La Dictadura de Primo de Rivera: Política Económica, Oposición y Caída (1923-1930)
Política Económica y Social
La dictadura se benefició de la buena coyuntura económica internacional de los años 20. Fueron años de política nacionalista y de dirigismo estatal que combinaron elementos intervencionistas (acentuación de la orientación proteccionista) con un impulso al desarrollo industrial de los sectores de bienes de inversión. El Estado tuvo un protagonismo económico notable gracias al fomento de las obras públicas (ferrocarriles, carreteras, planes hidroeléctricos, etc.) y se aprobó un decreto de protección de la industria nacional que preveía la concesión de ayudas estatales a las empresas que no podían competir con el exterior. También se concedieron grandes monopolios, como el de teléfonos a la **Compañía Telefónica Nacional de España**, y se otorgó la exclusividad en la importación, refinado, distribución y venta de petróleo a la compañía arrendataria **CAMPSA**.
Toda esta política comportó un notorio crecimiento del déficit presupuestario y provocó un acusado endeudamiento del Estado que, en 1929, era siete veces superior al de 1924, aunque estaba disfrazado por la contabilidad oficial.
La dictadura puso en marcha un modelo de regulación del trabajo que pretendía eliminar los conflictos sociales mediante la intervención del Estado, la integración de los sectores moderados del movimiento obrero y la represión de las organizaciones más radicales. A este fin se creó la **Organización Corporativa Nacional**, que articulaba las relaciones laborales sobre la base de las profesiones, creando los **comités paritarios** que estaban formados en igual número por patronos y obreros. Su misión era la reglamentación de los salarios y de las condiciones de trabajo, así como la mediación y arbitraje en caso de conflictos laborales. Estos comités encontraron el apoyo de la **UGT**, mientras la **CNT** era prohibida y se potenciaba, en cambio, a los sindicatos libres.
La Oposición a la Dictadura
La oposición a la dictadura estuvo integrada por buena parte de los líderes de los viejos partidos del turno, los republicanos, los comunistas y anarquistas, determinados sectores del ejército y la casi totalidad de los intelectuales.
- Los republicanos organizaron la llamada **Alianza Republicana**, que logró unir a las diversas facciones del movimiento y desarrollar una amplia campaña propagandística en el exterior.
- El enfrentamiento de los intelectuales con la dictadura estuvo protagonizado por figuras como **Unamuno**, **Ortega y Gasset**, **Blasco Ibáñez** y **Menéndez Pidal**, muy críticos con el régimen y que, en 1924, suscribieron un manifiesto con más de 100 firmas en contra de su política cultural.
- La oposición del mundo universitario se materializó en la revuelta estudiantil y en el apoyo conseguido por la **FUE** (**Federación Universitaria Española**).
- La **CNT** se mostró contraria al régimen, pero en su interior se agravó el enfrentamiento entre quienes defendían una actitud más radical y partidaria de la violencia y aquellos que defendían posturas más posibilistas, entre los cuales se encontraba **Ángel Pestaña**. Los primeros, en julio de 1927, crearon la **FAI** (**Federación Anarquista Ibérica**), que en su mayoría era partidaria de la insurrección popular.
- También el **PSOE** cambió su posición hacia 1929 cuando rechazó abiertamente los intentos continuistas del régimen y se pronunció a favor de la República.
La cuestión catalana se convirtió en un conflicto. Las medidas políticas y administrativas tomadas por Primo de Rivera hicieron que el régimen fuese visto en Cataluña como profundamente anticatalanista. Todo ello provocó un notable distanciamiento incluso de los sectores que, como la **Liga Regionalista**, habían acogido la dictadura con evidente simpatía. Pero la acción opositora que tuvo más impacto en la opinión pública, incluso en la internacional, fue la fallida invasión del territorio español desde Prats de Molló (Francia), en 1926, dirigida por el nacionalista catalán **Francesc Macià**.
La Caída del Dictador
El relativo consenso inicial que había tenido el golpe de Estado entre las clases conservadoras fue resquebrajándose con el paso del tiempo al mostrarse incapaz de conciliar las distintas facciones monárquicas civiles y militares, y de encontrar una salida al régimen que garantizase la transición hacia un sistema constitucional. **Alfonso XIII**, temeroso de que el desprestigio creciente de la dictadura afectase a la propia imagen pública de la monarquía, optó por retirar la confianza al dictador, que dimitió en enero de 1930. El general **Berenguer** fue el encargado de sustituirle, pero el prometido retorno a la normalidad constitucional se llevaba a cabo tan lentamente, que la oposición y la opinión pública mostraron su descontento hacia lo que irónicamente se denominaba la *dictablanda*.
La oposición comenzó a organizarse y los republicanos, los catalanistas de izquierda y el mismo **PSOE** acordaron la firma conjunta del **Pacto de San Sebastián** (agosto de 1930) por el que se comprometían a proporcionar una alternativa a la monarquía, constituyendo un comité revolucionario que debería convertirse en el gobierno provisional de la futura República. En diciembre de ese mismo año se produjo un intento insurreccional militar de proclamar la República en Jaca protagonizado por los capitanes **Galán** y **García Hernández**, quienes acabaron siendo fusilados.
En febrero de 1931 se constituyó el último gobierno de la monarquía presidido por el almirante **Aznar**, que asumió el compromiso de convocar elecciones, empezando por las municipales, y de dar a las nuevas Cortes un carácter constituyente. Se intentaba volver a la normalidad como si nada hubiese sucedido. Pero **Alfonso XIII** se había comprometido excesivamente con la dictadura y las elecciones municipales, fijadas para el 12 de abril y las primeras después de 8 años, se presentaron como un plebiscito a favor o en contra de la monarquía.