Crisis y Caída de la Monarquía de Alfonso XIII: El Ascenso de la Dictadura de Primo de Rivera

La Crisis de la Monarquía Parlamentaria y el Golpe de Estado de Primo de Rivera

De la Crisis de 1917 al Golpe de Estado de 1923

Los años comprendidos entre la crisis de 1917 y el golpe de Estado de Primo de Rivera en 1923 fueron los más inestables de la monarquía de Alfonso XIII. Diversos problemas dificultaban el gobierno, entre ellos:

  • La Guerra de Marruecos y la derrota en Annual, con miles de muertos.
  • La oposición catalana, que luchaba contra el centralismo.
  • El movimiento obrero, con gran representación anarquista.

El rey no se oponía al golpe de Estado, en un contexto europeo donde, tras la Primera Guerra Mundial, triunfaban los gobiernos autoritarios. El 12 de septiembre de 1923, el general Miguel Primo de Rivera dio un golpe de Estado y declaró el «estado de guerra» (los militares asumían el gobierno). El golpe triunfó con el apoyo del rey, que creía que un gobierno fuerte acabaría con los graves conflictos que sufría España. Se hizo sin derramamiento de sangre y casi no tuvo oposición. Primo de Rivera prometía acabar con el desorden, el separatismo, el caciquismo y otros problemas que los gobiernos anteriores no podían solucionar. En el manifiesto que se redactó, se decía que, tras arreglar estos problemas, los militares volverían a los cuarteles y se repondría la Constitución.

El golpe contó con el apoyo de la burguesía, mientras que el movimiento obrero no opuso resistencia. El PSOE y la UGT colaboraron con la dictadura.

Desarrollo Político y Cambios Económicos durante la Dictadura

Tras el golpe, se declaró el estado de guerra, se disolvieron las Cortes y el ejército asumió el poder. Primo de Rivera se convirtió en jefe único y creó el Directorio Militar para controlar el orden público. Se reprimieron todas las protestas y manifestaciones, se detuvo y encarceló a los anarquistas y no hubo libertad de prensa. Primo de Rivera quiso acabar con el caciquismo, disolviendo los ayuntamientos y las diputaciones, que quedaron en manos de militares. Prohibió los partidos políticos y creó un nuevo partido único, siguiendo el modelo de otros estados fascistas europeos: la Unión Patriótica. También se consiguió el fin de la Guerra de Marruecos con el triunfo en Alhucemas, con el apoyo de Francia.

Hubo una gran represión contra los nacionalismos, especialmente el catalán. Se prohibieron las banderas, el uso del himno, etc., lo que provocó una radicalización hacia el republicanismo. Entre 1925 y 1930, Primo de Rivera sustituyó el Directorio Militar por el Directorio Civil, para reemplazar los cargos por personas civiles y establecer un régimen más estable. Convocó la Asamblea Nacional Consultiva para elaborar una nueva Constitución, pero no llegó a hacerse. Esta asamblea no tenía poder legislativo ni estaba representada por partidos políticos, resultando un fracaso sin apoyo.

El triunfo de la dictadura durante tanto tiempo se sostuvo por los cambios económicos que supusieron el fin de la Guerra de Marruecos (que estaba costando mucho dinero) y la prosperidad económica mundial y en España que siguió a la Primera Guerra Mundial. Se aceleró el proceso de industrialización y de redes de transporte, con tres centros importantes: Asturias, Vizcaya y Barcelona. Además, en la mayor parte de Europa triunfaban las dictaduras tras la guerra, y las democracias parlamentarias estaban en crisis. La crisis financiera mundial de 1929 (el crack del 29) hizo que aumentaran las protestas sociales por el paro y el descontento con el régimen, y la dictadura no fue capaz de consolidarse.

Final de la Dictadura y de la Monarquía

La dictadura se enfrentó a varias oposiciones:

  • Política: Compuesta por estudiantes, intelectuales y miembros de los partidos políticos prohibidos, que se unieron en el republicanismo. El gobierno cerró las universidades y hubo muchas manifestaciones, con Unamuno a la cabeza.
  • Militar: Los militares que lucharon en África no tenían el mismo trato que los peninsulares y estaban descontentos.
  • Social: Con huelgas, protestas y revueltas que aparecieron tras la crisis del 29.
  • Nacionalismos: Sobre todo el catalán, que se oponía a la dictadura.

Como el rey apoyaba al dictador, cuando la dictadura terminó, la monarquía cayó con ella. En 1930, Primo de Rivera dimitió. El rey encargó a Berenguer formar gobierno para restablecer el régimen constitucional (gobierno llamado «dictablanda»), pero los cambios fueron muy lentos, con mucha oposición republicana y poco apoyo a la monarquía. Los partidos republicanos firmaron el Pacto de San Sebastián y crearon el Comité Revolucionario para hacer una revolución que acabara con la monarquía. La monarquía terminó en 1931 a través de elecciones, donde los republicanos ganaron en las ciudades. El rey optó por abandonar el país y el poder.

El Auge de los Nacionalismos a Finales del Siglo XIX y Principios del XX

A finales del siglo XIX, el auge de los nacionalismos se produjo como reacción al fuerte centralismo de los gobiernos de la Restauración. Ya en el siglo XX, con la dictadura de Primo de Rivera, fueron tomando más fuerza, sobre todo el nacionalismo catalán, vasco y gallego, que contaban con lengua y costumbres propias. En 1895, se fundó el PNV (Partido Nacionalista Vasco) con Sabino Arana, que defendía la diferencia cultural del pueblo vasco. Arana propugnaba un nacionalismo radical basado en la identidad de los vascos, diferente a la española. Los vascos tenían lengua propia, el euskera, y habían perdido los fueros (leyes propias) con el gobierno de la Restauración. Además, la industrialización trajo inmigrantes nacionales a trabajar allí, a quienes los vascos rechazaban como si fuesen invasores. Arana defendía un nacionalismo radical basado en la religión católica y la independencia política.

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