Historia de España: Del Directorio Civil a la Transición Democrática

El Directorio Civil (1925-1930)

Primo de Rivera quiso permanecer en el poder e institucionalizar la dictadura. En diciembre de 1926, seis civiles entraron en el Directorio; los más destacados fueron Martínez Anido en Gobernación, José Calvo Sotelo en Hacienda y Eduardo Aunós en Trabajo, todos de extrema derecha. Unión Patriótica (UP) intentó, sin éxito, aglutinar un amplio espectro político para legitimar la dictadura, pero fue solo un instrumento de propaganda oficial en el que se integraron políticos fracasados y oportunistas.

En 1927 se constituyó la Asamblea Nacional Consultiva, formada en sus 4/5 partes por miembros de UP, elegidos por sufragio restringido y cuya función era asesorar e informar al dictador.

Realizaciones del Régimen

Política Económica

Entre las realizaciones del régimen destaca su política económica, llevada a cabo por el ministro Calvo Sotelo. Hubo un fuerte intervencionismo estatal controlando todos los sectores productivos, reforzándose el proteccionismo; se subvencionaron empresas con dinero público y se incrementaron las inversiones públicas en infraestructuras (carreteras, escuelas, obras hidráulicas).

Política Social

En cuanto a la política social, se crearon los Comités Paritarios, que eran organismos oficiales compuestos por representantes de patronos y obreros y un representante del gobierno. Los socialistas de UGT, dirigidos por Largo Caballero, participaron en estos Comités, haciendo una política reformista (viviendas obreras, mejoras asistenciales). También colaboraron los Sindicatos Libres (próximos a la extrema derecha).

Se estableció el Somatén, una milicia catalana formada por voluntarios, apoyada por las clases medias conservadoras para combatir el sindicalismo, y la extendió a toda España para mantener el orden público.

Las Cortes de Cádiz y la Constitución de 1812

En 1808, Napoleón Bonaparte se autoproclamó emperador en Francia. Este hecho tendría gran importancia para la historia de España. Se produce en España un levantamiento antifrancés nacional, una revolución y una guerra contra la invasión. La guerra es nacional y popular en defensa de su Dios, su patria y su rey; entre afrancesados (que aceptan las abdicaciones de Bayona y a José I por cuestiones ideológicas) y patriotas (la mayoría, que no admiten los hechos ya citados). España también participa en la guerra europea, siendo el escenario de algunos combates. España, como nación, intentará hacer un ensayo de régimen liberal (por una minoría ilustrada sin apoyo popular) para llenar el vacío de poder; esto se realiza mediante una revolución.

Además, se produce una revolución política. Las Juntas se van formando a nivel provincial y van tomando decisiones políticas; en el verano de 1808 se organizan en una Junta Suprema Central, que coordina a las demás. Esta se transformará más tarde en un Consejo de Regencia (1810) que convoca las Cortes de Cádiz. Se realiza en esta ciudad porque estaba defendida por los ingleses y no dominada por los franceses.

En Cádiz surgen diversas posturas de los diputados: los liberales que representaban a la revolución y pretendían eliminar el Antiguo Régimen (Argüelles, Toreno, Muñoz Torreno…); los conservadores (formado principalmente por el clero); y los reformistas. Las Cortes se formaron para crear una Constitución y el diseño de un nuevo modelo de Estado.

Las Cortes de Cádiz redactan numerosos decretos en defensa de la libertad, destinados a eliminar las trabas del Antiguo Régimen como la desamortización (abolición de los señoríos), la abolición de la Inquisición, la supresión de las diferencias jurídicas territoriales (abolición de Fueros en Navarra, el País Vasco…). La situación de guerra impidió la efectiva aplicación de lo legislado en Cádiz.

Muchos diputados no pueden acudir a las Cortes y los suplentes son de Cádiz. Todos los diputados se ponen de acuerdo en representar a la nación, esto es una novedad, anteriormente representaban a los estamentos. Se establece un estado liberal-burgués.

Los rasgos de la Constitución de 1812 son: el hecho de ser progresista supone el asentamiento jurídico e histórico de los principios de la Revolución Francesa como la división de poderes, el mandato representativo y la soberanía nacional, se adapta a la situación peninsular del momento. De esta manera se conservan varios rasgos tradicionales como el Estado confesional. Además era muy rígida, es decir, de difícil modificación; y la más extensa de la historia española, ya que debía comenzar el Estado liberal desde cero.

Fue una constitución modélica, tanto para España como para Europa en general. Todas las demás Constituciones españolas posteriores están construidas sobre esta primera. En Europa, sobre todo en Italia, fue modelo liberal de otras Constituciones, principalmente en los años 20.

Isabel II: La organización del régimen liberal

Es un periodo de grandes transformaciones. El régimen liberal está basado en tres instituciones: la Corona, los partidos políticos y el ejército. En ocasiones, estas tres instituciones están enfrentadas, pero se unen ante peligros externos.

La corona está limitada en sus funciones por la Constitución. Su papel es de moderador entre el poder legislativo y el ejecutivo, ya que tiene capacidad para disolver las Cortes para que concuerde con el gobierno de ese momento. Tiene derecho a veto, a la elección de ministros y, por tanto, a los partidos políticos que gobiernan. Isabel II se dejará llevar mucho por las camarillas y en el poder estarán casi siempre los moderados.

Como la monarquía no es absoluta, nacen los partidos políticos. Parte de estos partidos son los que están con la reina, son los llamados partidos dinásticos. Se establece el régimen de los generales: Narváez, Espartero, O’Donnell, Prim… Las constituciones cambian con cada partido. El constitucionalismo español tenía un fuerte peso ideológico, se remite a las constituciones anteriores, basándose en el pasado para justificar el presente, todo esto hace que existan constituciones de partido.

Existen otros elementos de la vida política como son las jornadas revolucionarias, las tertulias en cafés, los exiliados, los cesantes, las juntas y las milicias.

Los factores que impiden el buen funcionamiento del régimen son el escaso cuerpo electoral, el manejo de las elecciones y el dominio del partido moderado, esto ocurre por el apoyo de la reina y por los pronunciamientos que protagonizarán.

Se pretendió crear un estado centralizado que tenía sus antecedentes en la abolición de los fueros de Felipe V. Se controla todo el estado desde Madrid, con un delegado en cada provincia. Esto tiene sus ventajas, como la igualdad territorial y que todo se dirige desde el mismo lugar, pero también sus inconvenientes, como el hecho de que el centro está muy lejos del lugar donde se van a aplicar las decisiones.

Socialmente, ha triunfado la burguesía en la que se defiende la libertad, la igualdad y la propiedad (desamortizaciones).

La Transición política: La Constitución de 1978 y el Estado de las Autonomías

A la muerte de Franco, el 20 de noviembre de 1975, una serie de circunstancias en el ámbito nacional (cambio social y económico) e internacional (coexistencia pacífica tras la guerra fría y la desaparición de las dictaduras de Grecia y Portugal) favorecen el desarrollo de un régimen democrático en España.

El 22 de noviembre de 1975, Juan Carlos de Borbón asumía la jefatura del Estado al título de rey. El punto de partida tuvo aspectos negativos, como el miedo a otra guerra civil y los problemas con el ejército (salida de un periodo dictatorial militar), pero también positivos, como la transformación económica, social y cultural, la figura del rey como motor del cambio, la transformación desde el interior del régimen y el recuerdo de la crueldad de la guerra civil.

Esta transición se desarrolla a lo largo de tres gobiernos (hasta octubre de 1982), será durante el de Adolfo Suárez en el que tendrá un mayor impulso (Constitución, Pactos de la Moncloa y Estatuto de las Autonomías).

La redacción de un texto constitucional que fuera la base legal del nuevo régimen democrático fue uno de los primeros objetivos del nuevo gobierno y el Congreso recién formado. Fue redactada por consenso de las distintas ideologías y partidos políticos, define a España como un “Estado social y democrático de derecho”, la forma política es una monarquía parlamentaria, siendo el rey moderador del sistema, jefe de gobierno y de las fuerzas armadas, el sistema parlamentario es bicameral, garantiza las libertades democráticas, no reconoce religión estatal si bien concede cierto protagonismo a la Iglesia Católica, derogó todas las Leyes Fundamentales anteriores, garantiza el derecho a la autonomía de nacionalidades y regiones. El día 30 de diciembre de 1977 se creó el Consejo General Vasco.

En el año 1978 se aprobaron, a través de distintos decretos-ley, organismos preautonómicos para Galicia, Asturias, Castilla-León, Aragón, Castilla-La Mancha, País Valenciano, Extremadura, Andalucía, Murcia, Baleares y Canarias.

El 25 de octubre de 1979 se aprueban los Estatutos de Autonomía de Cataluña y el País Vasco.

Los gobiernos democráticos y la integración en Europa

Daba comienzo el reinado de Juan Carlos I y un proceso político trascendental que llevaría a España de un régimen dictatorial a una democracia parlamentaria.

Tras la dimisión de Carlos Arias Navarro en julio de 1976, el rey designa como nuevo presidente del gobierno a Adolfo Suárez. Los principales acontecimientos de esta etapa son: la Ley para la Reforma Política, las elecciones generales el 15 de junio de 1977, los Pactos de la Moncloa, la Constitución de 1978, elecciones generales y municipales en marzo de 1979 y la aprobación de los estatutos de autonomía de Cataluña y el País Vasco. Con todos estos hechos se inicia la democracia española.

El año 1980 fue un año de crisis para Adolfo Suárez y la UCD. El Partido Socialista presentó una moción de censura contra el gobierno en el Congreso de los Diputados. El 29 de enero de 1981, Adolfo Suárez dimitió como presidente del gobierno y renunció a la dirección de la UCD.

En la sesión del día 23 de febrero de 1981 en el Congreso de los Diputados se votaba la investidura de Leopoldo Calvo Sotelo, designado para sustituir a Adolfo Suárez, cuando un grupo de guardias civiles al frente del teniente coronel Antonio Tejero irrumpió en el hemiciclo. Fue una victoria histórica al ganar por mayoría absoluta. Bajo la presidencia de su líder, Felipe González, los socialistas permanecieron en el poder hasta el año 1996, cuando Aznar (PP) toma la presidencia del gobierno, pudiendo establecer las siguientes etapas dentro de su mandato:

De acuerdo al eslogan de la campaña electoral socialista para las elecciones de 1982, “Por el cambio”, su gestión va a ser principalmente reformista.

Las consultas electorales de 1986 y 1989 nuevamente otorgaron la victoria al PSOE aunque no con la rotundidad de 1982.

Una serie de factores –descontento social, presión de la oposición, casos de corrupción, crisis en el PSOE– hacen que las elecciones generales se adelantaran al 6 de junio de 1993. El PSOE volvió a ganar pero esta vez en minoría.

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