La Guerra Carlista
Al morir Fernando VII
habrá un levantamiento de voluntarios realistas aliados de don Carlos, pero ni
el ejercito ni la jerarquía eclesiástica apoyaron al carlismo. El carlismo se
limitó a un área geográfica: País Vasco, Norte de Aragón, y Cataluña, región
del Maestrazgo y a unos grupos sociales, pequeños campesinos propietarios,
defensores del tradicionalismo.
Sistema de lucha: guerra de guerrillas. La guerra avanzaba y se notaba una diferencia entre los partidarios del carlismo del medio rural y la población urbana liberal. Los carlistas no llegaron a contar con ninguna ciudad importante que les permitiera establecer un aparato gubernamental.
Al principio los carlistas organizaron bien su ejército, gracias al general Zumalacarregui, al morir cuando intentaban tomar Bilbao fue un grosero golpe para la causa de don Carlos, aunque tenia importantes jefes militares como Cabrera, los carlistas no pudieron resistir el empuje del ejercito liberal, el cual al mando del general Espartero les venció en Luchana y al fin la guerra terminó por el Convenio de Vergara, en el que el ejército carlista se sometía a la reina, y se acuerda que espartero recomendara a las Cortes el reconocimiento de los fueros vascos-navarros. El movimiento carlista rebotaría en posteriores ocasiones.
1.2.1. Absolutismo moderado
La regente María Cristina quería atraerse a los liberales con leves concesiones. Pero el jefe del gobierno Cea Bermúdez no podía satisfacer a los liberales que defendían la necesidad de reunir Cortes para iniciar las reformas, la primera de las cuales fue la nueva división territorial en provincias. Las presiones de figuras políticas y del ejército decidieron a la regente a elegir jefe del gobierno a Martínez de la rosa con el encargo de elaborar un régimen constitucional.
1.2.2 Liberalismo moderado
Martínez de la Rosa y la regente María Cristina ofrecieron al país el Estatuto Real, fórmula de sistema político extremadamente moderado, que pareció muy insuficiente a los liberales. El estatuto se limitaba a ser una convocatoria a Cortes. Las cortes tenían función de corregir o rechazar los proyectos de ley elaborados por el gobierno. Las libertades de prensa muy reducidas y de asociación estaban muy limitadas y el sufragio era restringido que solo el 0.15% de la población tenía derecho a voto.
La ineficacia reformista de Martínez de la Rosa y el Conde de Toreo provocaron un movimiento revolucionario de la burguesía urbana en el verano de 1835. Se constituyeron Juntas ante un vacio de poder que elevaron manifiestos a la Corona exigiendo la reunión de Cortes, la exclaustración de las órdenes religiosas, la reforma de la ley electoral, la ampliación del Milicia Nacional y la libertad de imprenta, Estos puntos políticos se vieron desbordados dando lugar a la quema de conventos y la fábrica Bonaplata de Barcelona.
1.2.3 Liberalismo progresista
Para detener la oleada revolucionaria la regente entrega el poder a Álvarez de Mendizábal. Conseguida la liquidación de las Juntas y dueños los progresistas del poder a través de Mendizábal, los altos cargos de la administración y del ejército son depositados en manos de los hombres del Trienio Liberal. Ni Mendizábal ni las cortes realizan ningún cambio institucional, después de la caída de éste, la regente puede entregar el poder a los moderados, y los progresistas exigen la promulgación de la Constitución de 1812 que será reformada, dando paso a la COSTITUCION DE 1837, con una soberanía nacional, el reconocimiento de libertades y derechos y la división de poderes.
Mendizábal soluciono los problemas financieros suprimiendo las órdenes religiosas y desamortizando sus tierras y a reorganizar el ejército isabelino mediante una leva de 100.000 hombres.
A partir de este momento y hasta el 1844 la política española es un continuo tejer y destejer con la fricción constante entre moderados y progresistas. Si los moderados contaban con el apoyo de la Regente los progresistas se hallaban respaldados por el prestigio del general Espartero, el vencedor de los carlistas.
El triunfo logrado por los progresistas con la promulgación de la constitución de 1837 da la jefatura del gobierno a Espartero hasta llegar a la renuncia de María Cristina a la Regencia en Marzo de 1840.
1.2.4 Regencia de Espartero
Nombrado regente por las Cortes de 1841 el general Espartero, el progresismo no estará más de tres años en el poder, con inconvenientes de la constante oposición violenta de los moderados, numerosos en el ejército, de la oposición entre los miembros del gobierno y de la falta de aptitudes políticas de Espartero.
La situación es insostenible para Espartero y los progresistas ante el proyecto de la firma de un tratado comercial con Inglaterra, se produce un levantamiento de la burguesía y los obreros en Barcelona. En mayo del 43 hubo un levantamiento general con triunfo de los moderados dirigidos por otro general, Narváez. Por no nombrar a otro tercer regente se adelanta la mayoría de edad de la reina a fines del 1843.
1.1Los grupos políticos y el papel del ejército
El esquema básico era soberanía nacional, Constitución, Cortes cuyos miembros se eligen por sufragio. El modelo liberal tiene influencia francesa. Este esquema será interpretado de dos formas, por los dos sectores del liberalismo: moderados y progresistas.
Los moderados se caracterizan por: soberanía compartida en la Corona y las Cortes. La corona ejerce un poder moderador entre el legislativo y el ejecutivo. Derecho al voto censitario.
Los progresistas se caracterizan porque la soberanía es nacional y por ello recae solo en las Cortes. No aceptan el poder moderador de la Corona. El sufragio es más amplio. Libertad de prensa más amplia. EL grupo más extremista formaran los demócratas caracterizados por el sufragio universal y amplias libertades.
La corona apoya a los moderados. Los progresistas tienen difícil poder para acceder al poder. El ejército no presenta una línea indefinida, hay generales progresistas como Espartero o Prim y otros moderados como Narváez.