España en el Siglo XVIII: Centralización Borbónica y Política Internacional

Reformas Borbónicas y Política Exterior de España en el Siglo XVIII

Las Reformas en la Organización del Estado

La llegada de los Borbones al trono español propició grandes cambios en la estructura del Estado, sobre todo durante el reinado de Felipe V. Se adoptaron medidas centralizadoras para hacer un Estado más eficaz. Entre ellas destacan:

  • Los Decretos de Nueva Planta: Entre 1707 y 1716 se abolieron los fueros e instituciones de la Corona de Aragón.
  • Reformas en la administración territorial: El territorio se dividió en provincias, gobernadas por Capitanes Generales. El órgano judicial fueron las Reales Audiencias y se mantuvieron cargos en Ayuntamientos como el de Corregidor y el de Síndico Personero del Común (defensa).
  • Reformas en la administración central: Se consolidó la monarquía absoluta. Se suprimieron los Consejos (excepto el de Castilla) y aparecieron las Secretarías de Despacho, antecedentes de los ministerios.
  • Intensificación de la política regalista: Se buscó la supremacía de la Corona sobre la Iglesia. Hubo un mayor control sobre la Inquisición y se expulsó a la Compañía de Jesús en 1767.
  • Intento de reforma de la Hacienda: Aunque de manera poco eficaz, destaca el Catastro de Ensenada de 1749 en Castilla, que trató de unificar y racionalizar el sistema de impuestos.

La Evolución de la Política Exterior Española en Europa

El reinado de los Borbones comenzó con una gran pérdida del poder de la Corona española en el ámbito internacional. Tras la Guerra de Sucesión, los Tratados de Utrecht (1713) y Rastatt (1714) permitieron a Felipe V salvar el trono a cambio de sus posesiones en Europa.

El siglo XVIII fue de relativa paz y estabilidad, aunque hubo enfrentamientos en los que España se vio implicada. Los principales fueron contra Austria por el control de Nápoles, Toscana y Parma. Felipe V se coaligó con Francia (Pactos de Familia) y con Fernando VI llegó una época de neutralidad en política exterior, ya que sus esfuerzos se dirigieron hacia el fortalecimiento del ejército y la flota.

Con Carlos III, España intervino en la Guerra de los Siete Años al lado de Francia contra Inglaterra, perdiendo sus posesiones en Florida, las cuales fueron restituidas por la Paz de Versalles, al igual que Menorca y la colonia de Sacramento (Uruguay).

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