Transición y Consolidación Democrática en España: Gobiernos y Transformaciones (1979-2000)

Gobiernos de la UCD (1979-1982)

Los resultados electorales de 1979 fueron similares a los de dos años antes, con la UCD cerca de la mayoría absoluta. Sin embargo, las dificultades persistían: la crisis económica, a pesar de la aprobación del Estatuto de los Trabajadores, y el terrorismo de ETA y el GRAPO.

Se avanzó en la configuración autonómica con la aprobación de los estatutos de autonomía de las nacionalidades históricas (País Vasco y Cataluña) a finales de 1979, y las consiguientes elecciones autonómicas que dieron mayoría a las fuerzas nacionalistas: Convergència i Unió de Jordi Pujol y el PNV de Garaicoetxea. A esto se sumó Andalucía tras la movilización social que culminó el 28-F de 1980.

Se democratizaron los ayuntamientos con las primeras elecciones municipales de 1979, que supusieron el triunfo del PSOE. Felipe González forzó un giro político e ideológico tras la celebración de su XXVIII Congreso, abandonando el marxismo como ideología oficial para configurar un partido de izquierda moderada.

A partir de este momento, se dio por finalizada la etapa del consenso, con una dura oposición al gobierno de Adolfo Suárez. Se agudizaron las tensiones internas en la UCD, paralizando leyes educativas y de divorcio. A las dificultades internas se sumaron los problemas del terrorismo, con más de cien asesinatos en estos años. Sectores antidemocráticos del ejército planearon un golpe de estado que se materializó el 23-F de 1981, protagonizado por el teniente coronel Tejero y el general Milans del Bosch, aprovechando la dimisión de Suárez. El golpe fracasó sin víctimas.

Calvo Sotelo gobernó solo un año y medio, en un periodo marcado por la descomposición de su propio partido, la aprobación de la ley del divorcio con la oposición de la iglesia, el escándalo por el envenenamiento masivo por aceite de colza desnaturalizado y el ingreso de España en la OTAN, con la oposición de los partidos de izquierda.

En octubre de 1982, se adelantaron las elecciones y el PSOE consiguió un triunfo arrollador con más de 10 millones de votos y mayoría absoluta en el Congreso de los Diputados. El proyecto de «cambio» de Felipe González arrasó a una UCD que casi desapareció en las elecciones y fue sustituida por la Alianza Popular de Manuel Fraga como el principal partido de la derecha.

Gobiernos del PSOE (1982-1996)

El triunfo del Partido Socialista con una amplia mayoría absoluta fue fruto de una evolución hacia la socialdemocracia y al fuerte liderazgo de Felipe González. Se produjo con normalidad la alternancia en el poder, llegando un gobierno de izquierdas tras casi 50 años.

En la primera legislatura socialista (1982-1986), el gobierno de González evitó temas que pudieran llevar a la confrontación con los poderes fácticos (ejército, iglesia, grupos económicos) y se centró en la reforma económica mediante un estricto plan de estabilización que supuso un duro ajuste con una reconversión industrial que modernizó las empresas viables y cerró las industrias obsoletas, disminuyendo la inflación. El éxito en estas políticas permitió el posterior desarrollo del “estado de bienestar” (pensiones, sanidad, educación…).

También se mantuvo el problema del terrorismo de ETA, con más de 100 muertos durante la primera legislatura. La reforma del ejército para acabar con el peligro del golpismo le obligó a cambiar de postura respecto de la OTAN. Otras medidas fueron educativas: la aprobación de la reforma universitaria y la LODE, que establecía la enseñanza gratuita y obligatoria hasta los dieciséis años. Por primera vez se produjo una despenalización parcial del aborto.

La otra gran prioridad era la apertura hacia el exterior, cumpliendo el objetivo de la plena incorporación a la CEE (Comunidad Económica Europea), antecedente de la UE, hecho que se produjo en 1986. También en estos años se acabó de diseñar el mapa autonómico español con la aprobación de los diversos estatutos de autonomía.

En 1986, el PSOE volvió a ganar las elecciones por mayoría absoluta, propiciando la crisis entre sus contrincantes. Fraga repitió resultados, lo que originó una larga crisis en su partido, y el PCE se coaligó con diversas fuerzas menores configurando Izquierda Unida.

La segunda legislatura socialista (1986-1989) se caracterizó por el fuerte crecimiento económico, que duraría hasta 1992, pero la introducción de medidas económicas liberalizadoras supuso el aumento de las diferencias de riqueza entre los grupos sociales, lo que provocó el divorcio con los sindicatos, que convocaron la primera huelga general en 1988.

Se desarrolló una política de inversiones públicas en infraestructuras favorecida por la transferencia de fondos procedentes de la CEE. Los servicios educativos, sanitarios y de pensiones crecieron de forma notable, siendo sufragados por un sistema fiscal progresivo. Por primera vez se podía hablar de un estado del bienestar en España. En 1989, el PSOE volvió a ganar con 175 escaños, pero con una fuerte reducción de votos.

En la tercera legislatura del PSOE (1989-1993), España celebró en 1992 dos acontecimientos internacionales, los Juegos Olímpicos de Barcelona y la Expo de Sevilla, que mostraron una imagen de país moderno. Pero la crisis económica mundial iniciada a principios de los noventa golpeó duramente, mostrando la debilidad de nuestra economía, disparando las cifras de la inflación y el paro (3 millones de desempleados).

La crisis económica fue la antesala del estallido de escándalos de corrupción (hermano de Alfonso Guerra y Filesa) que afectaron al gobierno socialista. A ellos se unió el escándalo de los GAL, grupo armado formado por policías y mercenarios que, con la complicidad de cargos del gobierno, llevó a cabo la «guerra sucia» contra ETA.

En las elecciones de 1993, el PSOE volvió a vencer, pero en esta cuarta legislatura socialista (1993-1996) sin mayoría absoluta, por lo que utilizó el apoyo parlamentario de Convergència i Unió de Pujol. Las fuerzas de derecha se habían reorganizado en el Partido Popular, que era dirigido desde 1989 por José María Aznar. Las dificultades económicas, en el contexto de las grandes transformaciones internacionales (unificación alemana, desaparición de la URSS…) llegaron a una tasa de paro del 25%, explicable también con la masiva incorporación de la mujer al mercado laboral fruto de la modernización de la sociedad española. El mantenimiento de los escándalos (caso Roldán) y la dura campaña de la oposición llevaron a que, tras negarle Pujol el apoyo para aprobar los presupuestos, Felipe González, ya distanciado de Alfonso Guerra, convocara elecciones en 1996.

Gobiernos del Partido Popular (1996-2000)

Las elecciones de 1996 supusieron de nuevo la alternancia en el gobierno con el ascenso de los conservadores aglutinados tras la desaparición de la UCD en el nuevo Partido Popular, dirigido por José María Aznar, que logró una ajustada victoria, obligándole a mantener los pactos con los nacionalistas. El giro hacia la derecha se vio corroborado con las victorias del PP en las elecciones autonómicas y municipales, marcando el fin del ciclo socialista bajo el liderazgo de Felipe González.

Su prioridad fue la economía, pues se perseguía la consecución de los criterios de convergencia para la entrada en la moneda única, el euro, vigente desde 2002. Para ello se procedió a la privatización de las empresas públicas para reducir la deuda pública y el déficit público mediante el control del gasto, la reducción de la inflación y el paro, reactivando la actividad económica privada y consiguiendo un elevado crecimiento económico, que quedó reflejado en la llegada de millones de emigrantes y la transformación de nuestra sociedad, que pasó a ser multicultural.

Mientras, el PSOE atravesaba una crisis como consecuencia de las divisiones internas fruto de la sustitución del liderazgo de Felipe González. El terrorismo de ETA llegó a su expresión más sangrienta en verano de 1997 con el asesinato del concejal del PP Miguel Ángel Blanco, que desencadenó una importante reacción popular que vino a denominarse el «espíritu de Ermua».

En el año 2000 se produjeron unas nuevas elecciones que dieron una cómoda mayoría absoluta al Partido Popular, que le permitió afrontar un periodo de reformas legislativas en terrenos como la profesionalización del ejército con el final del servicio militar obligatorio, en educación, leyes penales, laborales… También hubo una fuerte contestación social contra el terrorismo de ETA y contra la guerra de Irak apoyada por el gobierno español.

En este contexto, con la decisión de Aznar de no volverse a presentar como candidato y con los atentados del 11-M, se produjo una nueva alternancia en el gobierno al lograr la victoria en 2004 el socialista Rodríguez Zapatero, que continuó al renovar su victoria en 2008 hasta la nueva alternancia en 2011, ya en plena crisis económica, al vencer el PP de Mariano Rajoy, que hasta hoy continúa en el poder, ya con Felipe VI tras la abdicación de Juan Carlos I en 2014.

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