Carlismo y Guerra Civil
Transición del Absolutismo al Liberalismo (1830)
En 1830, España comenzó una transición desde el absolutismo reformista hacia una opción liberal muy moderada. Fernando VII, junto a María Cristina, abrió la posibilidad de que al monarca no le sucediera su hermano, Don Carlos, sino un sucesor directo. En este año, el rey mandó publicar la Pragmática Sanción. También en 1830 nació la futura Isabel II, cuyo acceso al trono dependía de la actitud de los liberales.
Los sectores más reaccionarios tomaron la iniciativa y consiguieron que el rey suprimiese la Pragmática Sanción, dejando a María Cristina a cargo de la dirección política. En este clima de enfrentamiento, los sucesos de La Granja (manifestantes en contra de Don Carlos) hicieron que la Reina tomara las riendas del poder. En 1832, sustituyó al gobierno y eligió a Cea Bermúdez como figura más destacada. El rey anuló la Pragmática Sanción y un año después murió, lo que hizo posible el reinado de Isabel.
La regente, ante la guerra civil, decretó una amnistía para los liberales, y Martínez de la Rosa amplió dicha amnistía.
La Insurrección Carlista y la Guerra Civil
La insurrección carlista se convirtió en una guerra civil abierta. Don Carlos profesaba un ideario muy sencillo, con una clara identificación entre el altar y el trono. Para algunos, el carlismo tenía un componente religioso y antiliberal; defendían el sistema foral y representaban un movimiento del campo frente a la ciudad.
La Guerra
A la muerte del rey, se iniciaron sublevaciones. Tomás Zumalacárregui se hizo con el mando, y los carlistas consiguieron triunfos importantes. Tras la muerte de Zumalacárregui, su acción más destacada fue la Expedición Real, encabezada por el propio Don Carlos, que llegó a las puertas de Madrid y trató de imponer un pacto dinástico cuando la Reina se enfrentaba, además, a la sublevación de La Granja y a la promulgación de la Constitución de 1837.
El general Espartero obligó a los carlistas a retirarse. La última fase de la guerra tuvo como protagonistas a Espartero y al carlista Maroto, quien puso fin a la guerra con el Convenio de Vergara. El carlismo se fue adaptando a los cambios políticos, pero sin posibilidades reales de llegar al poder.
El Reinado de Isabel II: Las Regencias
El Estatuto Real y la Constitución de 1837
Desde la muerte de Fernando VII en 1833 hasta la mayoría de edad de Isabel II en 1843, el liberalismo español logró imponer la ruptura política definitiva con la monarquía absoluta.
- Los moderados: Entendían la libertad como la defensa de la seguridad de las personas y de los bienes, por lo que defendían la autoridad y el orden. Según ellos, el poder debía recaer en una aristocracia formada por nobles, burguesía y alta clase media.
- Los progresistas: Defendían la soberanía nacional, pero pensaban que la Corona debía actuar como árbitro. Abogaban por las libertades individuales y una paulatina extensión del sufragio.
- El liberalismo radical: Se fue situando a la izquierda del progresismo, sobre todo tras la Constitución de 1837. Defendían la soberanía plena, el aumento del sufragio y el trabajo.
El Estatuto Real de 1834
No fue una constitución, sino una concesión de la Corona a sus súbditos. Las Cortes tenían un carácter consultivo: podían elevar peticiones a la Corona, pero no podían deliberar sobre algo que la Corona no les hubiera encargado. Se basaba en un sistema de elección indirecto y muy censitario.
Estaba formado por dos estamentos:
- Próceres: Compuesto por los grandes de España, por herencia y derecho de nacimiento, y por los designados por la Corona con carácter vitalicio, entre ellos obispos y arzobispos.
- Procuradores: Elegidos y con una renta menor.
Los objetivos del Estatuto Real eran congregar en torno a Isabel a los sectores más poderosos del país. Servía para acercarse a los sectores más reformistas del absolutismo y a los más moderados del liberalismo. Pero este proceso tenía sus limitaciones.
En 1835 se produce la crisis del régimen del Estatuto. Se forman juntas locales y provinciales que negaron obediencia al gobierno mientras no apoyara las reformas. El descontento social se reflejó en las propias Juntas. La Regente llamó a Mendizábal, quien trató de llevar a cabo reformas. Sin embargo, el entorno real hizo que se sustituyera a Mendizábal por Istúriz.
La Constitución de 1837
Como consecuencia del motín de La Granja, se convocaron Cortes Constituyentes, que respondieron a las expectativas de un liberalismo más moderado que la Constitución de 1812, por las siguientes razones:
- Se reforzaba el poder de la Corona, que tenía derecho de veto absoluto ante cualquier ley y el derecho de disolución de las Cortes.
- El Parlamento se dividía en Senado y Congreso de los Diputados.
- Sufragio directo censitario que daba el voto a los mayores contribuyentes de cada ciudad.
- Restablecimiento de las leyes municipales, que suponía una democratización.
- Desmantelamiento del Antiguo Régimen, con leyes de libertad de comercio e industria.
Los moderados tuvieron la mayoría parlamentaria, pero a nivel local, progresistas y radicales se fortalecieron en la política municipal. Por eso, al terminar la guerra carlista, los moderados trataron de recuperar el control de la política municipal con la aprobación de una nueva ley que reforzaba la autoridad del ejecutivo y restringía la participación popular. Se pretendía, además, restablecer el diezmo, una nueva ley de imprenta y electoral, y la depuración de la Milicia. Pero para todo ello era necesario contar con el ejército y con Espartero.
Espartero no accedió, y la Reina sancionó la ley, lo que llevó a una serie de levantamientos que hicieron que el 12 de octubre de 1840 María Cristina se embarcara hacia Francia. Espartero asumió la Regencia desde 1840 hasta 1843.
La Regencia de Espartero (1840-1843)
La ruptura entre los liberales fue cada vez más clara. Espartero se acabó enfrentando a los moderados, los progresistas y los radicales. Los radicales demócratas y republicanos también se pusieron en su contra. El bombardeo de Barcelona desde Montjuic hizo que se formara una coalición entre los anteriores, que acabó en un pronunciamiento militar y una insurrección popular. Los esparteristas fueron derrotados por Narváez, y esto obligó a Espartero al exilio.
Una coalición de progresistas y moderados mandó formar gobierno. Se decidió adelantar la mayoría de edad de la princesa Isabel, y en 1843, Isabel II fue proclamada reina. En consecuencia, la monarquía se inclinó por los moderados.