promovieron ocupaciones de tierras e insurrecciones campesinas, que fueron reprimidas por el gobierno.
El Bienio Radical-Cedista y la Revolución de 1934
El Gobierno Radical
El acoso de la izquierda y de la derecha acabó con el gobierno de Azaña. Las elecciones de 19 de noviembre de 1933 las ganó el centro-derecha, que se presentó unido, mientras que la izquierda lo hizo dividida. Los anarquistas, fieles a su apoliticismo, defendieron la abstención, pero ante el resultado organizaron una insurrección armada que fue reprimida (89 muertos). El Partido Radical, aunque minoritario, pudo formar gobierno con el apoyo parlamentario de la CEDA. Su acción se centró en paralizar y desmantelar la política reformista del bienio progresista: amnistió a los militares implicados en la sanjurjada, paralizó las reformas militar, educativa y agraria, y derogó las leyes de términos municipales y de laboreo forzoso.
La Oposición de Izquierda
Durante 1934, las fuerzas de izquierda se reorganizaron. La izquierda burguesa estaba representada por Izquierda Republicana, liderada por Manuel Azaña. La izquierda obrera se caracterizó por la radicalización del PSOE, que preparó una insurrección para responder a la previsible entrada en el gobierno de la CEDA, partido que los socialistas consideraban de corte fascista. El objetivo era defender la democracia y el carácter reformista de la República. El PCE y ERC colaboraron con los socialistas en los preparativos del levantamiento popular.
El Gobierno Radical-Cedista y la Revolución de 1934
El 4 de octubre, la CEDA entró en el gobierno con 3 ministerios para reforzar al Partido Radical. Al día siguiente, se convocó una huelga general en todo el país, que fracasó en el campo pero tuvo mayor éxito en las ciudades. En Asturias, la huelga derivó en una insurrección armada de carácter revolucionario. En Cataluña, Lluís Companys se sumó al movimiento y el gobierno ordenó el bombardeo del palacio de la Generalitat. El 12 de octubre, la situación estaba bajo control en todo el país, excepto en Asturias, donde los obreros y mineros habían tomado el poder. El gobierno envió a Franco al frente de la Legión para acabar con la resistencia. La lucha fue encarnizada, y los mineros se rindieron el 19 de octubre. Como consecuencia, el antagonismo entre derecha e izquierda se acentuó. El desprestigio del Partido Radical por los sucesos de octubre y por el escándalo del estraperlo llevó a la caída del gobierno, la disolución de las Cortes en enero de 1936 y la convocatoria de elecciones para el 16 de febrero.
Las Elecciones de 1936 y el Frente Popular
Las Elecciones de Febrero de 1936
se caracterizaron por la fuerte polarización política: tanto la izquierda como la derecha se presentaron unidas. En enero se formó el Frente Popular, que reunió a Izquierda Republicana, Unión Republicana, PSOE, PCE y Partido Obrero de Unificación Marxista, trotskista. Los anarquistas no se integraron, pero prestaron su apoyo electoral, abandonando el abstencionismo. El programa básico consistía en reiniciar decididamente y profundizar las reformas del bienio progresista y amnistiar a los presos de la revolución de octubre de 1934. Por su parte la derecha se coaligó en el Bloque Nacional, que reunió a los monárquicos y a los católicos de la CEDA. Sin embargo, su pacto era menos sólido porque la CEDA llegó a acuerdos parciales con el Partido Radical y en algunas circunscripciones hubo dos candidaturas derechistas. Su programa era también menos coherente porque tenía un carácter negativo . La participación fue elevada . 4.2. El gobierno del Frente Popular. En los primeros momentos las masas actuaron sin control: liberaron a los presos antes de ser amnistiados. Las Cortes destituyeron al presidente Alcalá Zamora , con el pretexto de haber disuelto dos veces las Cortes durante su mandato , eligiendo después a Azaña para el cargo . En consecuencia, el gobierno presidido por Casares Quiroga estuvo formado sólo por Unión Republicana e Izquierda Republicana. Inmediatamente, se amnistió a los presos de octubre de 1934, se reanudó la legislación agraria y se agilizó su aplicación, se restableció la autonomía de Cataluña y se tramitaron los estatutos de Galicia y del País Vasco . 4.3. . El ambiente social era cada vez más tenso. La izquierda obrera mostraba una actitud revolucionaria y la derecha buscaba el modo de acabar con la República. Un grupo de generales preparó un golpe bajo la dirección de Emilio Mola desde Pamplona. El 12 de julio fue asesinado por extremistas de derecha el teniente Castillo, de la Guardia de Asalto. La respuesta fue inmediata: miembros del cuerpo de seguridad matan a José Calvo Sotelo en su casa. Este hecho decidió a los golpistas a actuar. El 17 de julio de 1936 el ejército de Marruecos se sublevó contra el gobierno de la República y el 18 la insurrección se extendió a la Península. El triunfo parcial del golpedesencadenó la guerra civil. 4. La cultura española de la Edad de Plata.