Transformaciones Sociales y Económicas en el Siglo XVIII: Un Mundo en Transición

El Mundo en Vísperas de la Revolución: Un Panorama del Siglo XVIII

Hacia el año 1780, el mundo estaba incomparablemente menos poblado que hoy en día. La tasa de natalidad era muy alta, la mortalidad era altísima, el crecimiento vegetativo era escaso y las hambrunas eran frecuentes debido a las malas cosechas que podían afectar a comarcas muy extensas. La mayoría de la población era analfabeta y desconocía otras culturas. Los medios de transporte eran escasos, costosos, lentos e inseguros. El transporte más barato era el realizado por mar o río. Esta profunda incomunicación entre áreas geográficas conllevaba una gran falta de información y alimentaba un mundo socialmente estable y tradicional.

La Sociedad Rural y Estamental del Siglo XVIII

La sociedad del siglo XVIII era, en casi todo el planeta, rural y estática, es decir, poco amiga de los cambios. En la segunda mitad del siglo XVIII, la mayoría de la población habitaba en aldeas o en pequeñas ciudades, su medio de vida estaba relacionado con el campo, ya que trabajaba en la agricultura y la ganadería. La agricultura era tradicional y poco eficiente, pues el rendimiento por hectárea era muy bajo. En Europa predominaba el cultivo de cereales en campos abiertos. El abono procedía de los restos orgánicos que dejaban los rebaños, las herramientas empleadas por los campesinos eran muy simples, la agricultura solo podía ser de subsistencia y la alimentación seguía dependiendo de las buenas o malas cosechas. La agricultura de plantaciones era una excepción y la mano de obra empleada en las plantaciones no era libre, estaba formada por esclavos negros.

El Auge del Comercio y la Industria

La actividad comercial no dejó de aumentar a lo largo del siglo XVIII. Como consecuencia, se enriquecieron mercaderes, banqueros y traficantes de esclavos, y creció la actividad industrial en Europa. Pese a la explotación del comercio y de la industria, la propiedad y explotación de la tierra seguían siendo fuentes fundamentales de riqueza, y este hecho influyó decisivamente en la organización de la sociedad.

La Nobleza y el Clero: Estamentos Privilegiados

La nobleza era heredera del estamento militar y constituía un grupo teóricamente cerrado; se era noble de nacimiento, solo por herencia se adquiría tal condición. Los nobles y clérigos compartían privilegios legales y fiscales: podían acceder a determinados cargos, no pagaban ciertos impuestos, podían recibir rentas especiales y ser juzgados de forma diferente. El clero era un estamento teóricamente abierto, cualquier persona podía ingresar en él, pero los altos cargos eclesiásticos estaban monopolizados por miembros de la nobleza.

La Monarquía Absoluta: El Poder Político Dominante

La sociedad, tan jerarquizada como la del Antiguo Régimen, tenía que contar con un poderoso apoyo político y religioso. El régimen político dominante en la mayoría de los estados era la monarquía absoluta. La monarquía absoluta presentaba los siguientes rasgos:

  • Encarnaba la integridad del Estado y concentraba todo el poder político en su persona, a través de sus representantes y administrados.
  • Era un aristócrata.
  • Contaba con un fuerte respaldo religioso, ya que se consideraba que Dios era el origen del poder del rey.
  • Su poder apenas tenía límites legales y contaba con un ejército y una administración cada vez más costosos, profesionales y permanentes.

En Europa, el sistema político del Reino Unido constituía una excepción. Se trataba de una monarquía limitada en la que un parlamento permanente limitaba los poderes de la corona británica.

La Ilustración: Un Movimiento de Cambio

Los europeos del siglo XVIII formaban parte de una sociedad rural, agraria, jerárquica y tradicional. Durante el siglo XVIII también se produjo un notable avance técnico y científico impulsado por grupos de pensadores y escritores. Estos eran minoritarios, pero muy influyentes, y recibieron el nombre de *filósofos*. Los ilustrados solían estar vinculados a los nuevos grupos sociales: industriales, comerciales, administrativos, etc. Los más influyentes desarrollaron su labor en los estados de Europa occidental y central. Los principales rasgos de la Ilustración son:

  • Desarrollo de una visión crítica de la sociedad en la que vivían y deseo de que en ella se produjeran profundos cambios.
  • Creencia en que el único motor de los cambios debía ser la razón humana, en la que confiaban de manera ilimitada.
  • Rechazo de la revelación divina y la tradición como fuente fundamental de conocimiento y autoridad.

Para los pensadores ilustrados, toda realidad podía perfeccionarse de manera racional. El progreso, para hacerse efectivo, necesitaba de la libertad individual. Surgieron pensadores que abrieron el camino al liberalismo, la ideología política dominante en el siglo XIX.

El Pensamiento Económico: La Fisiocracia

En el pensamiento económico del siglo XVIII destacaron los fisiócratas franceses Quesnay y Turgot, quienes criticaron la política económica tradicional, en particular el mercantilismo. Para los fisiócratas, la riqueza procedía de la naturaleza y, más concretamente, de la tierra. La economía, además, tenía unas leyes naturales en las que los estados no debían interferir. La mejor política económica sería, por lo tanto, la que no pusiera trabas al libre desarrollo del comercio y de las industrias.

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