Reformas Administrativas
Creación de una nueva administración central: Se establecieron unas Cortes Únicas y se crearon las secretarías de Estado, antecedente de los ministerios del siglo XIX.
Diseño de una nueva administración territorial: Consistió en la división del territorio en intendencias (similares a las provincias actuales). Al frente de cada intendencia se situaba una autoridad judicial, en manos de las audiencias; la militar, desempeñada por los Capitanes Generales; y la administrativa y fiscal, en manos de los intendentes.
Las reformas en el Ejército y la Armada: El objetivo era crear un ejército permanente para la defensa de España. Se implementó el reclutamiento triple: voluntarios, levas obligatorias de vagos y maleantes, y la quinta o quintas. Uno de los mayores esfuerzos fue la recuperación de la marina de guerra, construyendo arsenales y nuevos astilleros, logrando un volumen importante al final del reinado.
El control sobre la Iglesia: Las relaciones de la monarquía borbónica con la Iglesia estuvieron marcadas por el regalismo, el intento de imponer el poder real en materia eclesiástica. España firmó un Concordato con la Santa Sede que otorgaba al Rey el derecho de presentar candidatos a obispos al Papa.
Reforma fiscal: Para solucionar el déficit estatal, se implementó una reforma fiscal durante el reinado de Fernando VI. Se buscó sustituir el complejo sistema de impuestos tradicionales por el catastro, un impuesto único sobre las propiedades y las rentas, incluyendo a los estamentos privilegiados. En 1749 se inició el Catastro de Ensenada, pero las protestas y presiones de las clases privilegiadas llevaron a su abandono.
EL DESPOTISMO ILUSTRADO: CARLOS III
Carlos III accedió al trono tras la muerte de su hermanastro Fernando VI. Había gobernado en Nápoles y estaba familiarizado con las ideas ilustradas. Apoyó algunas ideas de progreso ilustradas, siempre que no amenazaran el poder de la monarquía absoluta.
Se inició así la etapa del Despotismo Ilustrado en España. Se mantenía el concepto de monarquía absoluta, pero se impulsaban reformas para el progreso.
Carlos III buscó introducir cambios en la economía para mejorar la agricultura, la industria y el comercio. Sin embargo, estas reformas no eran revolucionarias: el objetivo principal era fortalecer el Estado, siendo el bienestar de la población un objetivo secundario. No se cuestionaban las bases de la sociedad del Antiguo Régimen.
El Motín de Esquilache
Carlos III se rodeó de secretarios como el marqués de Esquilache y el marqués de Grimaldi.
En 1766 se produjo el Motín de Esquilache, una revuelta con causas complejas, incluyendo el malestar por la escasez y el alto precio de los alimentos, y el rechazo a los altos cargos extranjeros.
La revuelta popular en Madrid se dirigió contra las medidas de Esquilache sobre limpieza urbana y alumbrado. Se le culpaba por la falta de pan.
Carlos III, atemorizado, destituyó a Esquilache, paralizó las reformas y tomó medidas populares como bajar el precio de productos básicos. Los motines cesaron y el país se pacificó.
A partir de entonces, Carlos III contó con ministros españoles como Campomanes, Conde de Floridablanca, Conde de Aranda, Pablo de Olavide y Jovellanos.
Estos ministros impulsaron un programa reformista para modernizar el país.
La política de reformas
Se llevó a cabo la expulsión de los jesuitas en 1767, debido a su poder político, influencia en la educación y acumulación de propiedades.
En la agricultura, Jovellanos, en su informe sobre la ley agraria, criticó los privilegios de la Mesta y las tierras de manos muertas de la Iglesia, proponiendo la distribución de tierras entre los campesinos. Los grupos privilegiados se opusieron, y Carlos III no estaba dispuesto a recortar sus privilegios.
Se implementaron algunas reformas para mejorar la productividad del campo:
- El aumento de la superficie cultivada.
- La construcción de infraestructuras de regadío.
- La colonización de zonas despobladas, destacando la de Sierra Morena por el intendente Pablo de Olavide.
Los ilustrados promovieron la difusión de innovaciones técnicas, enviando expertos al extranjero, organizando expediciones científicas y fomentando publicaciones técnicas. Se apoyaron en las Sociedades Económicas de Amigos del País, que ofrecían cursos de agricultura, oficios y técnicas manufactureras, subvencionaban estudiantes y establecían bibliotecas.