El Reinado de los Borbones en España: Reformas, Ilustración y Conflictos (Siglo XVIII)

La Guerra de Sucesión Española y el Tratado de Utrecht

La muerte sin descendencia de Carlos II en 1700 desencadenó un conflicto internacional por la sucesión al trono español. En su testamento, Carlos II designó como heredero a Felipe de Anjou, nieto de Luis XIV de Francia. Sin embargo, el archiduque Carlos de Austria, apoyado por la Alianza de La Haya (Gran Bretaña, Holanda, Portugal y Saboya), que buscaba contrarrestar el poderío francés, reclamó sus derechos al trono.

La guerra se desarrolló en dos frentes. En España, Castilla apoyó a Felipe V, mientras que Aragón se decantó por el archiduque Carlos, quien prometió respetar sus fueros e instituciones. Las victorias de Felipe V en las batallas de Brihuega y Villaviciosa (1710) fueron decisivas en la Península. En Europa, la muerte del emperador alemán en 1711 convirtió al archiduque Carlos en el nuevo emperador, lo que llevó a Inglaterra y Holanda a retirarse del conflicto para mantener el equilibrio de poder en el continente.

La guerra concluyó con la firma del Tratado de Utrecht en 1713. Felipe V fue reconocido como rey de España, pero renunció a sus derechos a la corona francesa. España cedió todas sus posesiones europeas (Flandes y los territorios italianos) a Austria. Inglaterra obtuvo Gibraltar, Menorca, el navío de permiso y el asiento de negros, iniciando así su penetración comercial en las colonias españolas. El Tratado de Utrecht se completó en 1714 con el Tratado de Rastatt.

Los Pactos de Familia

Los Pactos de Familia fueron una serie de acuerdos entre las casas de Borbón de España y Francia. Se firmaron tres pactos:

  • Primer Pacto (1733): Felipe V recuperó Nápoles y Sicilia, donde coronó a su hijo Carlos.
  • Segundo Pacto (1743): Felipe V continuó expandiendo su influencia en Italia.
  • Tercer Pacto (1761): Carlos III (1759-1788) se alió con Francia contra Gran Bretaña para recuperar Gibraltar y Menorca. Solo consiguió recuperar Menorca en 1782.

Centralización del Poder y los Decretos de Nueva Planta

El modelo centralista se impuso en España a nivel territorial, uniformizando las leyes. Felipe V castigó a la Corona de Aragón con la pérdida de sus fueros y Cortes, y la implantación de los Decretos de Nueva Planta, que aplicaban las leyes castellanas a toda España. El castellano se impuso en la Administración. Solo se respetaron los fueros de Navarra y el País Vasco por su fidelidad a Felipe V.

A nivel institucional, el rey centralizó el poder con la ayuda de cinco Secretarios de Despacho, mientras que los Consejos perdieron relevancia, manteniéndose únicamente el de Castilla. Se crearon demarcaciones militares al mando de un capitán general, demarcaciones judiciales (audiencias) y en cada provincia un intendente. Para el gobierno local, se nombraron corregidores. En las colonias americanas, se añadieron el virreinato de Nueva Granada (Felipe V) y el de la Plata (Carlos III).

Reformas Fiscales y el Catastro de Ensenada

Se uniformizó el sistema de impuestos. El marqués de la Ensenada intentó establecer un impuesto único sobre las propiedades y las rentas. Para ello, se realizó una estadística sobre población y riqueza, conocida como el Catastro de Ensenada. Sin embargo, la oposición de la nobleza frustró el proyecto.

Reformas para Modernizar España

Se crearon las Reales Fábricas para la producción de artículos de lujo, como los tapices de Santa Bárbara y la porcelana del Buen Retiro. Se mejoraron las comunicaciones, se dotó de medios a la Armada y se suprimieron los impuestos que gravaban el comercio de cereales. En el ámbito cultural, se fundó la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.

Reformas Agrarias y la Situación de la Industria

Las mejoras en la agricultura permitieron un notable crecimiento demográfico. Los ministros de Carlos III eran conscientes de problemas como el latifundismo (el 80% de la propiedad estaba vinculada y no se podía vender ni dividir) y los privilegios de los ganaderos de la Mesta. Campomanes promovió la propiedad privada de los campesinos, repartiendo tierras comunales. Olavide impulsó la colonización de Sierra Morena. Sin embargo, la Inquisición se utilizó contra ellos. A pesar de todo, se redujeron los privilegios de la Mesta y se liberalizó el comercio de cereales.

La industria fue fomentada por el Estado. Felipe V creó las Reales Fábricas. Se invirtió en la Armada para proteger el imperio americano de Gran Bretaña. El rearme naval favoreció a los astilleros y a las fábricas de armas.

El Comercio con América

El monopolio del comercio con América pasó de Sevilla a Cádiz con Felipe V. Carlos III suprimió el monopolio, permitiendo el libre comercio con América.

El Desarrollo Industrial en Cataluña

Cataluña fue la única región donde se desarrollaron manufacturas textiles privadas. Los talleres de lana se transformaron para producir telas de algodón estampadas (indianas). La supresión de aduanas internas entre Castilla y Aragón amplió el mercado de los productos catalanes, aunque este seguía siendo limitado debido a las malas comunicaciones y la pobreza generalizada. Barcelona se benefició enormemente de la supresión del monopolio, y Cataluña comenzó a reunir los recursos necesarios para la Revolución Industrial.

La Ilustración y el Despotismo Ilustrado

La Ilustración fue la base intelectual del reformismo borbónico. Los ilustrados creían en la razón, la ciencia y el progreso social y económico a través de la educación del pueblo (sin la influencia de la Iglesia). Jovellanos difundió las teorías económicas de la fisiocracia y el liberalismo económico. Las ciencias experimentales avanzaron con Mutis y Jorge Juan.

Carlos III fue el principal representante del despotismo ilustrado, una práctica política reformista inspirada en las ideas ilustradas, pero manteniendo el absolutismo monárquico (“todo para el pueblo, pero sin el pueblo”).

Se rodeó de ministros ilustrados y fomentó la educación mediante la creación de Academias, como la Real Academia Española, y de las Reales Sociedades Económicas de Amigos del País (que financiaban estudios, informes, traducciones, etc.).

La Real Cédula de 1783, que declaraba honestos y honrados los oficios artesanos, intentó cambiar la mentalidad de los españoles respecto al trabajo y los negocios. Se fomentó la agricultura (Olavide, Campomanes), la industria (Reales Fábricas) y la libertad de comercio, suprimiendo aduanas internas y mejorando las comunicaciones. En 1782 se creó el Banco de San Carlos. En 1766 se produjo el Motín de Esquilache, una revuelta contra el ministro Esquilache, instigada por la nobleza y el clero opuestos a las reformas. Otros ministros, como Aranda y Floridablanca, se enfrentaron a la Inquisición.

El Regalismo

El poder del monarca absoluto debía imponerse sobre el poder de la Iglesia (regalismo). Carlos III expulsó a los jesuitas en 1767.

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