Historia de España: Desde la Prehistoria hasta los Austrias Mayores

En el siglo XIII, los reinos cristianos avanzaron hacia el Sur hasta acabar definitivamente con la existencia política de Al-Andalus en 1492. La fragmentación política debe entenderse en dos sentidos. Por una parte, la unidad del antiguo reino visigodo se rompió entre los cristianos del Norte, dando lugar a diversos reinos y condados independientes, y a veces enfrentados entre sí. La guerra es otro factor importante en el tipo de sociedad y economía que se implanta en los territorios cristianos. Una guerra que no es sólo contra el enemigo islámico, sino que afecta a las relaciones entre los estados cristianos. Hispania se fragmenta en territorios independientes. La fragmentación política que se produjo en la Hispania cristiana tuvo dos grandes factores explicativos: el sistema electivo que había existido en la monarquía visigoda hacía que el poder monárquico no estuviera vinculado a una familia concreta, por lo que entre la resistencia cristiana del Norte diversos personajes pudieron proclamarse reyes alegando mantener la legalidad de la monarquía visigoda. Se producían períodos de unificación, en los que distintos estados independientes quedaban bajo el control de un mismo rey, debido a herencias o enlaces matrimoniales; pero a renglón seguido procedían a nuevos repartos entre sus herederos. La Corona de Aragón, una monarquía federal que integraba territorios diversos con sus propias legislaciones particulares, pero regidos por un mismo soberano: los reinos de Aragón, Valencia y Mallorca y el Condado de Barcelona. La Corona de Castilla, una monarquía más centralizada. El reino de Portugal, surgido como Castilla de una escisión del reino de León, pero que se aferró a su particularismo y se resistió a volver a la casa común. El reino de Navarra, que en los primeros tiempos de la reconquista llegó a ser el poder hegemónico en los territorios cristianos a uno y otro lado de los Pirineos, pero que a fines de la Edad Media se había visto empequeñecido y arrinconado ante el crecimiento territorial de sus vecinos. El condado de Barcelona fue creado por el rey de los francos.

Una sociedad guerrera y feudal

La sociedad quedó organizada en tres estamentos u órdenes: nobleza, clero y campesinos.

  1. La nobleza (los que guerrean). Son los grandes propietarios de tierras y reciben de los reyes atribuciones políticas y jurídicas en territorios del reino (señoríos).
  2. El clero (los que oran). Se convierte en otro estamento privilegiado, que también recibe tierra y señoríos de los monarcas. Los principales cargos eclesiásticos (cardenales, obispos, abades de grandes monasterios) proceden de la alta nobleza y detentan un gran poder político y económico en los reinos cristianos. Son también los que controlan durante la Edad Media la cultura y el saber.
  3. El campesinado (los que trabajan). Normalmente no eran propietarios y estaban sujetos a la dependencia y autoridad de sus señores nobles o eclesiásticos.

La Edad de los Metales

La Edad de los Metales. La Edad del Cobre (Calcolítico). Al principio se trataba de algunos objetos de cobre fabricados mediante el martilleo en frío de este mineral metálico. El cobre era un metal poco resistente y duradero. La Edad del Bronce se obtiene mezclando cobre y estaño. La necesidad de mezclar dos minerales, que no siempre aparecen juntos, motivó el nacimiento de un importante circuito de intercambios por todo el Mediterráneo. La Edad del Hierro. Más duro y resistente. La escritura aparece simultáneamente a los metales y se relaciona con una nueva revolución, la revolución urbana, que dará origen a los primeros imperios y organizaciones estatales.

Calcolítico y Edad del Bronce

Cuando los pueblos buscadores de metales llegaron a nuestras costas descubrieron su gran riqueza minera y esto favoreció el asentamiento de estos pueblos en el territorio de la península. Destacan dos culturas con una clara personalidad:

  • La cultura de los Millares
  • La cultura del vaso campaniforme

Del Hierro a la Protohistoria

La Historia no se produce en función de los materiales usados para la fabricación de herramientas, sino cuando aparece el uso de la escritura. Tres culturas terminaron destacando y ocupando la mayor parte del territorio peninsular. También acabaron relacionándose, influyéndose y mezclándose, dando lugar a formas culturales mixtas. Estas tres culturas o pueblos son: Tartessos, los íberos y los celtas.

Los pueblos colonizadores

Los primeros pueblos «históricos» que colonizaron parte de la península y se relacionaron con la población indígena, acelerando su desarrollo cultural: fenicios, griegos y cartagineses. Los pueblos colonizadores no venían por necesidad de buscar nuevas tierras para instalarse, sino para establecer bases desde las que explotar las riquezas del territorio. Su llegada a nuestras costas y su fundación de colonias van a provocar una influencia inmediata en las poblaciones autóctonas cercanas.

  • Los fenicios eran un pueblo originario del próximo oriente, que había desarrollado una floreciente cultura urbana en las costas del actual Líbano. Los fenicios se dedicaron al comercio a gran escala y a larga distancia, recorriendo todo el Mediterráneo en busca de metales que llevar a oriente. Sabemos que eran magníficos navegantes y que llegaron incluso a las costas de Gran Bretaña. Centraron su atención en la costa andaluza y del sudeste transmitieron avances técnicos, como el trabajo del hierro, y culturales, como el uso de la escritura.
  • Los griegos actuaron de una forma muy parecida a los fenicios, pero principalmente en la zona norte de la costa mediterránea de España. Vendían productos manufacturados elaborados en sus ciudades de origen a cambio de los recursos naturales del territorio.
  • Los cartagineses, antigua colonia fenicia. Los cartagineses ocuparon toda la antigua zona de influencia fenicia en la península, adoptando una política más agresiva apoyada en su gran potencia militar, que usaban contra las ciudades que se oponían a su dominio.

Tartessos, íberos y celtas

Pobladores autóctonos, Tartessos, íberos y celtas. El pueblo íbero se nos presenta como uno de los más importantes en las raíces de nuestra historia. Íbera, la cultura celta ha mantenido vivas algunas huellas en la Península Ibérica hasta nuestros días. Asociamos lo celta sobre todo con dos comunidades autónomas: Galicia y Asturias. Pueblos indoeuropeos que penetraron en distintos momentos y oleadas en la Península Ibérica. La cultura celta se deja notar en casi todas las tribus que habitaron en los territorios que no estaban ocupados por los íberos, lo que se ha llamado pueblos celtibéricos.

El Paleolítico

El Paleolítico. El Paleolítico es el primer período de la Prehistoria, y abarca desde la aparición del género humano. Lo que caracteriza al período paleolítico es la fabricación de instrumentos de piedra mediante la técnica del tallado. Los restos humanos más antiguos de España (y de Europa) son los encontrados en el yacimiento burgalés de Atapuerca. Pertenecen a una especie denominada homo antecessor, economía depredadora.

Paleolítico en España

El Paleolítico inferior es la etapa más antigua. El Hombre de Neanderthal fue de los primeros en enterrar a sus muertos, debieron tener un lenguaje más o menos estructurado. El Paleolítico superior es la etapa más cercana a nuestros días. Se producirá la extinción de los neanderthales, que no pudieron adaptarse a un cambio climático que acabó con las especies de las que se alimentaban.

La Revolución Neolítica

La Revolución Neolítica. Su nombre alude a la nueva técnica con que comenzaron a fabricarse las herramientas de piedra. Se produjo la primera revolución económica de la historia. «Inventan» la agricultura y la ganadería. Nació la necesidad de defender y proteger el territorio. Primera especialización en el trabajo. Aparecerán los excedentes, nueva actividad: el comercio, creando una mayor distinción social entre los miembros de las comunidades. Las herramientas que utilizaban los primeros miembros de nuestra especie son más elaboradas, complejas y variadas. En los enterramientos aparecen sus esqueletos junto a herramientas y utensilios que utilizaban en su vida cotidiana.

Los Reyes Católicos y la formación de la Monarquía Hispánica

Los Reyes Católicos y la formación de la Monarquía Hispánica. La Monarquía española surge tras la unión matrimonial entre Fernando de Aragón e Isabel de Castilla, lo que no supone una unificación política, administrativa y jurídica de sus reinos, ya que no crean un estado centralizado, pero sí una unión dinástica, ya que agrupan distintos reinos bajo una misma Corona. El dominio de los Reyes Católicos se compone del Reino de Castilla (cuya reina era Isabel), y de los territorios de Canarias y Melilla pertenecientes a éste; de la Corona de Aragón (formada por los reinos de Aragón, Valencia, Mallorca y los Condados Catalanes) y los territorios italianos conquistados por Aragón (el Reino de Nápoles y las islas de Sicilia y Cerdeña); del Reino de Granada, conquistado en 1492 y del Reino de Navarra, conquistado en 1512.

  • Crearon la Santa Hermandad, como cuerpo policial que debía vigilar los caminos del reino, garantizando así su control sobre todo el territorio.
  • Crearon las Chancillerias, órganos de administración de justicia.
  • Controlaron a la Iglesia mediante el nombramiento de obispos.
  • A cambio de su obediencia, concedieron diversos privilegios a la Nobleza.

Esta política tuvo como consecuencia que el nieto de los Reyes, Carlos, heredara un enorme Imperio. La firma con Portugal del Tratado de Tordesillas en 1494 permitiría la posterior anexión de los territorios del nuevo continente a la Corona española.

Los Austrias Mayores: Carlos I y Felipe II

Los Austrias Mayores. Carlos I y Felipe II. La muerte de Isabel supuso la sucesión de su hija Juana y de Felipe I, hijo del Emperador Maximiliano. La muerte de Felipe y la locura de Juana devolvieron el trono a Fernando. Permanecerá de regente de Castilla hasta la llegada de Carlos I hijo de Felipe y Juana.

La Política interna de los Austrias Mayores

La forma de gobierno era la Monarquía Absoluta, limitada por los diversos fueros y jurisdicciones territoriales y por los privilegios de nobleza y clero. Los primeros Austrias gobernaron directamente.

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