El Ocaso del Imperio Español: La Guerra de Cuba y Filipinas en 1898

Este tema abarca los años finales del siglo XIX, específicamente la Guerra de 1895-1898. En 1898, España conservaba los restos de lo que había sido su gran imperio desde el siglo XVI: Cuba, Puerto Rico, Filipinas y algunas islas de Micronesia. Los problemas que aquejaban a este imperio eran su dispersión geográfica, la lejanía de la metrópoli, la debilidad militar española y un colonialismo arcaico.

La Situación en Cuba

Cuba era la gran potencia azucarera del siglo XIX, con una producción basada en el trabajo esclavo. Sin embargo, a lo largo del siglo, la isla entró en crisis debido al encarecimiento de los esclavos y a la aparición de nuevos competidores en el mercado mundial del azúcar. Esta situación generó una gran inestabilidad en Cuba, que culminó con el estallido de la Revolución Cubana de 1868. Esta guerra duró diez años y terminó con la Paz de Zanjón, que prometía la abolición de la esclavitud y reformas que, en general, no se cumplieron. La situación en Cuba se mantuvo inestable durante todos estos años y se complicó por la intervención de distintos actores.

Actores Implicados

  • Estados Unidos: Tenía intereses económicos en Cuba, ya que vendía productos en la isla y muchos estadounidenses habían invertido allí. Además, existían sectores anexionistas que apoyaban la unión de Cuba a Estados Unidos.
  • Sectores colonialistas españoles: Querían mantener el statu quo. Entre ellos se encontraban la industria textil catalana, los navieros vascos, los harineros castellanos y los militares.

La Guerra de Cuba y la Intervención Estadounidense

Toda esta situación provocó el estallido de la rebelión en Cuba en 1895. La respuesta española fue el envío de aproximadamente 200.000 soldados. La Guerra de Cuba se caracterizó por ser una guerra de guerrillas, en la que se luchaba no solo contra los rebeldes, sino también contra las enfermedades. Se implementaron tácticas de contrainsurgencia, desplazando a más de 400.000 personas, lo que tuvo un alto coste y provocó la muerte de más de 150.000 cubanos, desprestigiando a España frente a Estados Unidos.

La Rebelión en Filipinas

Al mismo tiempo, estalló una sublevación en Filipinas, unas islas bastante abandonadas por España y controladas principalmente por órdenes religiosas.

La Guerra Hispano-Estadounidense

En 1898, estalló la Guerra Hispano-Estadounidense. El detonante fue el incidente del Maine, un barco estadounidense enviado a Cuba para proteger a sus ciudadanos. Una noche, el barco explotó, causando la muerte de muchas personas. Estados Unidos acusó a España de haberlo hundido, utilizando este hecho como propaganda para animar el conflicto.

La Guerra Hispano-Estadounidense fue una guerra moderna en la que se utilizó ampliamente la propaganda. España, que consideraba a los estadounidenses como «cerdos tocineros», pensaba que ganaría fácilmente. Sin embargo, fue una guerra muy rápida que Estados Unidos ganó con facilidad. Se resolvió en dos batallas navales: una en Cavite (Filipinas) y otra en Santiago de Cuba. En ambas, todos los barcos españoles fueron hundidos. Además, los estadounidenses se encontraron con un ejército español agotado por varios años de lucha contra los rebeldes, que se rindió rápidamente.

Consecuencias de la Guerra

  • Demográficas: Murieron más de 50.000 personas y hubo repatriados en pésimas condiciones.
  • Territoriales: Se perdieron territorios tras la firma de la Paz de París. Cuba obtuvo su independencia, mientras que Filipinas y Puerto Rico fueron cedidas a Estados Unidos a cambio de una indemnización. Además, las Islas de Micronesia fueron vendidas a Alemania.
  • Económicas: Paradójicamente, la derrota fue beneficiosa para España. Se redujeron los gastos y, junto a la repatriación de soldados, se produjo una repatriación de capitales. Muchas personas que tenían negocios en Cuba los vendieron y trajeron ese dinero a España, invirtiéndolo en la industria y la banca.
  • Políticas: La derrota no tuvo grandes consecuencias políticas. La monarquía se mantuvo, ya que sus enemigos, republicanos y carlistas, habían apoyado intensamente la participación en la guerra. Surgió el Regeneracionismo, un movimiento que influyó en los años siguientes en la mayoría de los grupos políticos, con la idea de que España estaba moribunda. El mayor representante de este movimiento fue Joaquín Costa, quien abogaba por una política que apoyara la educación y la economía, con especial énfasis en el desarrollo de regadíos. Otra consecuencia política fue el fortalecimiento de los nacionalismos alternativos, como la Lliga Regionalista y el Partido Nacionalista Vasco.
  • Culturales: La derrota de 1898, conocida como «el desastre», se reflejó en la aparición de movimientos culturales como la Generación del 98, que reflexionaba sobre la situación de España. Esto evidenciaba el crecimiento del sentimiento nacionalista español.

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