La Guerra Civil Española (1936-1939): Orígenes y Significado
Las Causas del Conflicto
Existe un gran debate acerca de las causas de la Guerra Civil Española, y se enfoca desde diversos puntos de vista.
Desde el punto de vista temporal, se piensa que la Guerra Civil fue el desenlace final del enfrentamiento entre dos maneras incompatibles de entender España, cuyo origen tendría lugar en el inicio de nuestra Edad Contemporánea.
Algunos historiadores hablan de causas internas, argumentando la incapacidad de resolver las diferencias de forma civilizada. Otros, por el contrario, hablan de causas externas, especialmente porque el choque entre fascismo, comunismo y democracia era inminente a nivel internacional.
También se debate entre factores estructurales, como las diferencias sociales o la cuestión religiosa, y factores coyunturales, como el descontento del ejército, la crisis económica o el desorden público.
Y, por supuesto, hay debate sobre la cuestión de la responsabilidad última en el desencadenamiento del conflicto.
- Unos achacan la responsabilidad a la izquierda (socialistas y comunistas), argumentando que abandonaron la vía democrática promoviendo una revolución que condujese a la dictadura del proletariado. Los anarquistas, por su parte, buscaban la destrucción del Estado para implantar sus utopías libertarias.
- Otros la achacan a la responsabilidad a la derecha (Ejército, Iglesia y terratenientes), que no aceptaban el régimen republicano por ser una amenaza directa para sus intereses; a ello se sumaron las acciones de la CEDA o de Falange Española de las JONS, que eran claramente antirrepublicanas. El golpe militar del 18 de julio de 1936 fue el último paso para derrocar al régimen republicano que se inició en 1934.
En resumen, podemos hablar de una explicación multicausal que conjuga todos los factores antes expuestos. Ni la izquierda ni la derecha aceptaron leal y sinceramente la legalidad republicana.
La Sublevación Militar del 17 de julio de 1936
Tras el triunfo electoral del Frente Popular (16 de febrero de 1936), la situación político-social fue empeorando, con un aumento del desorden público y el rechazo de los sectores más conservadores al programa de izquierdas en el poder, lo cual terminó desencadenando la intervención del Ejército.
Desde finales de 1935, un grupo de oficiales conspiraban. El Gobierno los había dispersado (Manuel Goded a Baleares, Emilio Mola a Pamplona y Francisco Franco a Canarias). Desde abril de 1936, el general Mola era el director de la conspiración, aunque el general Sanjurjo, exiliado en Portugal, era la cabeza visible. Mola estableció contactos con diversos generales, aunque Francisco Franco permaneció indeciso hasta el último momento. También estableció contactos con fuerzas civiles que no admitían el régimen. El plan era un golpe de estado seguido del establecimiento de un directorio militar inspirado en el de Primo de Rivera. Realmente, el golpe iba más dirigido contra el Frente Popular que contra la República en sí misma.
El 12 de julio fue asesinado el teniente izquierdista José Castillo y, como represalia, la izquierda asesinó a José Calvo Sotelo. Los golpistas, aprovechando el impacto emocional del asesinato de Calvo Sotelo, adelantaron unos días el golpe. A las 5 de la tarde del 17 de julio de 1936 se sublevaron las fuerzas de la Legión y los Regulares de Melilla, y en ese momento Franco voló a Marruecos para ponerse al frente de las tropas sublevadas. El alzamiento se extendió desde Marruecos hasta la Península entre el 17 y el 21 de julio. Se iniciaba una guerra civil que duraría tres largos años.
La Distribución de Fuerzas en Julio de 1936
- Reparto geográfico: Se acuñó el término «lealtad geográfica» para denominar al hecho de que muchos españoles se sumaron a un bando u otro dependiendo únicamente del lugar donde les sorprendió la sublevación.
- Los rebeldes: Disponían de 230.000 km2, 10,5 millones de habitantes y 29 capitales (Galicia, Castilla y León, Navarra, Zaragoza, Cádiz, Sevilla, Granada, Baleares, Marruecos y Canarias).
- El Gobierno: Conservaba 270.000 km2, 14 millones de habitantes y 21 capitales (Madrid, Barcelona, Bilbao y Valencia).
- Recursos:
- El Gobierno: Controlaba las zonas industriales y más pobladas, algunos productos agrícolas (arroz, naranjas) y, sobre todo, las reservas de oro del Banco de España.
- Los rebeldes: Disponían de las zonas rurales y menos pobladas, y su activo más importante eran las reservas de trigo.
- Ejército: En cuanto a efectivos, se dividió por la mitad, aunque la Aviación y la Marina quedaron en manos del Gobierno (solo fueron leales el 20% de los oficiales, a pesar de que solo 4 generales se sublevaron).
- Los rebeldes: Contaban con el Ejército de África (47.000 soldados profesionales).
- El Gobierno: Entregó armas a organizaciones obreras que formaron unidades de milicianos sin apenas instrucción militar.
- Apoyos políticos y sociales:
- Junto a la República: Se alinearon todos los partidos de izquierdas, incluyendo los socialistas, los anarquistas de la CNT, los comunistas, los nacionalistas catalanes y los nacionalistas vascos. Se trataba de un grupo heterogéneo de fuerzas, incluso enfrentadas entre sí en muchos aspectos.
- Al lado de los sublevados: Se situaron integrantes de la CEDA (Gil Robles se había exiliado), la Falange Española de las JONS (minoritaria pero efectiva como primera fuerza de choque, a pesar del encarcelamiento de Primo de Rivera) y los carlistas (útiles por su fuerza paramilitar, los requetés). La Iglesia también apoyaba a los sublevados, y aunque en este bando también había diferencias, existió unidad de acción debido a la subordinación a la autoridad militar.
- Ayuda exterior: La República solicitó ayuda a las democracias occidentales, y solo la francesa estuvo receptiva en un primer momento. Franco obtuvo ayuda de Alemania e Italia, cuyos aviones de transporte fueron decisivos para que el Ejército de África pasase a la Península.
Las Operaciones Militares
La iniciativa estratégica casi siempre la llevó el bando franquista, y la victoria se decantó en este bando por la conjunción de tres factores:
- Unidad de gobierno y mando militar.
- Cuantía, continuidad y calidad del apoyo militar exterior.
- Rapidez en constituir una fuerza de combate eficaz y disciplinada.