El Concepto de Transición
En el siglo XX, uno de los modelos más conocidos es el que tiene lugar en España a la muerte de Franco: el inicio de la Transición Democrática Española. Una transición es el paso controlado de un sistema político a otro, sin que exista un momento identificable de ruptura entre el régimen precedente y el consecuente. Es un proceso enteramente asimétrico.
De la Continuidad de Arias Navarro al Reformismo de Suárez
En noviembre de 1975, Juan Carlos I fue proclamado rey. En la presidencia del gobierno se mantuvo Carlos Arias Navarro. Se habla de iniciar una apertura política que modificara en parte lo heredado del franquismo, mientras que la oposición a la dictadura defendía la idea de una ruptura total con lo anterior. La oposición era cada vez mayor y desde el interior del régimen aparecieron posiciones reformistas, aunque también había quienes defendían el inmovilismo. Estos últimos serán los que formarán la extrema derecha conocida como «el búnker».
En julio de 1976, Arias presentó su dimisión y el rey designó como presidente a Adolfo Suárez. Empezó a gobernar Adolfo Suárez, con una doble oposición. La medida política de mayor trascendencia será la aplicación de la Ley para la Reforma Política, acto calificado como el haraquiri de las Cortes franquistas. Aquella ley permitió poner en marcha un proceso para la celebración de elecciones. Establecía que se formarían dos cámaras: Congreso de los Diputados y Senado. Desde el poder se constituyó la UCD, la derecha se organizó en torno a AP y en abril se legalizó el Partido Comunista.
El 15 de junio de 1977 tuvieron lugar las primeras elecciones generales, organizadas por UCD. Para poner en marcha el sistema, la coyuntura exigía el acuerdo en tres cuestiones imprescindibles. Así, hacía falta un gran pacto económico para salir de la crisis, que se consiguió con la firma de los Pactos de la Moncloa, en octubre de 1977. En segundo lugar, existía consenso en la necesidad de negociar con las instituciones europeas. Las negociaciones fueron las más largas en las ampliaciones comunitarias. Por último, no se podía avanzar por la vía democrática sin un gran pacto político.
La Constitución de 1978
En el proceso de transición, uno de los momentos clave será el de la aprobación de un nuevo texto constitucional: el de 1978. El 26 de julio de 1977 se formó la Comisión Constitucional del Congreso de los Diputados, y dentro de ella se constituyó una ponencia, a comienzos de agosto. La Constitución fue promulgada el 29 de diciembre de 1978.
El texto se compone de un preámbulo más otros 10 títulos. El preámbulo se puede sintetizar en su proclamación de consolidar un Estado de derecho. Así, España se define como un «Estado social y democrático de derecho» y reconoce como forma de gobierno la monarquía parlamentaria.
El título 1, «De los derechos y deberes fundamentales», recoge un amplio catálogo de derechos, tanto individuales y políticos como sociales. El título 2 es el dedicado a la Corona. Se considera que es a Juan Carlos I a quien le corresponde desempeñar el cargo, como legítimo heredero de la dinastía histórica, y se establecen los mecanismos sucesorios. Las Cortes son objeto del contenido del título 3, con dos cámaras: Congreso de los Diputados y Senado. Los títulos 4 y 5 plantean lo referente al Gobierno y a sus relaciones con las Cortes. El título 6 se ocupa del «Poder Judicial» y el título 7, de lo relativo a «Economía y Hacienda». El 8 trata «De la organización territorial del Estado» y regula todo lo referente a la autonomía de los municipios. Los dos últimos títulos contienen lo correspondiente al Tribunal Constitucional y a la reforma del propio texto.
De las Elecciones de 1979 a las de 1982
Aprobada la Constitución, en marzo de 1979 se celebraron unas nuevas elecciones generales. De nuevo obtuvo mayoría UCD. Al mes siguiente de las generales, se celebraron elecciones municipales. El mayor número de concejales fue para UCD, pero los socialistas vencieron en la mayoría de los núcleos de población.
En esta legislatura, una de las cuestiones más trascendentales será la puesta en marcha del Estado de las Autonomías. El gobierno tenía que hacer frente a problemas como el terrorismo, pero lo más grave era su falta de decisión política por la labor de la oposición socialista, interna, hasta el punto de que Adolfo Suárez dimite en enero de 1981. La UCD presentó como candidato a la presidencia a Leopoldo Calvo Sotelo. El mismo día que se votaba su investidura en segunda vuelta, el 23 de febrero de 1981, se produjo un intento de golpe de Estado cuyo protagonista fue Antonio Tejero. El golpe estuvo mal planificado y organizado. Su fracaso sirvió para demostrar la inviabilidad de ese tipo de soluciones en la España democrática y constitucional.
El nuevo gobierno no pudo mantener la cohesión ni la unidad de su propio partido, de manera que en octubre de 1982 se celebran elecciones en las que el PSOE obtuvo mayoría absoluta. La victoria socialista es interpretada como el punto final del proceso de transición democrática.