Italia y Alemania en el Periodo de Entreguerras: El Auge del Fascismo y el Nazismo

El Ascenso del Fascismo en Italia y el Nazismo en Alemania

Italia: De la Crisis a la Dictadura Fascista

El fin de la Gran Guerra dejó en Italia graves secuelas humanas y económicas. Muchas industrias quedaron inutilizadas y la elevada deuda exterior había aumentado la inflación. Los acuerdos de paz supusieron una gran decepción, ya que los aliados acordaron la entrega a Italia del Trentino, Trieste e Istria, pero no Dalmacia y Fiume, como se había acordado en el Tratado de Londres.

A esta situación se sumó la inestabilidad política. Los gobiernos de la monarquía no conseguían una mayoría suficiente y entre 1919 y 1922 se sucedieron cinco gobiernos diferentes. La crisis económica generó una fuerte tensión social. En el norte de Italia se desarrolló un movimiento huelguístico. Estos movimientos fueron reprimidos, pero el miedo al estallido de una revolución social empezó a asustar a las clases más conservadoras.

Benito Mussolini creó los Fasci de Combate. Los llamados Camisas Negras eran grupos de paramilitares con los que pretendía enfrentar el auge del movimiento obrero, atacando violentamente a los sindicatos obreros y a sus líderes. Los Fasci se transformaron en el Partido Nacional Fascista, que se presentaba como el recurso más eficaz para detener los movimientos revolucionarios en Italia. Su programa se basaba en la construcción de un estado fuerte que garantizase la propiedad privada y una política exterior expansionista.

En las elecciones de 1922, el Partido Fascista solo consiguió 22 diputados. Con los Camisas Negras, aplastó la huelga general de los sindicatos socialistas y anarquistas. Mussolini exigió al rey que le entregara el gobierno y, para mostrar su fuerza, organizó una Marcha sobre Roma. En octubre, el monarca, presionado por las fuerzas conservadoras, le nombró jefe de gobierno.

Entre 1922 y 1925, Mussolini desarrolló un proceso de restricción de las libertades y de persecución de sus adversarios, pero mantuvo la ficción de un régimen parlamentario. Las elecciones de 1924 fueron ganadas por la coalición de Mussolini gracias a la violencia ejercida hacia sus oponentes. Tras esto, anunció la instauración de un régimen autoritario. Mussolini se atribuyó plenos poderes y se hizo llamar Duce.

Los partidos políticos fueron prohibidos, sus líderes perseguidos y encarcelados, y el parlamento sustituido por una cámara de los Fasci. Se prohibieron las huelgas y los sindicatos fueron sustituidos por un sistema de corporaciones por oficios. El estado ejercía un fuerte control a través del partido, que dirigía todos los aspectos de la vida social y dominaba los medios de comunicación. Controlaba la economía y apoyaba a las empresas privadas con pedidos militares y fuertes subvenciones.

Alemania: De la República de Weimar al Nazismo

En 1918, a punto de finalizar la Primera Guerra Mundial, el Káiser Guillermo II abdicó de su cargo y se proclamó la República, que estableció su capital en la ciudad de Weimar y se asentó sobre una constitución democrática. Alemania tuvo que asumir la derrota militar y aceptar las duras condiciones de paz impuestas por los vencedores. Muchos alemanes consideraron humillante el Tratado de Versalles, ya que acusaba a Alemania de ser la causante de la guerra, le arrebataba territorios, reducía su ejército y le imponía fuertes reparaciones económicas.

Los años de posguerra fueron para Alemania de crisis económica, miseria y paro. La República de Weimar, dirigida por los demócrata-cristianos y socialistas, tuvo que hacer frente a esta dura situación económica y al descontento de amplios sectores de la población. Así, sus primeros años se vio amenazada por movimientos revolucionarios de izquierda y por varios intentos de golpes de estado de la extrema derecha.

El Ascenso de Hitler y el Partido Nazi

Adolf Hitler era un soldado desmovilizado de la Primera Guerra Mundial que no había aceptado la derrota alemana. En 1920, fundó el Partido Nacionalsocialista de los Trabajadores de Alemania, del que se erigió en líder indiscutible. El partido escogió como emblema la bandera roja con la cruz gamada. Su ideología fue recogida en el libro Mi Lucha, donde expresó su desprecio por la democracia parlamentaria y su odio al bolchevismo. Defendía el antisemitismo, la superioridad de la raza aria y la necesidad de forjar un gran imperio que uniese todos los pueblos de habla alemana.

Para cautivar a las clases trabajadoras, Hitler no dudó en utilizar la demagogia. En sus discursos arremetió fuertemente contra los que acusó de ser los responsables de la crisis alemana: los judíos, comunistas y demócratas. Las milicias nazis se opusieron violentamente a la república y protagonizaron varios intentos insurreccionales.

Las consecuencias de la crisis de 1929 resultaron muy duras en Alemania. La retirada del capital americano arrastró a muchos bancos a la quiebra, lo que provocó el cierre de fábricas, paro y descontento social. El malestar social inclinó a una buena parte de la población hacia las propuestas de los partidos extremistas. Burgueses arruinados, campesinos y obreros desesperados fueron atraídos por las promesas nazis. Los intelectuales y la mayoría de obreros se inclinaron por el partido comunista.

El Partido Nazi consiguió 13 millones de votos y, en enero de 1933, logró que el presidente Hindenburg nombrase a Hitler canciller. Este incidente sirvió de pretexto a Hitler para eliminar a sus adversarios y exigir plenos poderes.

La Dictadura Nazi

En pocos meses, los nazis transformaron Alemania en una dictadura. Se disolvieron todos los partidos y sindicatos, se clausuró el parlamento, se suprimieron las elecciones y las libertades individuales, y se inició la persecución sistemática de sus opositores. Solo quedó autorizado el Partido Nazi, que monopolizaba todo el poder. La administración pública fue depurada con una ley que autorizaba el despido por razones políticas o raciales. La judicatura desapareció como poder independiente y quedó sometida a la voluntad del partido.

Desde el punto de vista social, la sociedad alemana estaba basada en la superioridad de la raza aria y de la ideología nacionalista. El nazismo otorgaba a la mujer un papel social muy marginal, pues limitaba su actividad a los hijos, la iglesia y la cocina. El estado alemán se convirtió en un estado policiaco que impuso su régimen por medio del terror. El mantenimiento de la pureza racial de la sociedad alemana comportó la persecución de los judíos. Se crearon los campos de concentración para recluir a los opositores y enemigos del Reich.

Económicamente, se propuso promover un relanzamiento que hiciese de Alemania una potencia económica mundial, preparada para enfrentarse en una guerra que se creía inevitable a Francia y Gran Bretaña. El estado nazi tenía como objetivo conseguir la autarquía económica y convertir a Alemania en un estado autosuficiente. Para hacer frente al paro, se llevó a cabo un ambicioso programa de obras públicas con la construcción de numerosas autopistas y otras infraestructuras. Hitler inició una política militarista: reforzó el ejército con la institución del servicio militar y la creación de un nuevo ejército, la Wehrmacht, y de una aviación moderna. Con un ejército poderoso, Hitler se sintió preparado para lanzarse a la construcción de un gran imperio y a la conquista de un espacio vital al este de Europa.

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