Condiciones Socioeconómicas y Primeras Manifestaciones
El censo de 1860 arrojaba datos reveladores sobre la población activa en España. Los jornaleros del campo constituían el grupo más numeroso, concentrándose especialmente en las tierras al sur del Tajo. En contraste, los obreros fabriles y mineros representaban tan solo el 2,5% de la población activa. Estos datos explican la importancia de Cataluña y Andalucía en los orígenes del movimiento obrero y campesino.
Las condiciones de vida de la clase obrera eran especialmente duras: jornadas superiores a 12 horas, inseguridad laboral, falta de higiene, entre otras. Las condiciones de vida del jornalero agrícola eran aún peores que las del obrero: salarios de hambre, trabajo de mujeres y niños, paro estacional y carencia absoluta de tierra propia. Algunos optaron por la emigración, otros por el bandolerismo. La Guardia Civil se creó en 1844, precisamente para luchar contra estas prácticas y garantizar la propiedad y el orden en el medio rural.
Las primeras manifestaciones del movimiento obrero se circunscribieron casi exclusivamente a Cataluña, única zona donde la industrialización había adquirido cierta importancia en este periodo. Se produjeron casos aislados de huelgas, siendo el acontecimiento más importante la quema de la fábrica «El Vapor» de Barcelona.
En 1840 se fundó la primera asociación obrera en Barcelona, que autorizaba la fundación de asociaciones mutualistas y cooperativas. Los asociados cotizaban para proteger a los que quedaban en paro, pero también actuaba como una sociedad de resistencia, para ayudar de forma económica a los trabajadores en huelga. Su vida fue corta y azarosa, y los patronos consiguieron su disolución por apoyar las huelgas. Fue considerada ilegal hasta 1868.
En cuanto a las agitaciones campesinas, ocurrieron sobre todo en Andalucía, zona de latifundios y de jornaleros agrícolas, y respondían casi siempre al mismo esquema: el hambre empujaba a la ocupación ilegal de tierras. Estas acciones eran reprimidas debido a su escasa organización.
El Movimiento Obrero y la Primera Internacional
El Sexenio Democrático (1868-1874), con los derechos y libertades que reconoció, supuso una etapa crucial para el desarrollo del movimiento obrero español. Este periodo coincidió, además, con el crecimiento numérico de la clase obrera como consecuencia de la progresiva industrialización. Esta clase obrera, concentrada sobre todo en Cataluña, iba tomando conciencia de la necesidad de unir sus fuerzas y de integrarse en el movimiento obrero internacional que empezaba a organizarse para atacar el sistema capitalista de manera conjunta.
La Asociación Internacional de Trabajadores (AIT)
La Asociación Internacional de Trabajadores (AIT) se fundó con la intención de coordinar y sumar los esfuerzos de todos los trabajadores del mundo. El manifiesto inaugural y los estatutos fueron elaborados por Karl Marx. Pero junto al pensamiento marxista, aparecieron dentro de la Internacional otras posiciones ideológicas, entre las cuales destacaba la corriente anarquista, encabezada por Mijaíl Bakunin. No obstante, hasta el Congreso de La Haya (1872) no se confirmó la escisión definitiva del movimiento obrero internacional:
- Marx consiguió en este congreso que se aprobara la necesidad de constituir partidos políticos de la clase obrera, así como la expulsión de Bakunin de la AIT.
- Bakunin, por su parte, se reunió en Saint-Imier con sus partidarios, proclamándose legítimos continuadores de la AIT.
La Evolución del Movimiento Obrero en España
Tras la revolución «La Gloriosa» en España, se promulgó una ley que reconocía la libertad de asociación. Este derecho permitió a las organizaciones obreras desarrollarse. Paul Lafargue, enviado por Marx, tenía la intención de conducir hacia el marxismo a los internacionalistas españoles. Lo consiguió con un pequeño grupo, que fue expulsado. De esta manera comenzaba la escisión del movimiento obrero español entre socialistas y anarquistas. Se consolidó el predominio de la corriente anarquista en el movimiento obrero español. El apoyo a la insurrección cantonal y su fracaso acarrearon la muerte de la Federación: tras el golpe de Pavía, la dictadura de Serrano decretó la ilegalidad de la AIT y de las asociaciones obreras, que se extinguieron o pasaron a la clandestinidad.
Marxismo
El marxismo es una teoría sistemática que abarca desde lo filosófico hasta lo económico, elaborada por Karl Marx y Friedrich Engels. Concluyen que el motor de la humanidad es una lucha de clases que acaba produciendo el paso de un modo de producción a otro. En este planteamiento, la clase obrera, en su lucha contra la burguesía, sería la encargada de acabar con el modo de producción capitalista para llegar al socialismo, en el que los medios de producción no serían de la burguesía explotadora, sino del Estado. Pero para ello es necesario que la clase obrera se dote de una organización fuerte que le permita conquistar el poder.