Consecuencias Económicas y Geopolíticas de la Primera Guerra Mundial

Consecuencias de la Primera Guerra Mundial

La Primera Guerra Mundial tuvo un efecto destructivo que sobrepasó al de cualquier otro acontecimiento de la historia humana, incluso al de los ataques aéreos masivos y los bombardeos atómicos de la Segunda Guerra Mundial. Las víctimas militares ascendieron aproximadamente a 10 millones de muertos y el doble de heridos graves; las víctimas civiles directas fueron unos diez millones, y otros 20 millones murieron de enfermedades y hambre propiciadas por la guerra.

Daños Materiales y Geográficos

La mayoría de los daños (destrucción de casas, plantas y maquinaria industriales, minas, ganado, maquinaria agrícola, servicios de transportes y comunicaciones) tuvieron lugar en el norte de Francia, Bélgica, una pequeña área del norte de Italia y en el este de Europa. La navegación oceánica también padeció enormemente, sobre todo a consecuencia de la guerra submarina. Estos cálculos están sujetos a un gran margen de error y probablemente sean a la baja.

Impacto en las Relaciones Económicas

Todavía más perjudicial para la economía, a la larga, que la destrucción física, fue la interrupción y el trastorno de las relaciones económicas normales, que no cesó con la guerra misma, sino que continuó cobrándose su precio en el periodo de entreguerras. Con anterioridad a 1914, la economía mundial había funcionado libremente y, en conjunto, de forma eficaz. A pesar de algunas restricciones en forma de aranceles proteccionistas, monopolios privados y cárteles internacionales, el grueso de la actividad económica, tanto nacional como internacional, estaba regulado por mercados libres. Durante la guerra, los gobiernos de cada nación beligerante y los de algunas no beligerantes impusieron un control directo sobre los precios, la producción y la asignación de mano de obra. Aunque la mayoría de estos controles desaparecieron al finalizar la guerra, las relaciones anteriores no se restablecieron ni rápida ni fácilmente.

Interrupción del Comercio Internacional

Un problema todavía más grave fue el resultante de la interrupción del comercio internacional y de las modalidades de guerra económica a que recurrieron los beligerantes, especialmente Gran Bretaña y Alemania. Antes de la guerra, Gran Bretaña, Alemania, Francia y los Estados Unidos, como naciones a la cabeza de la industria y el comercio mundiales, eran también los mayores consumidores y principales abastecedores unos de otros. La relación comercial entre Alemania y los otros cesó, por supuesto, inmediatamente. Los Estados Unidos, en su fase neutral, intentaron mantener las relaciones, pero el empeño se vio obstaculizado por las acciones bélicas tanto británicas como alemanas.

El Bloqueo Naval y la Guerra Submarina

Gran Bretaña, con su dominio de los mares, no tardó en imponer un bloqueo a los puertos alemanes, como lo había hecho contra Napoleón un siglo antes. El bloqueo fue, en conjunto, completamente eficaz. No solo impidió navegar a los barcos alemanes, sino que, además, la flota británica hostigó a barcos neutrales y en ocasiones confiscó sus cargas. Esto causó algunas fricciones con los Estados Unidos, que a la larga fueron compensadas por la respuesta alemana al bloqueo. Incapaces de atacar a la flota británica frontalmente, sobre todo después de la batalla de Jutlandia, los alemanes recurrieron a los submarinos en un intento de detener la corriente de suministros procedentes de Ultramar a Gran Bretaña. Los submarinos evitaron a la armada británica en la medida de lo posible, pero atacaron navíos desarmados, tanto mercantes como de pasajeros, y tanto británicos como neutrales.

Desvío de Recursos y Cambios en la Producción Industrial

Otra consecuencia de la guerra fue que los países beligerantes se vieron obligados a desviar los recursos de su utilización normal hacia la producción de guerra. Para 1918, sus exportaciones industriales habían descendido aproximadamente a la mitad del nivel anterior a la guerra. Consecuentemente, las naciones de ultramar bien emprendieron la manufactura por sí mismas, o bien compraron a otras naciones de ultramar los bienes que antes habían comprado en Europa. Algunos países iberoamericanos y asiáticos establecieron industrias manufactureras que después de la guerra protegerían con altos aranceles. Los Estados Unidos y Japón, que ya habían desarrollado importantes industrias manufactureras antes de la guerra, se expandieron por los mercados de ultramar antes considerados como coto exclusivo de los manufactureros europeos. Estados Unidos también aumentó enormemente sus exportaciones a los países aliados y neutrales de Europa.

Desequilibrio en la Agricultura Mundial

La guerra también trastornó el equilibrio de la agricultura mundial. Al aumentar enormemente la demanda de alimentos y de materias primas al mismo tiempo que ciertas áreas dejaban de producir o eran eliminadas de los mercados, la guerra estimuló la producción tanto en zonas donde ya estaba establecida, como los Estados Unidos, como en áreas relativamente vírgenes, como Iberoamérica. Esto llevó a la superproducción y a la caída de los precios en la década de 1920. El trigo, el azúcar, el café y el caucho fueron especialmente vulnerables. Los agricultores americanos se lanzaron a cultivar trigo y compraron asimismo más tierras a precios que la guerra había elevado considerablemente. Cuando los precios cayeron, muchos fueron incapaces de pagar sus hipotecas y quebraron. Malasia, fuente de gran parte del caucho natural mundial, y Brasil, que contaba con el 60 o 70 % del café mundial, intentaron subir los precios reteniendo el suministro fuera del mercado, pero, cuando lo hicieron, surgieron nuevos productores y los precios bajaron otra vez. Los productores de caña de azúcar del Caribe, Sudamérica, África y Asia sufrieron, por su parte, la competencia de los productores de remolacha azucarera de Europa y Estados Unidos, subvencionados y protegidos.

Pérdidas en Servicios e Inversiones

Además de perder los mercados extranjeros, las naciones beligerantes de Europa perdieron también ingresos en concepto de transporte marítimo y otros servicios. Otra pérdida importante provocada por la guerra fue la renta proveniente de las inversiones en el extranjero. Antes de la guerra, Gran Bretaña, Francia y Alemania eran los inversores extranjeros más importantes. Como Gran Bretaña y Francia importaban más de lo que exportaban, los ingresos procedentes de las inversiones en el extranjero contribuían a pagar el excedente de importación. Ambos países se vieron obligados a vender algunas de sus inversiones en el extranjero para financiar la compra de material de guerra que necesitaban con urgencia. Algunas inversiones disminuyeron de valor como resultado de la inflación y las dificultades monetarias que ésta acarrea. Otras se dejaron de pagar o directamente se cancelaron, entre ellas, las enormes inversiones francesas.

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