Constitución de 1837 y Reinado de Isabel II: Crisis y Transformaciones en la España del Siglo XIX

El Congreso de los Diputados y los Derechos y Libertades

El Congreso de los Diputados era nombrado por las juntas electorales. Para ser nombrado se necesitaba ser español, seglar, tener 25 años y una renta de bienes. En el apartado de derechos y libertades se dejó un amplio margen al desarrollo de la legislación. Se reconoce la libertad de imprenta. El hecho de no explicitar los derechos evidencia su carácter restrictivo. Las leyes orgánicas que los desarrollaron fueron de carácter restrictivo, recortando la libertad de expresión.

Deberes y Relación Iglesia-Estado

Deberes: «defender la patria con las armas y contribuir en proporción a sus haberes a los gastos del Estado». En cuanto a la relación Iglesia-Estado, se declara como un Estado confesional, con la obligación de mantener el culto y sus ministros.

Reforma de la Ley de Ayuntamientos e Instrucción Pública

Reforma de la ley de ayuntamientos, estableciéndose que los alcaldes en las capitales de provincias y las cabezas de partido de más de 2000 habitantes serían nombrados por el gobernador civil, con lo que la administración local cae bajo el poder del gobierno central. Centralización de la instrucción pública. En resumen, podemos valorarla como una constitución conservadora, modelo de un Estado liberal moderado. Establece un control político por la oligarquía terrateniente-burguesa. La constitución del 37 había significado un compromiso entre liberales moderados y progresistas.

La Iglesia y el Estado durante el Reinado de Isabel II

La Iglesia aceptaba la desamortización, pero quedaría paralizada y serían devueltos los bienes no vendidos; reconociéndose el derecho de la Iglesia a adquirir bienes. Se establece la unidad católica de España. La intervención en la enseñanza y el control de la libertad de expresión. El gobierno se reserva el derecho de presentación de obispos. Esta etapa estuvo sometida a constantes crisis. La incapacidad de Isabel para gobernar y la pérdida de control de la situación por parte de los moderados. Seis meses después de la boda, Isabel II quiere el divorcio. La prensa de Madrid empezó a ocuparse de las cuestiones de palacio. Los moderados, al no poder controlar a la reina y temiendo la pérdida del poder político, hicieron lo posible por recortar el papel constitucional de la monarca, intentaron forzar su abdicación buscando como sustituto al consorte o a Luisa Fernanda. Se sucedieron gobiernos salpicados de escándalos financieros y corrupción.

El Manifiesto de Manzanares y la Revolución

El pronunciamiento del general O’Donnell fracasó tras un enfrentamiento con las tropas del gobierno. Pero los rebeldes reaccionaron y O’Donnell y el general Serrano lanzan un manifiesto al país de carácter progresista, «El Manifiesto de Manzanares», que consiguió el apoyo popular y provocó la revolución. Isabel, desbordada por el movimiento progresista, se decide a entregar el gobierno a Espartero.

Bienio Progresista (1854-1856)

Se inicia una nueva etapa dominada por los liberales progresistas. Continúa la revolución económica burguesa y el proceso desamortizador con la ley de Pascual Madoz, que venía a completar a la de Mendizábal. Se completa la enajenación de los bienes de regulares y seculares, interrumpida por los moderados, se autoriza la enajenación de los bienes de los ayuntamientos, también incluía los del Estado y de las Órdenes Militares. Los beneficios fueron destinados a la industrialización del país, ferrocarriles. Por su duración y volumen de ventas fue la desamortización más importante.

Ley de Ferrocarriles y Desarrollo Económico

Esta ley se completó con la ley de ferrocarriles de 1855. El gobierno intentó impulsar la construcción del ferrocarril. El ferrocarril llegó tarde. La imposición de la política centralista de Isabel en el trazado de las vías llevó a la creación de un trazado radial y no reticular que conectara los centros de producción y consumo, se unió un trazado con criterio especulativo y un ancho de las vías distintas de las europeas. No creó un empresariado fuerte, ni potenció el crecimiento industrial. La ley de sociedades anónimas y de sociedades bancarias y crediticias aprobada por el gobierno facilitó el desarrollo de la banca moderna. Nació el Banco de España. La constitución de 1856 fue un reflejo genuino del ideario progresista.

Consolidación de Nuevas Opciones Políticas y Movimiento Obrero

La liberación de los derechos individuales y del mecanismo electoral facilitó la consolidación de otras opciones políticas: se creó la Unión Liberal y el Partido Democrático. Durante esta etapa se desarrollan organizaciones de trabajadores surgidas a partir de 1840 y amparadas por la legitimidad establecida por la Real Orden. Se crean asociaciones de carácter mutualista como la Sociedad de Tejedores y Unión de Clase y la Asociación de Impresores. Se convoca la primera huelga general. El auge de la prensa denotó también ese aumento de la libertad. El hostigamiento en todo momento de la derecha, los moderados, la Corona, la Iglesia y del movimiento obrero provocaron la dimisión de Espartero.

La Crisis del Moderantismo y la Unión Liberal

Gobierno de la Unión Liberal y moderados. La única alternativa no progresista para conseguir estabilidad política en el régimen era el nuevo partido de O’Donnell: la Unión Liberal. En 1858 Isabel le encargaba formar gobierno, duró hasta 1863. Un partido conservador que contaba con el apoyo de la burguesía, terratenientes y de la Iglesia. Este periodo significó la vuelta al liberalismo moderado. Hasta 1863 la ola de prosperidad económica permitió a los unionistas gobernar sin problemas.

Desamortización del Subsuelo y Pérdida de Riqueza Minera

La ley de bases mineras produjo la desamortización del subsuelo. La concesión o venta de las mejores minas a empresas extranjeras, supuso la pérdida de la riqueza minera.

La Larga Crisis Final de la Monarquía Isabelina

El desgaste de la acción de gobierno y las divisiones dentro de la Unión Liberal llevaron a O’Donnell a presentar la dimisión. Comienza una sucesión de gobiernos inestables y autoritarios. Los progresistas se retiraron de la vida parlamentaria ante la evidente imposibilidad de gobernar, y pasaron junto a Prim, a demócratas y republicanos, a denunciar el sistema constitucional y a Isabel. La mayor parte de la opinión pública comenzó a achacar a la Corona la responsabilidad del desastre político.

Causas de la Crisis de la Monarquía Isabelina

  • La crisis económica.
  • El crack de las bolsas europeas.
  • El paro.

La presión de las nuevas tendencias políticas opuestas al régimen: progresistas, demócratas y republicanos condujeron a una serie de graves acontecimientos políticos. Los sucesos de la noche de San Daniel y la sublevación del cuartel de San Gil. Acosados por la prensa, el gobierno isabelino solo supo responder con represión.

Pacto de Ostende

Coordinar la oposición con dos objetivos.

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