Guerra de Independencia Española (1808-1814): Causas, Desarrollo y las Cortes de Cádiz

Guerra de la Independencia Española: Antecedentes, Causas, Bandos y Fases

Antecedentes y Causas

El reinado de Carlos IV (1788-1808) marcó el inicio de la crisis del Antiguo Régimen en España, un período fuertemente influenciado por la Revolución Francesa. La Paz de Basilea (1795) y el Tratado de San Ildefonso (1796), que renovaba los antiguos pactos de familia, llevaron a España a una alianza con Francia contra Inglaterra. Las derrotas navales en el Cabo de San Vicente y Trafalgar debilitaron significativamente a España como potencia marítima. Posteriormente, Napoleón impuso el Bloqueo Continental contra Inglaterra, al que Portugal no se adhirió. Para invadir Portugal, Napoleón necesitaba que las tropas francesas atravesaran España, autorización que Carlos IV concedió mediante el Tratado de Fontainebleau (1807). Este tratado, que permitía el paso del ejército francés, ocultaba el plan de Napoleón de invadir también España, aprovechando la oposición interna a la alianza con Francia.

La Crisis de 1808

En 1808, la incapacidad del Antiguo Régimen para resolver los problemas del país se hizo evidente. España enfrentaba una grave crisis financiera y económica. Los ilustrados, como Jovellanos en su Informe sobre la Ley Agraria, proponían el reparto de tierras como solución. Sin embargo, el proyecto de Godoy de realizar una desamortización parcial de tierras eclesiásticas encontró una fuerte oposición de la nobleza y el clero.

La oposición a la política exterior provocó dos conspiraciones en las que participó el príncipe Fernando: el Motín de El Escorial (1807) y el Motín de Aranjuez (1808). Este último, impulsado por la nobleza, el clero y sectores populares, forzó la destitución de Godoy y la abdicación de Carlos IV en favor de Fernando. Napoleón, aprovechando la situación, convocó a Carlos IV y a Fernando VII en Bayona, donde les obligó a renunciar al trono en las Abdicaciones de Bayona. Napoleón nombró a su hermano José I rey de España, reteniendo a Carlos IV y Fernando VII en Francia.

La Guerra de Independencia: Bandos y Fases

La guerra fue una lucha por la independencia nacional contra la ocupación francesa y, a su vez, por un nuevo ordenamiento político. El 2 de mayo de 1808, un alzamiento popular en Madrid contra las tropas francesas fue duramente reprimido, pero su ejemplo se extendió, formándose Juntas Locales y Provinciales de Resistencia. En septiembre, se constituyó la Junta Central Suprema, presidida por Floridablanca, que se proclamó autoridad legítima de España.

La guerra enfrentó al ejército francés, apoyado por los afrancesados, contra el ejército y el pueblo españoles, leales a Fernando VII. La guerrilla y la ayuda de unidades portuguesas e inglesas, bajo el mando del Duque de Wellington, fueron cruciales. La derrota francesa en Bailén obligó a José I a retirarse, y Napoleón intervino directamente para ocupar la península. Aunque José I recuperó el trono, su autoridad fue limitada debido a la persistente rebelión. La mayoría de los españoles (patriotas) rechazaron al rey intruso, y el ejército francés sufrió una guerra de desgaste.

La alianza con Inglaterra y la acción del general Wellington desde Portugal fueron decisivas. El año 1812 marcó el declive francés. Napoleón retiró tropas de España, y Wellington aprovechó para lanzar ofensivas. Las tropas británicas y españolas derrotaron a los franceses en las batallas de Arapiles, Vitoria y San Marcial. A finales de 1813, el Tratado de Valençay restituyó a Fernando VII como rey de España, marcando la retirada de las tropas francesas.

Etapas de la Guerra

  • Hasta octubre de 1808: Reacción española y victoria en Bailén.
  • De octubre de 1808 a julio de 1812: Predominio francés con Napoleón al mando. Surgimiento de la guerrilla y entrada de Inglaterra en apoyo a España.
  • De julio de 1812 a agosto de 1813: Victorias hispano-inglesas en Arapiles, Vitoria y San Marcial.

La Revolución Liberal

Paralelamente a la guerra, se desarrolló una confrontación política e ideológica que inició el primer intento de revolución liberal en España. Existían tres posturas principales: los afrancesados, que apoyaban a José I; los realistas (absolutistas), que defendían la monarquía absoluta de Fernando VII; y los liberales, que buscaban abolir el Antiguo Régimen y el absolutismo. La revolución política comenzó con la creación de Juntas. La Junta Central Suprema, como gobierno de resistencia, convocó una reunión extraordinaria de las Cortes en Cádiz en 1810, donde se elaboró la Constitución de 1812. Esta constitución, de carácter liberal moderado, fue derogada por Fernando VII, aunque las ideas liberales resurgirían con fuerza en 1820 durante el Trienio Liberal.

Las Cortes de Cádiz y la Constitución de 1812

La revolución liberal buscaba la desaparición del Antiguo Régimen y la implantación del Estado Liberal, el capitalismo y la sociedad burguesa. El liberalismo, que defendía los derechos y libertades individuales, la separación de poderes, la soberanía nacional y la igualdad legal, arraigó principalmente en ciudades con una burguesía floreciente, como Cádiz y Barcelona.

Las Cortes de Cádiz

La Guerra de Independencia comenzó el 2 de mayo de 1808. La resistencia se organizó en torno a las Juntas Locales y Provinciales, que nombraron representantes para formar la Junta Suprema, presidida por el conde de Floridablanca. Esta Junta convocó una reunión extraordinaria de las Cortes en Cádiz en 1810. Los diputados, provenientes de diversos estratos sociales, se reunieron en una única asamblea. Se identificaron tres tendencias ideológicas: liberales (partidarios de reformas revolucionarias), jovellanistas (que buscaban limitar el poder del rey sin una revolución completa) y absolutistas (defensores del Antiguo Régimen).

La obra legislativa de las Cortes de Cádiz tuvo tres objetivos principales: 1) Desmantelar el Antiguo Régimen, 2) Fomentar una economía capitalista y 3) Establecer un nuevo orden político y jurídico liberal mediante una Constitución.

La Constitución de 1812

La Constitución de 1812, la primera constitución española, de carácter liberal, fue aprobada el 19 de marzo de 1812, conocida como «La Pepa». Se basaba en cinco principios fundamentales: 1) Soberanía nacional, 2) División de poderes, 3) Igualdad ante la ley, 4) Elecciones por sufragio universal masculino y 5) Reconocimiento de amplios derechos y libertades individuales, limitando el poder del monarca.

La Constitución promovía una sociedad basada en la igualdad civil y la libertad individual, impulsando un Estado unitario y centralizado dividido en provincias y municipios. También reconocía la confesionalidad del Estado y la exclusividad de la religión católica.

Además de la Constitución, las Cortes elaboraron leyes basadas en el pensamiento económico liberal: 1) Supresión de los privilegios de la nobleza y el clero, los derechos señoriales, los mayorazgos y los diezmos, promoviendo la igualdad jurídica, 2) Establecimiento de la propiedad privada libre y plena, 3) Libertades económicas, de prensa y de imprenta, y 4) Supresión de la Inquisición.

Sin embargo, la labor de las Cortes de Cádiz no tuvo una aplicación inmediata. Fernando VII restauró el absolutismo y el Antiguo Régimen al llegar a Madrid en 1814, derogando todas las leyes aprobadas en Cádiz. Los liberales lucharon por restablecer la Constitución, lográndolo brevemente en 1820 (Trienio Liberal). Tras un nuevo período absolutista, la Constitución de 1812 fue repuesta en 1836, aunque fue reemplazada por la de 1837. Las Cortes de Cádiz representaron la primera formulación política del liberalismo español, con una influencia que trascendió las fronteras nacionales.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *