El desarrollo político interno de China presenta dos particularidades. En el contexto de un agotamiento político y ante las rupturas en la unidad, el análisis debe centrarse tanto en las luchas por el poder como por el rumbo político. En este sentido, la conflictividad pasaba por la sucesión de Mao y por la programática que estaba tomando el PCCh.
La Revolución Cultural y las Facciones Internas
La figura de Mao hacia los años 60 se veía cada vez más deteriorada, y las constantes revisiones a su programa dieron paso a la Revolución Cultural, un intento de regresar al romanticismo revolucionario de la primera época del Partido Comunista Chino. Entre estos años, se conformaron dos bloques políticos con posturas irreconciliables:
- Por un lado, estaban los críticos de Mao, encabezados por el vicepresidente del partido, Liu Shaoqi, apoyado por el jefe del aparato civil, Deng Xiaoping.
- El bloque maoísta estaba encabezado por el ministro de defensa, Lin Biao.
- El primer ministro, Zhou Enlai, sería neutral en una primera instancia.
De esta manera, la conflictividad política giraba en torno a los siguientes problemas:
- El modelo de desarrollo económico: El bloque maoísta alentaba a un desarrollo promovido por la movilización de masas y formas comunitarias de tenencia de tierras, contrario a lo expuesto por los críticos de Mao, quienes se acercaban más al capitalismo, en tanto creían en incentivos materiales y formas de propiedad privada.
- El problema de la vida cultural: Mao reivindicaba el antiguo romanticismo revolucionario, y sus opositores creían en un mínimo de libertad de creación artística.
- El problema de la educación: Los maoístas creían en el adoctrinamiento político, y sus críticos, en la transmisión de conocimientos especializados.
- La determinación del sistema político: Si este debía basarse en el principio de dirección individual-carismática o por una dirección colectiva-institucionalizada.
La Caída de Lin Biao y la Crisis del Maoísmo
Al término de la Revolución Cultural, la pírrica victoria obtenida por la fracción maoísta dañó profundamente la institucionalidad del Partido Comunista. Tras la exclusión de Deng Xiaoping y Liu Shaoqi, Lin Biao, ascendido a lugarteniente por Mao, se hizo cargo del aparato militar central, dejando a Zhou Enlai y al matrimonio Mao en el aparato civil. Al año siguiente, las primeras polémicas ya daban indicios de una crisis.
El primer problema que debieron enfrentar fue un conflicto militar con la URSS, que entabló la discusión sobre si sobrellevarlo por la vía diplomática de forma unilateral o simultánea con la Unión Soviética y EE. UU. Lin Biao era de la idea de protegerse de ambas potencias, aislándose políticamente. Zhou Enlai exigía entablar relaciones con EE. UU.
Por otro lado, la discusión sobre la planificación económica aún no se zanjaba del todo, y el bloque maoísta, con Lin a la cabeza, promovía una centralización estatal, mientras que en la “oposición” optaban por una descentralización. En este sentido, la planificación social agraria era fundamental, puesto que en este importante sector productivo se producía la mayor contradicción entre las programáticas. La implementación del sistema Dazhai, un sistema de diferenciación de salarios a partir de la lealtad política, fue la piedra de tope del programa de Lin.
Se creía que Chen Boda, un antiguo colaborador de Mao, junto con Lin, habían preparado una conspiración contra Mao. Esta coyuntura permitió al “ala derecha” del PCCh combatir a ambos y precipitar su caída, propiciado por el mismo Mao, quien habría desconfiado de la acumulación de poder del ministro de defensa.
El Ascenso de Deng Xiaoping y la Modernización de China
Tras la salida de Lin como sucesor de Mao, los opositores se esforzaron por rehabilitar a antiguos políticos dados de baja en el proceso de la Revolución Cultural, entre los cuales emergió la figura de Deng Xiaoping con el cargo de vice primer ministro. Zhou Enlai, ahora con el cargo de primer ministro, se propuso reconstruir el aparato administrativo y echó abajo paradigmáticas políticas de los defensores de Mao: en las regiones y el campo comenzó un proceso de autonomía y descentralización, las empresas comenzaron a ser manejadas por especialistas y no por comités obreros, y se racionalizaron los salarios según productividad. En el sistema educativo se amplió la escolaridad que la Revolución Cultural había reducido, y se instauraron exámenes de ingreso. Esto provocó una abierta crítica de los cercanos de Mao para apresurar su salida.
Hacia enero del 76, Zhou Enlai fallecía, y los actos conmemorativos se extendían por China. La dirección maoísta aplacó estas celebraciones, hecho que conllevó a los disturbios de abril y resquebrajó más la posición de Mao. El círculo maoísta, inconstitucionalmente, volvió a relegar de sus cargos a Deng Xiaoping, quien debía suceder a Zhou Enlai. El nuevo primer ministro, Hua Guofeng, recién se había unido al PCCh hacia 1969 y, a la muerte de Mao en septiembre del 76, no dudó en sacar de la esfera política a sus más cercanos colaboradores, encarcelando incluso a la viuda, Jiang Qing (la Banda de los Cuatro).
Las Reformas de Deng y la Apertura Económica
Una serie de terremotos de grandes proporciones hicieron girar su política y anunciar las medidas de Deng Xiaoping para la recuperación económica. Al año siguiente, Deng Xiaoping, aclamado por la opinión pública, volvía a sus antiguos cargos. El fortalecimiento político se vio acompañado, además, de la inclusión de varios de sus colaboradores en los puestos del comité central, copando los puestos del politburó con votos a favor de Deng. Tras la dimisión de Guofeng, Deng definitivamente tomó el poder y lapidó el sistema impuesto por Mao.
La Desmaoización y el Nuevo Rumbo de China
China ahora se veía en un proceso de modernización. Comenzó a importarse tecnología occidental, se impuso finalmente un sistema de salarios según la productividad, dando pie a la formación de empresas e iniciativas privadas, descolectivizando las actividades productivas, piedra angular del sistema que había forjado Mao. Todo esto incidió en una acelerada apertura de China, tanto política como económicamente. Proceso, además, que terminó con el viejo sueño de Mao: su imagen fue progresivamente desmitificándose a través de una educación que promovía la especialización y medios propagandísticos basados en una incipiente tolerancia y libertad de expresión.