Historia Política de España: Del Derrocamiento de Isabel II a la Restauración Borbónica

Alegoría de la Primera República

Esta representación alegórica utiliza símbolos clásicos para destacar los valores e ideales de la Primera República Española (1873-1874). La figura central, una mujer con gorra frigia, alude al símbolo de libertad y república adoptado desde la Revolución Francesa. La balanza en su mano simboliza la justicia, mientras que la ley inscrita en la tabla que sostiene refuerza el compromiso con un estado basado en el derecho.

Otros elementos, como el gallo, representan la vigilancia y la fuerza moral, y la aparición de la industria y la agricultura (en el fondo) subraya el papel de estos sectores en la modernización económica. Las referencias al telégrafo y a las ciencias, letras y artes indican el intento republicano de fomentar el progreso cultural y técnico. Sin embargo, esta idealización contrasta con la realidad política de la Primera República, que estuvo marcada por conflictos internos, tensiones territoriales y breves periodos presidenciales que no lograron consolidar estos principios.

La Primera República: Un Breve e Intenso Periodo

La Primera República fue proclamada el 11 de febrero de 1873, tras la abdicación de Amadeo I de Saboya, quien había enfrentado una constante falta de apoyo político y múltiples crisis sociales. El Parlamento votó por mayoría la instauración de la república, marcando un hecho inédito en la historia española.

División Interna y Falta de Consenso

El inicio de la República estuvo marcado por la falta de consenso entre las fuerzas políticas que la apoyaban:

  • Republicanos unitarios, quienes querían un gobierno centralizado.
  • Republicanos federales, que abogaban por una estructura descentralizada basada en la autonomía de las regiones.

Esta división interna fue una de las principales causas de la inestabilidad del nuevo régimen.

El Fin de la Primera República

Tras el golpe de Pavía, se instauró un gobierno dictatorial liderado por el general Serrano, marcando el fin de la Primera República democrática. Aunque la república continuó nominalmente, la dictadura de Serrano preparó el camino para la restauración borbónica.

En diciembre de 1874, el general Martínez Campos dio el golpe de Sagunto, proclamando a Alfonso XII como rey y restaurando la monarquía borbónica. Con esto, se cerró el breve y caótico periodo republicano.

Caricatura del Sexenio Democrático: Una Mirada Satírica a la Inestabilidad Política

La caricatura representa de forma visual y satírica la compleja evolución política desde la Revolución de 1868 hasta la restauración borbónica en 1874. Dividida en etapas, la imagen muestra los eventos clave que marcaron este periodo de inestabilidad, incluyendo figuras políticas destacadas y acontecimientos emblemáticos:

Gobierno Provisional y Revolución de 1868

Se inicia con la Revolución de Septiembre de 1868, conocida como La Gloriosa, liderada por generales como Prim, Serrano y Topete. El lema «Viva España con honra» simboliza la intención de modernizar el país, destituir a Isabel II y establecer un nuevo régimen. La batalla de Alcolea (28 de septiembre de 1868) es fundamental para derrocar a la reina y dar paso a un gobierno provisional encabezado por Serrano, quien actuaría como regente del reino. Durante esta etapa se redacta la Constitución de 1869, la primera con un enfoque democrático, que establece la soberanía nacional, la libertad de culto y una monarquía parlamentaria como forma de gobierno.

Reinado de Amadeo I (1871-1873)

La caricatura muestra la llegada de Amadeo de Saboya al trono como resultado de la búsqueda de un monarca extranjero. Aunque se acuñan monedas con su efigie (la peseta), su reinado estuvo marcado por la falta de apoyo político y los constantes conflictos (como las guerras carlistas y tensiones sociales). Amadeo abdica en 1873, incapaz de gobernar un país profundamente dividido.

Primera República Española (1873-1874)

La proclamación de la República el 11 de febrero de 1873 es ilustrada con figuras clave como Figueras, Pi i Margall, Salmerón y Castelar, quienes se sucedieron rápidamente en la presidencia en menos de un año. La caricatura resalta los diferentes enfoques de estos líderes: Pi i Margall defendía una república federal («pirotécnica»), mientras que otros, como Salmerón, adoptaban posturas más filosóficas o moderadas. La República enfrenta graves problemas: insurrecciones cantonales, guerras carlistas y conflictos ideológicos entre republicanos unitarios y federales. Estos factores contribuyen al debilitamiento del régimen.

Intervención Militar y Fin de la República

El general Pavía irrumpe en el Congreso el 3 de enero de 1874, poniendo fin a la Primera República e instaurando una dictadura bajo el liderazgo de Serrano. Martínez Campos, al final del periodo, aparece preparando el golpe de Sagunto, que restaura la monarquía borbónica en la figura de Alfonso XII.

Simbolismo y Escenarios

La caricatura incluye elementos satíricos como el «escudo monárquico», que alude al retorno de la dinastía borbónica, y las figuras de los líderes republicanos, que parecen superados por las circunstancias. La progresión de eventos refleja el fracaso de los intentos republicanos de estabilizar el país frente a las presiones internas y externas.

La Venta de la Corona Española: Crítica a la Búsqueda de un Monarca

Esta caricatura, publicada en la revista satírica La Flaca en 1870, es una crítica al proceso de búsqueda de un nuevo monarca tras el derrocamiento de Isabel II en 1868, durante la Revolución Gloriosa. En ella se evidencia el desconcierto político de la época y la percepción de que la monarquía española estaba siendo tratada como un objeto de subasta, en lugar de un símbolo legítimo de poder y autoridad.

En el centro de la imagen aparecen dos figuras clave: el general Serrano y el general Prim. Serrano, quien había asumido el papel de regente, sostiene un mazo como subastador, mientras que Prim, el jefe de gobierno, alza la corona, destacando su rol en la organización de la «venta». Ambos representan a los líderes del gobierno provisional, encargados de decidir el futuro de la corona española. Su actuación simboliza una crítica directa, mostrando cómo los responsables políticos manejaban la cuestión de la monarquía con un aparente desinterés por su valor histórico o simbólico.

Frente a ellos se encuentran varios candidatos europeos que representan a las diferentes casas reales de Europa. Entre estos destaca Amadeo de Saboya, el príncipe italiano que posteriormente sería elegido rey en 1871. Sin embargo, los otros participantes en la subasta reflejan la falta de consenso entre los partidos y el oportunismo político del momento, donde los intereses nacionales parecían supeditados a las negociaciones internacionales.

En la parte inferior de la caricatura se observa al pueblo español, que mira la escena desde abajo con expresiones de desconcierto y resignación. Este detalle pone de manifiesto el descontento popular, sugiriendo que los ciudadanos veían el proceso como una falta de respeto hacia el país y como una muestra de la desconexión entre las élites políticas y las necesidades reales de la sociedad.

Contexto Histórico: El Sexenio Democrático

Tras la Revolución Gloriosa de 1868, que derrocó a Isabel II, España atravesó el Sexenio Democrático (1868-1874), un periodo de inestabilidad política. Se debatía entre instaurar una república, restaurar la monarquía o mantener un gobierno provisional. El gobierno liderado por Serrano y Prim buscó un monarca extranjero para garantizar estabilidad, lo que fue criticado como una pérdida de soberanía nacional.

Amadeo I de Saboya fue finalmente elegido en 1871, pero su reinado fue breve debido a crisis internas, como la Guerra Carlista y las presiones republicanas, lo que culminó con su abdicación en 1873 y la proclamación de la Primera República.

División y Caos en la Primera República: Una Viñeta Satírica

Esta viñeta satírica es una representación crítica de la división política que caracterizó a la Primera República Española (1873-1874). En el centro de la escena, una figura femenina que simboliza a la República, está siendo tironeada por dos hombres que personifican las dos principales facciones políticas: los republicanos unitarios y los federales. También destaca el gallo (Representa la vigilancia, la fuerza y la libertad. Este símbolo está inspirado en la tradición republicana francesa, donde el gallo galo se asociaba con la lucha republicana y los valores de libertad y fraternidad.) y el perro (símbolo de lealtad y fidelidad. En el contexto de la viñeta, podría representar la idea de que, pese a las divisiones internas entre unitarios y federales, la República necesitaba de la lealtad de todos sus partidarios para sobrevivir. También podría simbolizar a los sectores más moderados, que intentaban mantener cohesión en un entorno tan fracturado)

Republicanos Unitarios vs. Federales

  • Los republicanos unitarios abogaban por un estado centralizado que asegurara la cohesión territorial y política de España.
  • Los republicanos federales, en contraste, defendían una estructura descentralizada, con una alta autonomía para las regiones, inspirados en modelos como el estadounidense o el suizo.

La ilustración es una denuncia de la incapacidad de estas facciones para cooperar, lo que acentuó el caos político de la Primera República. En solo 11 meses, España tuvo cuatro presidentes sucesivos: Figueras, Pi i Margall, Salmerón y Castelar. Cada uno intentó imponer su visión en un contexto de agitación constante, tanto a nivel político como social.

Conflictos Internos y Fin de la República

A esto se sumaron los conflictos internos más amplios:

  • La insurrección cantonal (1873), una serie de levantamientos armados en varias regiones, especialmente en Murcia y Andalucía, donde los federales radicales buscaron establecer cantones autónomos.
  • Las guerras carlistas, con los tradicionalistas luchando por reinstaurar una monarquía legitimista bajo Carlos VII.
  • La crisis económica, que agravó la precariedad y fomentó tensiones sociales.

La viñeta, por tanto, refleja cómo estas tensiones no solo dividían al gobierno, sino también al país en su conjunto, mostrando una república que parecía destinada al fracaso. Este clima de inestabilidad culminó en enero de 1874 con el golpe de Estado del general Pavía, quien disolvió las Cortes y allanó el camino para la restauración de la monarquía borbónica en 1875 con Alfonso XII.

Composición de las Cortes Constituyentes de 1869: Un Reflejo de la Fragmentación Política

El gráfico que se observa en esta imagen es un análisis cuantitativo y cualitativo de la composición ideológica de las Cortes Constituyentes de 1869, formadas tras el triunfo de la Revolución Gloriosa de 1868, que derrocó a Isabel II. Este parlamento tenía como objetivo redactar una nueva constitución que definiera el futuro político de España.

Principales Grupos Políticos

  • Progresistas (159 diputados): Eran el grupo mayoritario. Defendían un modelo político democrático, con un sistema parlamentario que garantizara libertades individuales y derechos ciudadanos. Su influencia fue crucial para elaborar una constitución considerada muy avanzada para su época.
  • Republicanos federales (69 diputados): Proponían un modelo descentralizado, otorgando autonomía a las regiones, reflejo de un ideal federalista que buscaba transformar la estructura política del país.
  • Unionistas (69 diputados): Apostaban por mantener una monarquía constitucional con un sistema político centralizado, en contraposición al federalismo.
  • Carlistas (18 diputados): Representaban a los sectores tradicionalistas que defendían la reinstauración de la monarquía absolutista bajo Carlos VII.
  • Isabelinos (14 diputados): Eran los leales a Isabel II, que buscaban restaurar a la reina exiliada en el trono.
  • Demócratas (20 diputados): En su mayoría vinculados al progresismo, defendían ideales republicanos, pero con menos fuerza que los federales.

La Constitución de 1869 y sus Consecuencias

La composición de estas Cortes refleja la diversidad ideológica y la fragmentación política del momento. Aunque los progresistas dominaban, los bloques republicanos y monárquicos (unitarios y carlistas) evidenciaban las tensiones entre diferentes visiones del estado español. Este mosaico de ideologías dificultó la construcción de consensos para redactar la Constitución de 1869, aunque finalmente se aprobó un texto que establecía:

  • Soberanía nacional, con el poder emanando del pueblo.
  • Derechos individuales avanzados, como la libertad de prensa, asociación y culto.
  • Monarquía parlamentaria, que se materializó con la elección de Amadeo de Saboya como rey en 1871.

Pese a su avance democrático, el Sexenio Democrático (1868-1874) estuvo marcado por la inestabilidad. Las divisiones parlamentarias reflejadas en esta imagen anticiparon los conflictos internos que surgirían más adelante, tanto durante el reinado de Amadeo I como en la Primera República, terminando con el regreso de la monarquía borbónica en 1875.

La Búsqueda de un Nuevo Monarca y la Sátira Política

La caricatura representa, de manera jocosa, la búsqueda de un nuevo monarca para España una vez derrocada Isabel II, a la vez que la familia real busca “trabajo” tras su forzoso “paro”.

Encontramos a Isabel II; su hijo, el príncipe Alfonso; al aspirante carlista, Carlos VII; y al duque de Montpensier, cuñado de Isabel II y aspirante a rey consorte, a quien se atribuía la financiación de la revolución con el objetivo de alcanzar el trono. Todos están leyendo con atención un cartel en el que puede leerse “se colocan reyes”. Tras el cartel, se encuentra la «embajada» de España en París, y el embajador, Olózaga, político progresista que participó activamente en la conspiración contra Isabel II. Una vez vacante el trono español a resultas de la gloriosa revolución, todos ellos han de buscar acomodo, a la vez que la nación emprende la búsqueda de un nuevo monarca que cumpla con los requisitos que se demandan en el momento, a saber: un monarca demócrata, católico y que contase con el beneplácito de las potencias europeas (los franceses no querían a un austriaco y los austriacos no querían a un francés), además de ser aceptado por el país.

La revolución nacida del pacto de Ostende congregaba a opciones políticas tan dispares que decidieron reunirse entorno al único objetivo común: acabar con Isabel II, dejando para un segundo momento la decisión sobre la nueva forma de gobierno, decisión que recaerá en las Cortes Constituyentes reunidas tras las elecciones de enero de 1869. En ellas, obtendrían la mayoría los progresistas, coaligados con los demócratas que aceptaban la monarquía, siempre que ésta fuese democrática, seguidos de los unionistas. Esta composición explica que la Constitución de 1969 optase por la monarquía. Mientras se buscaba un monarca, el líder de los unionistas, Serrano, sería nombrado regente, mientras que Prim, del partido progresista, presidió el gobierno. Tras una ardua búsqueda, se eligió a Amadeo de Saboya, hijo de Víctor Manuel II, monarca constitucional de la recién unificada Italia.

Pero la llegada de Amadeo a España coincidió con el asesinato de Prim. Empezaba con mal pie la monarquía democrática de Amadeo I (1871-1873), que habría de afrontar una realidad muy conflictiva. El rey, quizá por su carácter tímido, no consiguió ganarse la simpatía popular ni fue aceptado por la oligarquía, que le identificaban con la democracia y el desorden social y apoyaba la restauración borbónica en la persona del príncipe Alfonso de Borbón. Los republicanos no aceptaban la monarquía democrática. Los carlistas se levantaron en el País Vasco y Navarra, y en Cuba se había iniciado en 1868 el levantamiento independentista. Las guerras trajeron consigo las impopulares levas y el aumento de los impuestos, agitando aún más la vida social y política española. El movimiento obrero, desarrollado al amparo de las garantías constitucionales, atemorizaba a las clases medias y altas. Los propios partidos que sustentaban al régimen se distanciaron y, tras la muerte de Prim, hasta los progresistas se escindieron. Ante este panorama, el rey abdicó en febrero de 1873. Esa misma noche se proclamó la república (1873-1874), en el Congreso, aunque éste no tuviese atribuciones para tomar esa decisión que contravenía la constitución y aunque los republicanos fuese minoría; no había otra alternativa.

La Prensa Satírica durante el Sexenio Democrático

La prensa satírica tuvo importante desarrollo en la época. Entre las revistas con más difusión, destacó “La Flaca”, subtitulada Revista liberal y anticarlista, cuya vida se prolongó entre 1869 y 1876, precisamente el Sexenio Democrático, momento en el que las libertades, en particular las de prensa, permitieron el desarrollo de este tipo de publicaciones. El carlismo, el fraude electoral y el caciquismo, la jerarquía católica, la guerra de Cuba y, en general, el gobierno, fueron los objetivos de sus críticas.

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