Comienzo de la Revolución Francesa (1789)

En la primavera de 1789 comenzó la revuelta política en Francia. Luis XVI convocó los Estados Generales, una asamblea formada por representantes de los tres estamentos (nobleza, clero y estado llano) para que aprobaran nuevos impuestos. La nobleza y el clero pretendían que se votara por estamento, mientras que el estado llano defendía el voto por cabeza.

En junio, los representantes del estado llano se constituyeron en Asamblea Nacional y, tras el Juramento del Juego de la Pelota, se comprometieron a no separarse hasta elaborar una constitución. En julio estalló la revuelta popular. Luis XVI no estaba dispuesto a aceptar la Asamblea y concentró sus tropas en torno a París, pero el pueblo tomó la Bastilla (prisión real y símbolo del absolutismo) el 14 de julio.

Al mismo tiempo, en los campos se difundió el Gran Miedo: un rumor de que bandas organizadas por nobles quemaban las cosechas y mataban a campesinos.

La Convención

La Convención proclamó la I República y ordenó el arresto del rey. Los grupos más importantes eran los girondinos (republicanos moderados) y los montañeses o jacobinos (más radicales, liderados por Robespierre).

En junio de 1793, los montañeses se hicieron con el poder y aprobaron una nueva constitución, más democrática, que no llegó a entrar en vigor. Además, establecieron algunas leyes sociales. En el exterior, la condena a muerte de Luis XVI en 1793 provocó la entrada en guerra de Reino Unido, España y los príncipes alemanes e italianos. En el interior, los campesinos de la región de La Vendée se sublevaron a favor del rey, los nobles y el clero.

Robespierre ejerció una dictadura y aplicó una política del Terror: toda persona sospechosa de no apoyar la república fue detenida y unas 50.000 personas fueron ejecutadas. Se aprobó una nueva constitución en 1795, más moderada, que estableció el sufragio censitario y el poder ejecutivo recayó en un Directorio.

El Directorio

Para evitar la dictadura, el Directorio estaba compuesto por cinco miembros. La guerra prosiguió brillantemente para los franceses, que obligaron a Prusia y España a firmar tratados de paz. Sin embargo, el poder acabó siendo controlado por un militar, Napoleón Bonaparte, que dio el golpe de Estado del 18 de Brumario, acabó con el Directorio y estableció un nuevo régimen político: el Consulado.

El Imperio Napoleónico

Napoleón tuvo como propósito crear un Estado Moderno. Primero, pacificó la sociedad francesa, permitiendo el regreso de los exiliados. Después, diseñó un Estado Moderno: concentró la administración en torno a París, inauguró el Banco de Francia, ideó un sistema educativo centralizado y estatal, promulgó un código civil y firmó un Concordato con la Santa Sede en 1801. También promovió la construcción de numerosos monumentos. Todas sus reformas fueron acompañadas de una dura represión de sus oponentes y la imposición de la censura de prensa.

Napoleón y Europa

La guerra: Por tierra, Napoleón invadió Italia y se impuso a Prusia y al Imperio austriaco. En 1811, el Imperio francés alcanzó su mayor extensión. Por mar, la armada inglesa mantuvo su dominio y derrotó a Napoleón en Trafalgar. Napoleón impuso como soberanos de los países conquistados a sus familiares o a jefes de su ejército. En estos territorios se puso fin a las instituciones del Antiguo Régimen. La falta de suministros le obligó a retirarse, fue derrotado en España y la coalición antifrancesa entró en París. Napoleón abdicó y se exilió a la isla de Elba, pero volvió a Francia al año siguiente. Retornó al poder durante 100 días, pero fue definitivamente derrotado en la batalla de Waterloo (1815). En castigo, se le deportó a la isla de Santa Elena, donde murió.

Instauración del Liberalismo en España

El conflicto bélico

El 2 de mayo de 1808, una sublevación popular dio comienzo a la Guerra de la Independencia. Más tarde tuvieron lugar las abdicaciones de Bayona, por las que Fernando VII y Carlos IV fueron forzados a ceder el trono a Napoleón, que nombró rey a su hermano José. El país se dividió entre afrancesados (ilustrados que reconocieron a José I) y fernandinos (que se mantuvieron fieles a Fernando VII). La Junta Suprema Central asumió el gobierno y firmó una alianza con Reino Unido. La guerra había comenzado. Las tropas napoleónicas fueron derrotadas en la batalla de Bailén, pero José I logró instalarse en la capital tras la batalla de Somosierra. En 1809 surgieron las guerrillas, partidas de civiles armados que hostigaban a las tropas napoleónicas y entorpecían su control del territorio. En 1813, el Tratado de Valençay puso fin a la guerra.

El Sexenio Absolutista (1814-1820)

En marzo de 1814, Fernando VII cruzó la frontera. Los liberales esperaban que el rey jurase la Constitución de 1812 y no que la aboliese. Sin embargo, el rey clausuró las Cortes, abolió la constitución y las leyes aprobadas en la guerra. Fernando VII gobernó de forma absoluta durante seis años, aconsejado por una camarilla de amigos. Restauró los privilegios del clero y de la nobleza. Los liberales y parte del ejército trataron de restaurar el liberalismo mediante pronunciamientos (sublevaciones militares).

El Trienio Liberal (1820-1823)

En 1820 triunfó un pronunciamiento liberal dirigido por el coronel Riego, que reclamó la Constitución de 1812. Los gobiernos liberales formaron la Milicia Nacional para defender el régimen. Los liberales se escindieron en dos grupos: los moderados, defensores de reforzar la autoridad del rey, y los progresistas, que respaldaban el mantenimiento del régimen tal como se había diseñado en la Constitución de Cádiz. Los Cien Mil Hijos de San Luis, un ejército francés, invadió España y restituyó a Fernando VII como rey absoluto en 1823.

La Década Ominiosa (1823-1833)

Tras la vuelta al absolutismo, la represión contra los liberales se reanudó. Ante los problemas de la Hacienda, el rey creó el Consejo de Ministros. El rey no tuvo hijos varones. En 1830 nació su hija Isabel y con ello surgió el problema dinástico. Surgieron así dos opciones: los realistas, partidarios de don Carlos, y los liberales y el gobierno, absolutistas moderados que eran fieles a doña Isabel y publicaron la Pragmática Sanción para derogar la Ley Sálica. La cuestión se planteó con crudeza al morir Fernando VII en 1833, cuando los dos bandos se enfrentaron en la Primera Guerra Carlista.

Reinado de Isabel II

.La Década Moderada(1844-1845):Se aprobo la nueva Constitucion de 1845,en ésta se reconocian las principales libertades de los ciudadanos.Se consolido un sistema politico centralista.Por un lado con la aprobacion de un codigo penal y la reforma de la Hacienda publica.Por otra parte se centralizo la administracion local.El periodo se caracterizo tambien x un mercado conservadurismo.La creacion de la Guardia Civil en 1844 para mantener el orden en las zonas rurales.En 1851 se firmo el Concordato con la Iglesia.El partido demócrata que exigia el sugfragio universal y el sector republicano favorable a la proclamacion de la republica.Los ultimos años del periodo se caracterizaron x el autoritarismo de gobiernos.En 1854 se produjo el pronunciamiento de Vicálvaro.Lo dirigio O´donell.El Bienio Progresista(1854-1856):El nuevo gobierno estaba presidido x Espartero y contaba cn O´donell como ministro.La Union Liberal integrado x moderados y progresistas templados.Decreto una nueva desamortizacion y aprobo la Ley de Ferrocarriles.Esta agitacion social permitio a la reina formar un nuevo gobierno,presidido por O´donell k puso fin al Bienio.La Segunda Mitad del reinado(1856-1868):Unionistas y moderados se alternaron en el gobierno mientras k los progresistas eran nuevamente marginados al poder.Entre 1866 y 1868 la monarkia de Isabel II entro en una profunda crisis.-Los problema economicos y el hambre dieron lugar a revueltas en las ciudades y en el campo.-El autoritarismo provoco matanzas.Esto distancio a la burguesia y a los militares del regimen.-La reina llevaba una vida escandalosa.En 1866 progresistas,democratas y republicanos firmaron el Pacto de Ostende.