El Reinado de Alfonso XII y la Restauración en España

El Reinado de Alfonso XII

La Restauración es el periodo que se extiende entre 1875, tras la Revolución Gloriosa y el Sexenio Democrático, y 1931, con la proclamación de la II República. Se suele dividir en dos fases separadas por el año 1898, fecha de la pérdida de las últimas colonias de ultramar. La primera corresponde al reinado de Alfonso XII y la regencia de María Cristina de Habsburgo. A partir de 1902, entrará en una crisis profunda, coincidiendo con el reinado de Alfonso XIII. El periodo se caracteriza por:

  • La estabilidad debido a la Constitución de 1876.
  • El alejamiento de los militares de la política.
  • La alternancia en el poder de dos partidos políticos de forma pacífica, aunque la realidad es que el dominio recae en un partido gracias al caciquismo y la manipulación electoral.

La I República concluye con el golpe del general Pavía, que disolvió las Cortes en 1874 y estableció la dictadura de Serrano. El príncipe Alfonso firmaba el Manifiesto de Sandhurst. Cánovas y el rey querían un regreso pacífico de la monarquía. Pero en 1874, Martínez Campos encabezó un alzamiento en Sagunto y proclamó rey a Alfonso XII. Se formó un gobierno provisional dirigido por Cánovas del Castillo. A los pocos días, Alfonso entraba en España y se producía la restauración de los Borbones. Dos éxitos propiciaron la aceptación del nuevo rey:

  • Un gran prestigio popular.
  • El final de la tercera guerra carlista y de la guerra de Cuba.

El Sistema Canovista: La Constitución de 1876 y el Turno de Partidos

Cánovas quería recuperar el prestigio de la monarquía, perdido durante el reinado de Isabel II. La Corona debía compartir la soberanía con las Cortes y desempeñar un activo papel en política. La Constitución debía acoger todas las tendencias liberales. Se trataba de crear un marco que fuera válido para los antiguos moderados, unionistas, progresistas y demócratas, con la condición de que aceptasen la Monarquía y la alternancia de gobierno. Quería conseguir una constitución que durase, que permitiera gobernar a partidos distintos y acabar con el pronunciamiento militar como vía para llegar al poder. El ejército tenía que volver a los cuarteles y cumplir su misión constitucional.

El modelo político de Cánovas se basaba en la existencia de dos grandes partidos que se turnaran en el poder. Ambos debían aceptar pasar a la oposición si perdían la confianza del rey o del parlamento, y respetar la obra legislativa de sus predecesores. La Restauración tuvo carácter conservador, tanto en política como en lo social y económico. Contó también con la aceptación de las clases medias temerosas de los movimientos sociales que se manifestaron durante el Sexenio. Para elaborar la nueva constitución se convocaron elecciones a Cortes Constituyentes por sufragio masculino. El proceso electoral fue manipulado para garantizar una amplia mayoría a los candidatos del Gobierno. Pocos meses después se aprobaba un texto que recogía las ideas políticas de Cánovas.

La Constitución de 1876

Inspirada en la moderada de 1845, establecía una monarquía parlamentaria basada en:

  1. La soberanía compartida entre las Cortes y el Rey.
  2. Un poder ejecutivo en el que el Rey intervenía nombrando al Gobierno y ejerciendo el mando supremo del Ejército.
  3. Un legislativo bicameral sometido al Rey de forma parcial: podía disolver las Cortes, proponer y vetar leyes, nombrar senadores, etc.
  4. Una declaración de derechos basada en la constitución de 1869.
  5. Un Estado centralista: quedaban bajo el control del gobierno los ayuntamientos y diputaciones.
  6. La religión oficial era la católica. Se admitían otros cultos, siempre que se ajustasen a la moral católica, pero se prohibían sus manifestaciones públicas.

El sufragio lo decidía el partido gobernante: si debía ser censitario o masculino. Los partidos políticos eran partidos de notables, sin afiliados ni estatutos, de modo que los vínculos entre sus miembros se establecían a través de lealtades personales. Esta circunstancia facilitaba la permeabilidad entre los grupos y hacía que la unidad interna de los partidos fuera muy precaria.

El Partido Liberal Conservador

Estaba liderado por Cánovas. Sus miembros eran moderados, unionistas y sectores del progresismo. Su origen estaba en los antiguos alfonsinos del Sexenio. Sus bases sociales eran la burguesía terrateniente y de negocios, y el clero.

El Partido Liberal Fusionista

Estaba liderado por Sagasta. Integraba a sectores del progresismo, radicales, demócratas y republicanos moderados. Contaba con el apoyo de profesionales liberales, comerciantes, militares y funcionarios. Defendían el orden burgués, pero no renunciaban al sufragio masculino.

La Restauración supone la consolidación del poder de la oligarquía: los grandes terratenientes, la gran burguesía comercial, industrial y financiera. Se vuelve a la alianza de la etapa isabelina: alta burguesía más nobleza y clero. El ejército quedaba fuera de los órganos de poder hasta que el sistema entra en crisis.

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